En las costas de Baja California Sur, con la llegada de la primavera, se reactiva uno de los fenómenos naturales más llamativos del litoral mexicano: la bioluminiscencia marina.
Grecia Bojórquez/ NORO
Cada año, durante ciertos meses, algunas playas de Baja California Sur se iluminan con destellos azulados que parecen sacados de un paisaje fantástico. Este fenómeno, conocido como bioluminiscencia, ocurre en muy pocos lugares del mundo, y el estado mexicano se ha convertido en uno de los sitios privilegiados donde puede observarse con frecuencia.

Sin embargo, detrás del asombro que genera en visitantes y locales, existe una explicación científica que permite comprender por qué ocurre y cuáles son las condiciones que lo hacen posible.
¿En qué playas puede verse la bioluminiscencia marina?
Playas como El Saltito, La Ventana e Isla Espíritu Santo figuran entre los principales puntos donde este evento natural se presenta de forma más regular. Su aparición no es constante ni predecible con exactitud, pero sí se sabe que responde a una combinación de factores biológicos y ambientales que se alinean durante ciertas temporadas del año.

Con la llegada del calor, el mar de la región comienza a reunir las condiciones ideales para que los organismos responsables de este fenómeno proliferen. La bioluminiscencia en Baja California Sur es resultado de la presencia de organismos microscópicos llamados dinoflagelados.
Dichos seres unicelulares tienen la capacidad de emitir luz cuando son estimulados mecánicamente, es decir, cuando el agua se agita por el movimiento de las olas, el paso de embarcaciones o incluso por personas caminando en la orilla. La luz que emiten es azul verdosa, y su visibilidad aumenta considerablemente en noches oscuras, sin luna y sin contaminación lumínica cercana.

Los dinoflagelados forman parte del fitoplancton marino y, aunque existen en diferentes partes del mundo, su comportamiento lumínico sólo se manifiesta en ciertas condiciones.
En Baja California Sur, la temperatura del agua, su nivel de salinidad y la cantidad de nutrientes disponibles conforman un entorno favorable para que estas especies florezcan. Las aguas cálidas, en particular, son un elemento esencial para su desarrollo, lo cual explica por qué la bioluminiscencia se hace más visible durante la primavera y el verano.
¿Es peligrosa la bioluminiscencia marina en Baja California Sur?
Si bien la bioluminiscencia puede parecer un evento meramente visual, su aparición está estrechamente ligada a la salud del ecosistema marino. La presencia de dinoflagelados no es constante ni garantizada; depende de un delicado equilibrio ambiental. Cambios en la temperatura del agua, la disminución de nutrientes o el incremento de contaminantes pueden reducir significativamente la posibilidad de que el fenómeno ocurra.

Además, la contaminación lumínica representa una amenaza directa para su visibilidad. Las luces artificiales provenientes de ciudades costeras, embarcaciones o incluso desarrollos turísticos cercanos interfieren con la apreciación de este espectáculo natural. Por ello, su observación se vuelve mucho más nítida en zonas alejadas de núcleos urbanos o en reservas naturales protegidas.

Aunque no se trata de un fenómeno peligroso, su carácter efímero y dependiente de variables ambientales lo vuelve especialmente vulnerable ante cambios en el ecosistema.
La intervención humana, directa o indirecta, puede alterar las condiciones necesarias para su desarrollo, motivo por el cual diversos investigadores y grupos conservacionistas han insistido en la necesidad de proteger estos hábitats marinos.
Una experiencia que combina ciencia y naturaleza
La bioluminiscencia no sólo ha despertado el interés del turismo, sino también de la comunidad científica, que continúa estudiando sus implicaciones ecológicas y el papel de los dinoflagelados en la cadena alimentaria marina. En términos biológicos, la capacidad de emitir luz podría servir como mecanismo de defensa ante depredadores, aunque esta función varía entre especies.

En Baja California Sur, más allá del atractivo visual que representa, el fenómeno ha contribuido a fomentar un interés creciente por la divulgación científica y la educación ambiental. Al entender que se trata de un proceso biológico complejo y no de un simple “espectáculo nocturno”, quienes lo presencian pueden dimensionar la importancia de preservar los mares y su biodiversidad.
Su contemplación, sin embargo, exige algo más que estar en el lugar adecuado: requiere respetar el entorno, evitar luces artificiales y, sobre todo, comprender que se trata de un fenómeno natural tan hermoso como frágil.
Con información de Posta, National Geographic y oceanexplorer.noaa.