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Orcas en Baja California Sur: ¿Advenimiento de una crisis u oportunidad de desarrollo?

Por Víctor R. Rodríguez

La Ventana, Baja California Sur, podría decirse que es la entrada al paraíso, al acuario del mundo. Especies de megafauna, entre ellas las orcas, lo usan de entrada al Golfo de California. Con una regulación incipiente y falta de gobernanza, el avistamiento de orcas se ha vuelto tan popular que, de no apresurarse la necesaria regulación, sólo empujará a un accidente con esta majestuosa especie de cetáceo.

“El tiempo se detiene, 

cuando a mi lado estás

orca, dime, que otra vez vendrás”  

Blanco y negro de Estrella Navarro

La cuenta de Ocean Ramsey hospedada en Instagram, con más de 2 millones de seguidores, presume a una persona conectada con el mar. Uno de sus videos más vistos muestra al camarógrafo y un segundo buzo frente a un cardumen de mobulas que pronto revela a tres orcas a la caza. El video fue grabado en algún lugar a una hora de La Paz, Baja California Sur, según describe el texto que acompaña al video. El increíble registro generó decenas de comentarios de asombro y admiración. La influencia de la cuenta es innegable; lamentablemente, aquel temerario acto de incuestionable belleza estética tiene enormes implicaciones, desde bioéticas hasta legales, de una actividad que se ha convertido en una preocupante tendencia en México: el nado con orcas.

El último informe de la Comisión Ballenera Internacional, publicado en mayo de 2024, subraya su preocupación por el incremento de actividades que buscan el nado con cetáceos en mares mexicanos, particularmente en los alrededores de la península de Baja California. México establece claramente en la NOM-131 los lineamientos para el aprovechamiento no extractivo de los cetáceos pertenecientes al suborden Mysticeti y al cachalote (Physeter macrocephalus). Es decir, por ley, sólo se permite la observación de cetáceos a 60 metros de distancia, con expresa prohibición de realizar actividades de buceo durante el evento de observación. Aquellos que muestran imágenes o vídeos submarinos cercanos a los cetáceos podrían estar violando el espacio legalmente permitido para la interacción con estas especies.  

Las orcas, objeto del video mencionado, ciertamente no aparecen en la NOM-131, están catalogadas como especie Sujeta a Protección Especial por la NOM-059. Si bien existe, también está claro que no existe un Plan de Manejo, lo que significa que no existen reglas claras para los touroperadores que hoy por hoy ofrecen el servicio de avistamiento y nado con orcas en Baja California Sur, particularmente en La Ventana. 

Sin saberlo, la llegada del influencer cero detonó la llegada de miles más de todos los rincones del planeta. Con ellos, comenzó la urgente necesidad de vivir la experiencia de nadar con orcar. También nació una oportunidad de negocio que los pescadores locales han aprovechado con toda lógica. El resultado: hasta 20 embarcaciones menores acosan a las orcas con tal de ofrecer a sus turistas la tan ansiada fotografía del recuerdo que les merezca los fugaces aplausos de un público sin cara.

Muchas preguntas emanan de la actividad no regulada, principalmente de la delirante necesidad de las nuevas generaciones de buscar emociones fuertes sin pensar en las repercusiones ambientales y sociales. También el saber qué tantos de esos capitanes están capacitados y conocen perfectamente los hábitos y estados emocionales de las orcas, esto con el objeto de protegerlas y proteger a sus clientes. A su vez, preguntarnos del potencial de una actividad turística que podría dar a la comunidad un ingreso más y apoyar al desarrollo comunitario y la protección del ecosistema marino. Y la principal: ¿dónde está el gobierno? ¿Por qué no existe un Plan de Manejo, que haga una actividad no regulada a una regulada? ¿Por qué apostar tanto por el riesgo?

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La Ventana: un highway marino

Baja California Sur tiene una innegable vocación turística. Desde el paralelo 28 hasta la punta de Cabo San Lucas, comunidad, gobierno y empresarios han encontrado la manera de aprovechar los paisajes y ecosistemas desérticos y marinos que no existen en ningún otro lugar del planeta. 

Justo debajo de La Paz, capital de Baja California Sur, se encuentra la comunidad de pescadores de La Ventana. Su nombre es un tributo a la realidad: se abre frente a la bahía de la Ventana, con una vista privilegiada de Isla Cerralvo, también conocida como isla Jacques Cousteau. El puro nombre nos habla de lo que coexiste bajo la superficie del mar. Su conexión con el océano Pacífico lo vuelve un tipo de entrada —o ventana abierta, mejor— para múltiples especies que buscan las cálidas aguas del Golfo de California.

Existen registros de la presencia de varias especies de cetáceos, como la ballena azul (Balaenoptera musculus), ballena de aleta (Balaenoptera physalus), ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), cachalote (Physeter macrocephalus), el delfín nariz de botella (Tursiops truncatus), el delfín común (Delphinus delphis) y las orcas (Orcinus orca). Coexisten con especies como el tiburón ballena (Rhincodon typus), la raya mobula de Munk (Mobula munkiana) y la manta gigante oceánica (Mobula birostris)

Todas son especies protegidas por la NOM 059, sin embargo, tanto delfines como orcas no se encuentran dentro de la NOM 131, la cual establece las reglas de manejo con megafauna como ballenas, misma ley que, por ejemplo, regula los avistamientos de —y al cachalote, siendo que no es barbada— en sitios populares como Ojo de Liebre y Cabo San Lucas, ambos en Baja California Sur.

La Ventana es un sitio grande, de libre acceso con mínima vigilancia. Legalmente no está considerado como una zona de avistamiento, por lo que no está cubierta por una ley que regule y proteja a las especies que habitan la zona. No existe orden territorial, es decir, no operan áreas naturales protegidas ni cuentan con un plan de manejo que regule las actividades con megafauna marina que se llevan a cabo en bahía La Ventana. 

En el plano social, La Ventana ha sido el epicentro de varias transformaciones. Sus orígenes pesqueros han vivido una lenta transición en todos los planos. Existen los viejos lobos de mar que se han dedicado de antaño a la pesca, con poca educación académica pero amplio conocimiento sobre el mar, hasta las nuevas generaciones, con estudios y nuevas visiones que pueden o no ser benéficas para la comunidad. Todos, lo que sí, comparten la realidad de que el turismo se ha vuelto la principal fuente de ingreso. Todos quieren dar un buen servicio al cliente, aunque no cuenten siempre con el equipo indicado ni con la capacitación adecuada para un manejo tan específico como el avistamiento de orcas.

En 2023, según el Diagnóstico de las actividades turísticas con megafauna marina en La Ventana, publicado en 2023 y liderado por la bióloga marina Georgina Saad, en La Ventana se dio una derrama económica de 47.9 millones de pesos; todo provino de la pesca deportiva, el buceo y el avistamiento de megafauna.

Ahora se promocionan los seafaris —la versión marina del safari— en La Ventana durante dos temporadas: la primera comienza en mayo y termina en julio, con otro pico creciente en los meses de noviembre y diciembre. 

Orcas: el objeto de nuestra fascinación (y terror) 

Muchos conocemos a la especie Orcinus orca gracias a una de ellas que tuvo su lugar en Hollywood: Keiko. Aquella trágica historia de la orca esclava del espectáculo que tuvo el pico de su fama gracias a la película Free Willy (1993) del director Simon Wincer. Imposible olvidar su momento de liberación cuando hace un brinco imposible sobre una barrera pétrea, impulsada por la canción Will You Be There de Michael Jackson.

Las orcas son cetáceos que se distinguen por su coloración bicolor con parches blanco en el área de los ojos, y el macho adulto presume una aleta dorsal alta, prominente. Una orca macho puede llegar a medir hasta 9 metros y pesar alrededor de 10 mil kilogramos. Son depredadores tope, lo mismo se alimentan de ballenas, mobulas, tortugas marinas, peces, aves marinas, delfines y tiburones. 

En el imaginario occidental se le tiene pavor por su nombre común en inglés: Killer Whale, lo que en español se traduce como ballena asesina. “Mucha gente le tiene miedo por ese nombre, el Killer Whale, ballena asesina. Pero no es asesina de humanos. Eso sí es ficción. Es un depredador tope y demasiado inteligente que sabe perfectamente con quién no meterse. No existen ataques registrados de orcas en vida silvestre a humanos. Lo que sí existen son los casos de orcas en cautiverio que atacan a los cuidadores. Cualquier animal encerrado, hasta el humano, se vuelve loco. Lo de los ataques de orcas en cautiverio en realidad nos habla de algo que no debiera existir, y nos refuerza a proteger a las orcas en libertad, como las de La Ventana”, comenta Estrella Navarro, bióloga marina y apneísta profesional de base en La Paz, Baja California Sur. 

En Bahía La Ventana, ahora se sabe que las orcas avistadas podrían ser una ramificación que se ha adaptado a un par de especies que habitan en el Golfo de California. Una es el majestuoso tiburón ballena; la otra, la raya mobula de Munk (Mobula munkiana), popularmente conocidas como mobula.

Particularmente sobre ellas, las orcas han adaptado una estrategia de caza particular dirigido de caza. Se enseñan entre ellas a cazar. La prominente presencia de mobulas en la Bahía La Ventana ha permitido una adaptación de las orcas únicas, es decir, las orcas de La Ventana y en todo el Golfo de California parece saber perfectamente cómo devorarlas. 

Este aspecto queda establecido en el artículo científico Orcas (Orcinus orca) Use Different Strategies to Prey on Rays in the Gulf of California, publicado en Aquatic Mammals en 2023 de Erick Higuera, quien además de biólogo marino es fotógrafo submarino. A partir de su documentación científica, ha puesto luz sobre ciertos hábitos de las orcas que habitan casi exclusivamente en este sitio. Años dedicados que le han permitido obtener información científica que ha puesto en imágenes y videos que han circulado en los mejores documentales internacionales de historia natural, todo siempre con respeto a los animales, con permisos correspondientes y con fines de divulgación.

“En 2018, se había corrido la voz que habíamos grabado a las orcas cazando mobulas, que se podían ver, es decir, se abrió la caja de pandora. Jamás imaginé que esto se volvería un caos”, comenta Erick Higuera. 

Mar de nadie o mar de oportunidades

El caso Noruega resulta de particular interés pues allá también se permite el avistamiento de orcas. En las frías aguas del hemisferio norte, turistas pudientes de Europa y otros países llegan hasta Noruega en busca de la joya de la corona faunística: la orca.

Sin embargo, contrario a lo que uno pensaría de un país considerado de los más desarrollados a nivel mundial, la situación en la práctica de avistamiento dista mucho de ser ejemplar. De acuerdo al artículo “Norway´s Orca Tourism – Chaos in the Fjords” del buzo conservacionista Jacques de Vos, la situación real es que no existe una regulación distintiva para la práctica de nado con orcas en Noruega. Sumado a la falta de gobernanza y el incremento exponencial de embarcaciones y turistas, la situación se ha vuelto, en palabras del autor, caótica. En el mismo artículo, su recomendación es clara: tanto el gobierno debe reconocer la urgente necesidad de imponer un reglamento, como el turista debe ser consciente de lo que hace y de su impacto sobre el medio ambiente.

El caos del que habla Erick Higuera es el mismo de Jacques de Vos. En México, el avistamiento de orcas sigue sin ser regulada. Para sumarle al caos, aparecieron nuevos actores: extranjeros que cobran servicios de avistamiento desde cuentas de redes sociales que reciben pagos vía herramientas financieras, por lo que el dinero de los turistas contratantes no paga impuestos, no genera un beneficio tangible en territorio mexicano. 

Camilo Thompson, abogado ambiental con especialidad en biodiversidad marina, recursos marinos y costeros y políticas públicas y legislación, con ocho años de experiencia, habla claramente del caso, habla  de patrimonio, habla de amenazas, de la falta de gobernanza.

Reconoce que para muchos pescadores, el turismo con megafauna es mejor opción que la pesca, lo que podría ayudar a minimizar la pesca ilegal. Lamentablemente, hoy por hoy no existen autorizaciones para el avistamiento y/o nado con las especies de esta zona.  

“Se requiere un plan de manejo para uso no extractivo de vida silvestre; una Norma Oficial Mexicana que regule el nado con odontocetos; un área de refugio de cetáceos; falta capacitación en la NOM-09-TUR-2002 para operadores turísticos de La Ventana”, expresa Camilo sobre el conflicto imperante en esta región de Baja California Sur.  

Pero por alguna razón que pocos entienden, ante la problemática, la Dirección de Vida Silvestre dentro de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a cargo de María de Los Ángeles Cauich, a denostado todas las solicitudes de incluir a las orcas en la NOM-131 o de apoyar la implementación de un Programa de Manejo. Las repercusiones de no atender lo que por obligación debe atender, lo único que propicia es la posibilidad de un encuentro no agradable entre turistas y orcas, entre orcas y touroperadores, entre touroperadors y autoridades. 

Mientras en la tierra, todo parece caótico, bajo el agua, una familia de orcas mexicanas seguramente se preguntan por qué tanto acoso, por qué la invasión a su intimidad. Seguramente ya piensan en mudarse a otro mar, porque ellas nada ganan de los influencers, menos aún de la inoperancia de la Dirección de Vida Silvestre y obviamente menos de los turistas que no preguntan y no influyen directamente en el servicio que contratan. Seguramente planean su retirada; planean una última cena de mobula; un último coletazo que aprendieron para cazar, un último mordisco para iniciar la retirada en busca de otro paraíso. Finalmente, sin ellas, el paraíso se apaga; sin ellas, el desierto en tierra, se volverá también un desierto en el mar. 

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