Es una de las especies más raras que existen por tener la capacidad de moverse de lugar. Este pitayo es endémico de Baja California Sur
Es el cactus errante. Su nombre científico es Stenocereus eruca. Eruca, significa oruga en latín, insecto con el que se compara porque la planta es alargada, crece a ras de piso y las formas curvas que adopta evocan el movimiento de dichos invertebrados.
Conocido también como cactus errante u oruga, el pitayo chirinola es una de las especies más raras que existen. La razón es que es la única planta del desierto que se desplaza. Pertenece a la familia cactácea y es endémica de Baja California Sur. La chirinola es más común en la región de Bahía Magdalena, municipio de Comondú, muy cerca del océano Pacífico.
En apariencia, el pitayo chirinola es un tallo de color gris con muchas espinas. La planta puede llegar a medir de 10 a 15 metros. La razón por la que crece cerca del mar es porque necesita una salinidad específica para vivir. Esta cactácea se ha visto hasta a 15 kilómetros tierra adentro del Pacífico, en una extensión de unos 150 kilómetros.

Las raíces del cactus errante no necesitan penetrar el suelo para buscar nutrientes. Al estar su longitud expuesta al sol, una parte de ella va muriendo, pero es de esos residuos orgánicos de los que se alimenta. Llega a vivir hasta 100 años, y «camina» del lugar en el que nace hacia donde muere, aproximadamente entre cinco y 10 metros.
El pitayo de las flores secretas
Las flores de este cactus son un mito. Se dice que el pitayo chirinola florece en noviembre y lo hace solo de noche, como otros de sus cactus hermanos. Sin embargo, solo se cuenta con el testimonio de los habitantes de la región, pues no hay material fotográfico que lo evidencie.
“Como las áreas donde crece este cactus son bastante inhóspitas en la noche, decidimos abandonar nuestro intento de ver una flor real; sin embargo, vimos muchos botones listos para abrir en la noche”, se escribe en el texto Una planta móvil en el desierto: el extraño cactus reptante, publicado por investigadores del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste.

El pitayo chirinola llegó a estar protegido por la NOM-059 SEMARNAT-2010 como especie bajo amenaza. La planta del desierto es atractiva para coleccionistas que intentan reproducirse en otras zonas por sus características únicas. En el mercado negro se cotiza hasta en 5 mil dólares.
¿Habías escuchado de esta especie del noroeste?