El proyecto, une a comunidades costeras, prestadores turísticos y defensores del océano para promover un turismo responsable que protege a las ballenas y transforma la relación con el mar

Daniela Valenzuela / NORO
En Baja California Sur, un proyecto ciudadano está transformando la forma de hacer turismo en los mares mexicanos.
Su nombre es Sinergia Azul, y su propósito es claro: proteger a las ballenas, conservar el entorno marino y fortalecer a las comunidades costeras mediante el conocimiento y la acción colectiva.

Esta iniciativa ha tomado fuerza entre pescadores, prestadores de servicios turísticos, científicos y ciudadanos, creando una red colaborativa que apuesta por una actividad turística consciente y con verdadero respeto por la biodiversidad.
Alejado de los enfoques extractivistas, esta red colaborativa propone una relación más empática con el océano, donde el turismo deje huella en la memoria, no en la naturaleza.
¿Qué es Sinergia Azul y cómo nació?


Sinergia Azul es una iniciativa que surge de la convicción de que el turismo puede y debe ser una herramienta de conservación.
Su nacimiento está vinculado al trabajo de años en comunidades como Puerto Adolfo López Mateos y Puerto Chale, en Baja California Sur, donde los pescadores han transitado hacia actividades turísticas enfocadas en la observación de ballenas.
Lejos de limitarse a una campaña ambiental, este proyecto propone un modelo colaborativo en el que pescadores, guías turísticos, biólogos y otros actores se convierten en guardianes del mar.

La iniciativa se consolidó cuando estos grupos comenzaron a compartir saberes, preocupaciones y experiencias, detectando una necesidad urgente: mejorar la educación ambiental, dignificar el trabajo local y asegurar que las especies, como la ballena gris, puedan ser vistas sin sufrir el impacto de una industria turística descontrolada.
La comunidad que ha surgido alrededor de Sinergia Azul se define como «una red de personas que sueñan con un turismo diferente».
Su enfoque se aleja de prácticas invasivas y promueve salidas al mar éticas, informadas y sostenibles. Bajo el lema “dejemos huella en la memoria, no en la naturaleza”, buscan cambiar la manera en que los visitantes se relacionan con el océano, fomentando un turismo que no solo observe, sino que también respete.
¿Qué hacen y cómo participar?


Entre las principales actividades de Sinergia Azul destacan la capacitación de prestadores de servicios turísticos, la organización de encuentros comunitarios, la difusión de contenido educativo y la generación de alianzas con organizaciones civiles y científicas.
Uno de sus objetivos es mejorar la calidad del avistamiento de ballenas, tanto para los visitantes como para los propios animales, estableciendo códigos de conducta y promoviendo embarcaciones responsables.
Además, Sinergia Azul desarrolla materiales visuales y experiencias que ayudan a sensibilizar al turista sobre la importancia de los ecosistemas marinos.


Su presencia en redes sociales, especialmente en Instagram, ha sido clave para expandir su mensaje y conectar con personas de todas partes del mundo interesadas en un turismo regenerativo.
Una parte fundamental del proyecto es reconocer el papel de las comunidades locales, que han aprendido a relacionarse con las ballenas no solo como un recurso económico, sino como vecinas del mar.
Para muchos pescadores, dejar las redes y tomar los binoculares ha sido una forma de reinventarse, manteniendo su conexión con el mar desde otro lugar, uno más respetuoso y consciente.

Cualquier persona interesada en participar puede hacerlo de distintas formas. Desde tomar un tour responsable con alguno de los prestadores capacitados, hasta involucrarse en las actividades educativas que promueve el proyecto.
También es posible apoyar su labor a través de redes sociales, difundiendo sus mensajes o sumándose como voluntario o colaborador en sus jornadas comunitarias.




En un contexto donde el turismo masivo amenaza a numerosas especies y ecosistemas, Sinergia Azul aparece como una alternativa inspiradora.
Más que un proyecto, es un movimiento social que coloca la ética, la ciencia y el respeto al centro de la experiencia turística.
Su impacto no solo se mide en ballenas protegidas, sino en la transformación de comunidades enteras que hoy ven al mar con otros ojos: los de la responsabilidad y el cuidado compartido.
Con información de El Sudcaliforniano, Este País y Sinergia Azul.