La empresa de acuacultura regenerativa Santomar cultiva totoabas en viveros marinos y abre un nuevo mercado al exportar legalmente una especie cuya pesca fue prohibida desde 1945

Daniela Valenzuela / NORO
Este proyecto comenzó hace 12 años, impulsado por la empresa de acuacultura regenerativa Santomar, formada por un grupo de biólogos comprometidos con la conservación marina.
Su objetivo es salvar a la totoaba, una especie endémica del Golfo de California cuya pesca ha estado prohibida desde 1945 debido al riesgo crítico en el que se encuentra.

Con el uso de tecnología de vanguardia, un enfoque basado en la sustentabilidad y un modelo de crianza y cosecha en viveros marinos, Santomar desarrolló un sistema para cultivar totoabas sin afectar el equilibrio natural del ecosistema. A lo largo de más de una década, han perfeccionado este método en mar abierto, apostando por la regeneración y el aprovechamiento responsable de los recursos marinos.
Recientemente, el Senado de la República autorizó la exportación de carne de totoaba cultivada en los viveros de esta empresa. Esta medida no solo representa un avance significativo para la industria acuícola nacional, sino que también abre la puerta a la legalización de un mercado que por décadas ha estado dominado por el tráfico ilegal de esta especie, principalmente por el alto valor de su buche natatorio en el mercado asiático.
Así se salva al pez totoaba en el Golfo de California

Hace más de una década, en las costas de Baja California Sur, nació un proyecto de acuacultura que hoy es considerado pionero en la conservación marina en México.
La empresa Santomar, especializada en acuacultura regenerativa, emprendió una misión: salvar a la totoaba mediante un modelo de cultivo sostenible en mar abierto, sin necesidad de extraer ejemplares del medio silvestre.
Santomar ha desarrollado una tecnología única en el país: viveros sumergibles en altamar, donde las totoabas nacen, crecen y se desarrollan en condiciones óptimas, libres de contaminantes y bajo estrictos estándares de bienestar animal. Este modelo no solo permite proteger a la especie, sino que también evita el impacto ambiental de los sistemas tradicionales de engorda en tierra.



Durante 12 años, el equipo de Santomar perfeccionó su método de cultivo, trabajando con respeto hacia la especie y bajo vigilancia científica.
El resultado es un producto de alta calidad, libre de hormonas, antibióticos o químicos, que ha captado el interés de chefs, distribuidores y mercados internacionales.
Además, su modelo productivo genera empleo local, impulsa la economía regional y crea una alternativa legal frente a un mercado negro que, por años, ha puesto en riesgo tanto a la totoaba como a otras especies del Mar de Cortés, como la vaquita marina.
Autorizan exportación del pez totoaba a Santomar

En un hecho sin precedentes, el Senado de la República autorizó recientemente la exportación de carne de totoaba cultivada por Santomar. Se trata de un paso importante para la industria de la acuacultura sustentable en México, ya que es la primera vez que se permite legalmente la salida de esta especie del país, tras décadas de estar sujeta a restricciones absolutas.
Esta autorización representa un cambio de paradigma: pasar de la prohibición y persecución a un modelo regulado y trazable, que puede fortalecer los esfuerzos de conservación al desplazar gradualmente el tráfico ilegal de totoaba, cuyo principal mercado se encuentra en Asia.

Gracias al trabajo de Santomar y al seguimiento de protocolos científicos, hoy es posible identificar con certeza el origen de cada ejemplar y garantizar que proviene de viveros certificados. La trazabilidad del producto, desde el mar hasta el consumidor, es clave para su aceptación en mercados internacionales.
Este paso también abre la puerta a que México se posicione como líder en la acuacultura regenerativa, un modelo que combina ciencia, conservación y desarrollo económico. En lugar de depender exclusivamente de la pesca extractiva, se plantea una alternativa sostenible que puede replicarse con otras especies en riesgo o sobreexplotadas.
Con información de El Sol de México, Forbes, Milenio y Food and Winees.