Microscópicos seres, portadores de toxinas, se multiplican en los mares y se expanden por el Pacífico mexicano provocando daños a la salud humana y al entorno marino, además de pérdidas económicas.
Lucía Mimiaga León, Jesús Ibarra, Raquel Zapien y Gilberto Santisteban
Programa Adelante/IWMF
Cambio climático, el otro peligro
Los investigadores consultados para la elaboración de este reportaje estiman que un eventual incremento de ciclones podría ser un detonante porque la fuerza de sus vientos ejerce presión sobre la masa de agua y remueve los sedimentos del fondo marino, en donde reposan microorganismos generadores de mareas rojas. Las tormentas y las corrientes marinas también pueden dispersar especies de algas y nutrientes entre zonas costeras, mientras que la intensificación de las lluvias aumentará los escurrimientos terrestres al mar con nuevos suministros que nutren o “fertilizan” al fitoplancton.
Entre los cambios físicos del clima se prevén inundaciones en algunas regiones y sequías severas en otras, lo que podría provocar que más asentamientos utilicen el agua del mar para consumo humano. De ser así, los florecimientos algales nocivos podrían convertirse en una amenaza biológica, como ya ocurrió en Ensenada, Baja California en mayo del 2020, cuando una marea roja tapó los filtros de la planta desaladora que surte de agua a la ciudad. La producción del vital líquido se redujo a la mitad por más de un mes, afectando a decenas de colonias.
Aunque los florecimientos algales son un evento natural multifactorial y se necesitan más estudios para determinar el impacto del cambio climático en ellos, los países que sí hacen monitoreos constantes de las mareas rojas han podido determinar que estas van en aumento y que la composición de las especies de microalgas ha cambiado en algunas regiones del mundo.
En este contexto, los florecimientos algales también representan un riesgo latente para las comunidades costeras, los habitantes de las ciudades del interior, la pesca y el turismo, por lo que urge comenzar a invertir en soluciones.
Un futuro incierto
En la Ciudad de México, a cientos de kilómetros del Golfo de California, un equipo de científicos ha volcado su atención al estudio de las microalgas responsables de las mareas rojas.
El grupo del Laboratorio de Ficología Aplicada en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de Iztapalapa, liderado por doctora Mónica Rodríguez Palacio, está intentando generar sustancias naturales, extraídas de diversas especies de algas marinas y cebada, para disipar los florecimientos algales y evitar que se prolonguen por más tiempo. Los experimentos que se han realizado en la institución han dado resultados positivos en condiciones artificiales controladas.
La doctora también señaló que las microalgas se podrían utilizar como materia prima en la elaboración de medicamentos para trastornos neuronales, adicciones y cáncer con las toxinas de algunas de las algas, así como la creación de combustibles o fertilizantes biológicos.
“Hay que hacer más investigación, ya no solo a escala laboratorio para poder aprovechar el florecimiento algal que nos está dando la naturaleza y buscarle este uso”, señaló Rodríguez Palacio.
Sin embargo, la investigación aún está constreñida a las paredes de la institución y sigue lejos de estar lista para implementarse.
En paralelo, existe otro proyecto que podría dar resultados positivos en la prevención y mitigación de los efectos nocivos de las mareas rojas. En 2020, se aprobó el proyecto “Atención de la problemática asociada a florecimientos algales nocivos en Baja California: integración del conocimiento a necesidades socioambientales y económicas”. El objetivo es avanzar en el conocimiento científico de los florecimientos algales en México en una colaboración entre centros de investigación como el CICESE, Universidad Autónoma de Baja California y el CICIMAR; empresas, organizaciones de la sociedad civil y dependencias gubernamentales como COFEPRIS, Instituto Nacional de Pesca (INAPESCA) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), entre otras.
La siguiente meta será crear el Programa Nacional de Investigación sobre Florecimientos Algales Nocivos, explicó García Mendoza de la RedFAN.
Por ahora, México aún carece de un sistema de alerta temprana que prevenga y mitigue los efectos de las mareas rojas. La falta de eficacia en los monitoreos del gobierno, de presupuesto y de una base de datos que concentre la información sobre la ocurrencia de florecimientos algales e intoxicaciones en humanos, impiden dar ese paso.
Lo prioritario, para empezar, es atender las causas de la proliferación desmedida de florecimientos algales, como las descargas de aguas residuales al mar y a los ríos que desembocan en él. Los especialistas consultados consideran que también se deben crear grupos de trabajo interdisciplinarios entre gobierno e investigadores además de informar a la población sobre las características y riesgos de los florecimientos algales.
Junto al establecimiento de un sistema de alerta temprana, resalta la necesidad de implementar planes de manejo y seguimiento para especies pesqueras de importancia comercial susceptibles a ser afectadas.
Mientras que la evidencia y los expertos indican que las mareas rojas seguirán aumentando globalmente, la vida de las personas y su derecho humano a un medio ambiente sano siguen en riesgo, al igual que el equilibrio de los ecosistemas costeros y marinos más productivos del país.
Desde la sala de su casa en Puerto Peñasco, Sonora, Tánori, líder de la única cooperativa de mujeres ostrícolas de esa entidad, lamenta el panorama poco alentador que han provocado las vedas durante los últimos cinco años en Morúa, pero no se rinde. Para ella lo único que resta es “echarle ganas a la vida” y lograr ser autosuficiente con lo mucho o poco que el estero les pueda dar.
“Estamos muy contentas porque este año ha sido muy productivo para nosotras y por medio de esto tuvimos que emplear a más personas en la cooperativa. Estamos muy agradecidas con Dios, con la vida y con los ostiones también”, concluyó.
Este trabajo periodístico fue realizado gracias a la subvención de The International Women’s Media Foundation, como parte del Programa Adelante.
Editora: Myriam Vidal Valero
Reportaje auspiciado por la IWMF: Adelante – IWMF.
Autores: Lucía Mimiaga León, Jesús Ibarra, Raquel Zapien y Gilberto Santisteban
- Para leer la primera parte de Amenaza en el mar: Florecimientos algales nocivos, haz clic aquí.
- Si deseas leer la segunda parte del reportaje Amenaza en el mar: Florecimientos algales nocivos, haz clic aquí.