El “Asalto a las Tierras” en el Valle de Mexicali fue un evento clave en la búsqueda de la lucha social por las tierras que habían sido entregadas a estadounidenses y eran trabajadas por chinos, japoneses e hindúes.
Nancy Valenzuela / NORO
El movimiento conocido como el “Asalto a las Tierras” en el Valle de Mexicali, una región clave en Baja California, es un episodio histórico que marcó un antes y un después en la lucha campesina en México
Este acontecimiento, que tuvo lugar en los años setenta, representó para los agricultores y campesinos de la región la resistencia, organización y búsqueda de la justicia social por las tierras que habían sido entregadas a estadounidenses y eran trabajadas por chinos, japoneses e hindúes.

Control de las tierras del Valle de Mexicali dio inicio al movimiento “Asalto a las Tierras”
El Valle de Mexicali, situado en el estado de Baja California, es una región rica en recursos agrícolas gracias a su acceso al río Colorado y a su clima propicio para el cultivo. Sin embargo, durante gran parte del siglo XX, las tierras de esta zona estaban bajo el control de grandes corporaciones extranjeras, como la Colorado River Land Company, que monopolizaban los terrenos más productivos y limitaban el acceso de los campesinos locales a la propiedad agrícola.
A pesar de las reformas agrarias impulsadas tras la Revolución Mexicana, muchas de estas tierras continuaban en manos de un pequeño grupo de élites y compañías privadas, dejando a los campesinos en una situación de precariedad. Esto generó un clima de tensión social y descontento que eventualmente desembocaría en el movimiento del “Asalto a las Tierras”.

Movimiento “Asalto a las Tierras” decidió trabajar las tierras que les pertenecían
El “Asalto a las Tierras” comenzó en 1971, cuando grupos de campesinos organizados decidieron ocupar de manera simbólica y posteriormente trabajar las tierras que consideraban que les pertenecían por derecho. Liderados por figuras clave de la región, estos agricultores demandaban la expropiación y redistribución de terrenos monopolizados, apelando al Artículo 27 de la Constitución Mexicana, que garantiza el acceso justo a la tierra.
El movimiento ganó fuerza rápidamente, atrayendo la atención de medios locales y nacionales. Las ocupaciones fueron caracterizadas por su organización y la determinación de los campesinos, quienes trabajaban las tierras tomadas mientras enfrentaban la resistencia de terratenientes y autoridades.
Gobierno de México cedió ante el “Asalto a las Tierras”
El gobierno mexicano, inicialmente, respondió con acciones represivas, enviando a fuerzas policiales para desalojar a los campesinos. Esto derivó en enfrentamientos que dejaron heridos y varias detenciones, intensificando la tensión en la región. Sin embargo, la solidaridad de las comunidades locales y el apoyo de sectores progresistas obligaron al gobierno a reconsiderar su postura.

En 1973, después de intensas negociaciones y bajo la presión de la opinión pública, el gobierno federal inició un proceso de expropiación de tierras en favor de los campesinos. Este acto representó una victoria significativa para el movimiento y sentó un precedente importante en la lucha por los derechos agrarios en México.
El “Asalto a las Tierras” no solo transformó la estructura agrária del Valle de Mexicali, sino que también inspiró movimientos similares en otras partes del país. La victoria de los campesinos demostró la importancia de la organización colectiva y de la movilización social como herramientas para enfrentar las injusticias.
Con información de Secretaría de Fomento Agropecuario