La actividad sísmica en Baja California ha sido un fenómeno constante, y no es raro que la región registre varios temblores en un solo día.
Grecia Bojórquez/ NORO
¿Qué provoca tantos temblores en Baja California? Para entenderlo, es necesario explorar las características geológicas del estado y su ubicación en un área altamente sísmica.

Baja California y el “Cinturón de Fuego del Pacífico”
México, en general, es un país propenso a los sismos debido a su ubicación en el llamado “Cinturón de Fuego del Pacífico”, una de las zonas sísmicas más activas del mundo. Este cinturón es una región que rodea el Océano Pacífico y en la que convergen diversas placas tectónicas.

En el caso de Baja California, la actividad sísmica está relacionada principalmente con el movimiento de las placas Norteamericana y del Pacífico. La península de Baja California se encuentra en la Placa del Pacífico, mientras que el resto del país está sobre la Placa Norteamericana. El movimiento entre estas dos placas genera fricción y estrés en las fallas geológicas, lo que provoca temblores.

Uno de los sistemas de fallas más conocidos es el de San Andrés-Golfo de California, el cual juega un papel fundamental en la actividad sísmica de Baja California. Este sistema de fallas está activo y es el responsable de la separación gradual de la península de Baja California del continente mexicano, un proceso que, aunque es extremadamente lento, genera una cantidad considerable de sismos en la región.
Las fallas geológicas en Baja California
Baja California alberga varias fallas geológicas importantes que contribuyen a su alta actividad sísmica. Entre las principales fallas se encuentran la Boca del Golfo y la Bahía en el Golfo de California, así como el sistema de fallas Imperial-Cerro Prieto en el Valle de Mexicali.
Otras fallas destacadas en la región incluyen la Cucapá, la Laguna Salada, la Sierra Juárez y la San Pedro Mártir. Estas fallas, que recorren el noroeste del estado, son zonas de fractura en la corteza terrestre donde se acumula tensión tectónica, lo que eventualmente se libera en forma de sismos.

Una de las razones por las que tiembla tanto en Baja California es precisamente la actividad en estas fallas. La interacción constante entre las placas tectónicas hace que el terreno en la región esté en un estado continuo de reajuste, provocando movimientos sísmicos.
Aunque la mayoría de estos temblores son de baja magnitud, ocasionalmente se registran sismos más fuertes que pueden causar daños materiales y afectar a la población.
Cómo se mide la magnitud de los sismos
El tamaño de un temblor se mide mediante la magnitud, que indica la cantidad de energía liberada durante el sismo. Esta magnitud se calcula con base en las ondas sísmicas registradas por los sismógrafos.
Una de las escalas más conocidas es la de Richter, que fue desarrollada en 1935 y permite clasificar los sismos según la amplitud de las ondas. Sin embargo, en años recientes, los sismólogos han preferido utilizar el momento sísmico para determinar con mayor precisión el tamaño de los temblores.

En Baja California, los temblores registrados por el Servicio Sismológico Nacional varían en magnitud, aunque la mayoría de los que ocurren en la región no superan los 5 grados.
Pese a lo dicho, los expertos del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) advierten que la posibilidad de sismos de mayor magnitud siempre está presente debido a la actividad constante de las fallas geológicas en la región.
Mitos y realidades sobre los sismos en Baja California
A lo largo de los años, han surgido varios mitos en torno a la actividad sísmica en Baja California. Uno de los más comunes es la creencia de que un gran terremoto podría separar la península del continente. Sin embargo, esta idea es falsa.
Aunque la península se está separando del resto de México, este proceso es gradual y tomará millones de años. No existe la posibilidad de que un solo sismo cause una separación repentina.

Otro mito es que las mareas terrestres, causadas por la influencia del Sol y la Luna, pueden desencadenar temblores. Los estudios más rigurosos han demostrado que no existe una correlación estadística entre las mareas y la actividad sísmica.
Con información de El Heraldo de México y esnom.cicese.mx.