Enfermeros Tácticos del Bordo es un grupo de voluntarios que se ha convertido en una esperanza para las personas en situación de calle y con adicciones en las calles de Tijuana.
Grecia Bojórquez/ NORO
En la ciudad de Tijuana, Baja California, la lucha contra las adicciones es una problemática constante que afecta a miles de personas, muchas de ellas en situación de calle. En este contexto, un grupo de voluntarios, conocidos como los Enfermeros Tácticos del Bordo, nació como una esperanza para aquellos que enfrentan esta dura realidad.

Su misión es brindar atención médica, apoyo psicológico y, sobre todo, una oportunidad de reintegración social a las personas atrapadas por el ciclo de la drogadicción.
¿Cómo nació el proyecto Enfermeros Tácticos?
El proyecto de los Enfermeros Tácticos fue fundado por Mark Rivera, un enfermero que tiene una historia personal de superación. Después de haber sido un paciente de adicciones y haber estado en la cárcel, Rivera decidió cambiar su vida.

En 2017, inspirado por su propia experiencia, comenzó a ofrecer ayuda a las personas más vulnerables de la ciudad: aquellos que viven en la calle y luchan contra las adicciones. La necesidad de apoyo fue evidente cuando Rivera vio que muchas de las personas que él conocía en sus años de consumo se encontraban en una situación aún más grave, sufriendo enfermedades, desnutrición e incluso la muerte sin la intervención de los servicios médicos.
¿Qué ofrecen a la comunidad vulnerable los Enfermeros Tácticos del Bordo?
Dada la problemática evidenciada por Mark Rivera, los Enfermeros Tácticos del Bordo patrullan las zonas más conflictivas de Tijuana, como la Zona Norte y el bordo, donde las personas en situación de calle, muchas de ellas adictas a sustancias como la heroína, el fentanilo y el cristal, buscan refugio. Sin importar la hora, el grupo está dispuesto a brindar atención a quienes más lo necesitan.

La labor de este grupo de voluntarios va más allá de ofrecer primeros auxilios, pues se encargan de realizar curaciones a las víctimas de adicciones, aplican medicamentos para combatir infecciones, y, en casos extremos, actúan para salvar vidas cuando una sobredosis amenaza con ser fatal.

Además, los Enfermeros Tácticos implementan programas de prevención, como el intercambio de jeringas, una medida fundamental para evitar la propagación de enfermedades como el VIH y la hepatitis C.
En muchas ocasiones, los voluntarios, que actualmente son alrededor de 100, también realizan pruebas rápidas de VIH para detectar posibles contagios entre los usuarios de drogas. Su trabajo no solo es físico, sino también emocional, ya que constantemente buscan convencer a quienes han caído en las garras de las adicciones de que existe una salida, dirigiéndolos hacia centros de rehabilitación para comenzar su recuperación.
Buscan crear refugio para personas personas en situación de calle
A pesar de las dificultades y los riesgos, el trabajo de los enfermeros ha dado frutos con numerosos casos de éxito que han sido documentados. Personas que llegaron a la calle por el consumo de drogas han logrado superar su adicción y reintegrarse a la sociedad y a la vida laboral.
Gracias a la colaboración con centros de rehabilitación y organizaciones locales e internacionales, muchos de estos casos logran culminar en historias de éxito que demuestran que la vida después de las adicciones es posible.

Uno de los proyectos más ambiciosos que tiene en mente el grupo de voluntarios es la creación de un albergue en Tijuana que pueda ofrecer refugio y atención médica a más personas en situación de calle, el cual podría ser posible gracias al trabajo del voluntariado.
No hay duda alguna de que el grupo de jóvenes enfermeros ha logrado, a lo largo de los años, marcar la diferencia en la vida de muchos, demostrando que la solidaridad y la compasión son claves para combatir una de las problemáticas más urgentes en la frontera norte de México.
Con información de Nmás y Nómadas.