Navidad es una época de celebraciones, regalos y momentos de alegría. Sin embargo, para algunas personas, esta temporada puede ser un periodo de estrés y ansiedad que desencadena un comportamiento peligroso: las compras compulsivas.
Grecia Bojórquez/ NORO
A menudo ignorada o confundida con una manía pasajera, la compra compulsiva, conocida como oniomanía, se ha convertido en una adicción que afecta a un porcentaje significativo de la población, especialmente durante las festividades de diciembre.
¿Por qué las compras se vuelven compulsivas en Navidad?
De acuerdo con Gabriela Orozco Calderón, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, las compras compulsivas pueden ser un trastorno psicológico grave. Aunque no está oficialmente reconocida como una enfermedad en los manuales psiquiátricos, su similitud con otras adicciones como el juego compulsivo ha llevado a los expertos a clasificarla dentro de las conductas adictivas.
En esta época del año, la presión social por comprar regalos y aprovechar las ofertas de Black Friday, Cyber Monday y Navidad intensifica este comportamiento. El trastorno se caracteriza por una necesidad incontrolable de comprar, impulsada por emociones como tristeza, ansiedad o estrés.
En muchos casos, las personas experimentan un sentimiento de euforia mientras adquieren productos, pero después sienten culpa y arrepentimiento, lo que genera un ciclo perjudicial. Aunque las mujeres tienden a comprar ropa y accesorios, los hombres suelen inclinarse hacia gadgets y electrónicos. Este patrón de comportamiento puede generar un sentimiento de gratificación inmediata, pero a largo plazo, se convierte en una carga emocional y financiera.
El impacto de la Navidad en el comportamiento de las compras compulsivas
La Navidad, con su ambiente consumista y las ofertas, parece exacerbar el deseo de comprar. Los estudios muestran que las personas con compras compulsivas buscan llenar un vacío emocional a través de las adquisiciones, lo que puede intensificarse durante las festividades.
Las emociones de desánimo o ansiedad, típicas de la temporada, se combinan con la presión de tener que cumplir con expectativas sociales y familiares, lo que empuja a muchas personas a tomar decisiones impulsivas. En lugar de disfrutar de las festividades, se sumergen en un torbellino de compras para sentirse aceptados o aliviar temporalmente su malestar.
El impulso de comprar para satisfacer una necesidad inmediata o para cumplir con las expectativas sociales de regalar puede convertirse en un mecanismo de evasión de las emociones negativas, un comportamiento que se repite hasta convertirse en un ciclo vicioso.
Esto afecta tanto las relaciones personales como la estabilidad financiera, llevando a la persona a gastar más de lo que puede permitirse. En algunos casos, esta adicción se agudiza con el paso del tiempo, volviéndose cada vez más difícil de controlar.
Diferencia entre compra normal y compulsiva
Es importante diferenciar entre una compra normal y una compulsiva, las compras normales son el resultado de decisiones racionales basadas en la necesidad o el deseo genuino de adquirir algo. En cambio, la compra compulsiva se caracteriza por una pérdida de control y por la adquisición de objetos que no se necesitan, frecuentemente por encima de las posibilidades económicas de la persona.
Expertos señalan que el proceso de compra compulsiva sigue varias fases: excitación y dudas al elegir el producto, una sensación de bienestar al adquirirlo, y luego el arrepentimiento y la culpa por haber cedido al impulso.
Cuando las compras empiezan a convertirse en una necesidad para aliviar la ansiedad, es hora de buscar ayuda profesional. Especialistas sugieren que el apoyo de un especialista puede ayudar a identificar las causas profundas de este comportamiento y a implementar estrategias para controlarlo.
Cómo prevenir y controlar las compras compulsivas
Prevenir las compras compulsivas no es fácil, especialmente durante la temporada navideña, cuando el consumo parece estar en su punto máximo. Sin embargo, existen estrategias que pueden ayudar a mitigar el impulso de gastar sin control.
En primer lugar, es fundamental establecer un presupuesto claro antes de comenzar a comprar. Limitar el uso de tarjetas de crédito y evitar las compras por impulso es una manera eficaz de prevenir el gasto excesivo.
Además, se recomienda tomar tiempo para reflexionar sobre las verdaderas motivaciones detrás de la compra. Si la compra está impulsada por emociones negativas como la tristeza o el estrés, es importante buscar otras formas de manejar esos sentimientos, como hacer ejercicio, practicar la meditación o hablar con un terapeuta. Las compras deben verse como una actividad placentera, no como una solución temporal a problemas emocionales.
La Navidad no tiene por qué ser un detonante de la compra compulsiva. Con conciencia y control, es posible disfrutar de las festividades sin caer en los excesos. Recurrir al apoyo de familiares, amigos o profesionales puede ser clave para romper el ciclo de la compra patológica y llevar una vida más equilibrada y saludable.
Con información de Animal Político, Mujer Hoy y Tu Canal Salud.