EL DESARROLLO DE UNA CIUDAD EN MEDIO DE LOS DESPLAZAMIENTOS FORZADOS, LA ESPECULACIÓN INMOBILIARIA Y LA CORRUPCIÓN EN EL SECTOR PÚBLICO.
Este artículo sobre la vivienda en México tiene como objetivo entender las ciudades en las que vivimos. Se necesita el asesoramiento de expertos para comprender su complejidad. Un agradecimiento especial a Josefina McGregor, Andrés Sañudo y Rosalba Loyde por compartir sus conocimientos durante la elaboración de este artículo.
Cuando el confinamiento llegó a nuestras vidas en México durante marzo a causa del COVID-19; el hashtag #YoMeQuedoEnCasa nunca se volvió tan relevante como hasta entonces. Pero, conforme pasaron los días, el lema fue reemplazado por #ParaQuedarseEnCasaHayQueTenerUna después de que algunos medios y colectivos ciudadanos denunciaron el intento de desalojo de una persona de la tercera edad de su departamento en el Edificio Trevi en plena cuarenta. Dichos desalojos han sucedido de manera gradual, como el del reportero Carlos Acuña en agosto de 2019.
Esto ha sido asumido por asociaciones y activistas como Comunal Arquitectura e Isla Urbana; quienes se unieron al comunicado y exigieron que el estado detenga los desalojos y garantice los derechos de los residentes durante el encierro. La posición fue publicada por Habitat International, una red global en apoyo del derecho a la vivienda. También propusieron trabajar juntos para orientar la provisión de servicios básicos como agua y saneamiento, así como albergue y protección para las personas afectadas por la violencia doméstica, el desalojo y la discriminación. Los espacios que habitamos, nuestros hogares, se vuelven cruciales en tal crisis.
La torre Art Deco Trevi consta de 33 apartamentos y se completó a principios de la década de 1950. Vale la pena contar esta historia. Entre 1940 y 1960 aumentó la demanda de vivienda social, principalmente en la Ciudad de México. Por lo tanto, las políticas y acciones gubernamentales no son suficientes para resolver el problema. Esto llevó a la creación del Departamento Nacional de Construcción. Un ejemplo de esto es la Casa Multifamiliar Miguel Alemán, diseñada por Mario Pani y terminada en 1949 por Ingenieros Civiles Consolidados (ICA). Un ejemplo que nos hace cuestionar la continuidad de proyectos tan icónicos en el México contemporáneo. ¿Dónde está el sueño de los residentes que viven en viviendas asequibles cerca de su lugar de trabajo?
En los últimos veinte años, algunas de las respuestas a este cuestionamiento son atribuidos a diversos y complejos problemas. A un mercado voraz dominado por la especulación inmobiliaria, facilitado por la corrupción en el sector público y las lagunas legales; entre otros fenómenos que son parte de la transformación que ha tenido la Ciudad de México. Actualmente, los rascacielos y edificios de oficinas se alzan en los principales centros de trabajo como Reforma e Insurgentes. Zona que concentra un alto número de población activa laboralmente y que demanda vivir cerca de estos epicentros. La edificación de este tipo de proyectos no se detiene, sobre todo con el ingreso a “la nueva normalidad” como excusa perfecta para que el sector de la construcción se volviera una actividad esencial el pasado mes de mayo.
Las leyes que rigen la ciudad
Josefina MacGregor es directora de Suma Urbana, una asociación cívica que promueve la participación ciudadana en las decisiones de desarrollo urbano en la CDMX. Lo hacen a través de seminarios para residentes, funcionarios y diversas organizaciones que los capacitan en todas las áreas relacionadas con las ciudades; desde códigos de construcción y estándares ambientales hasta orden público. Su trabajo es importante porque también se familiarizan con las iniciativas a través del proyecto de orden ejecutiva del Concejo Municipal. Supervisan la ley y si se siguen los cambios realizados. Porque, como decía Josefina, refiriéndose a un dicho popular: el que hace las leyes engaña.
En términos de leyes, ¿qué sabemos de los responsables de construir nuestras ciudades? Josefina señaló que la Ley de Planeación permitió 20 años de desarrollo urbano y especulación de suelo. Todavía en litigio. También se ha agregado una propuesta para dotar de una persona jurídica bajo la Ley, el Instituto de Planificación y Visión, para implementar y asegurar el cumplimiento de la Ley de Planificación.
Según la constitución, el instituto contará con un cuerpo independiente de expertos y grupos ciudadanos: observadores autónomos para velar por el cumplimiento de la ley. Dicha ley aún no ha definido el mecanismo para la selección de estos observadores. Su objetivo estricto es reducir la corrupción en la industria inmobiliaria, donde hasta ahora los funcionarios tenían control absoluto sobre la gestión, a través de pesos y contrapesos. Conflicto de intereses evidente.
La Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Ciudad de México administra la planificación y el uso del suelo; ahora funcionará como una agencia bajo la dirección del gobierno. Esta es una “oportunidad perdida”, explicó Mónica Tapia, directora de Ruta Cívica, en su análisis de los proyectos aprobados hasta el momento.
Tienes una ciudad sin ley. Una ley que defina hacia dónde se dirige el crecimiento. Josefina MacGregor, Directora de Suma Urbana
Josefina aclaró que es un vacío legal que los planes de desarrollo urbano de la ciudad se supediten a otros intereses en lugar de satisfacer las necesidades de la ciudad. Como había tantas posibilidades de excepciones, la ciudad se configuró de acuerdo con las proporcionadas por las propias instituciones. En este sentido, las deficiencias son generalizadas en el proceso de determinación; Rosalba Loyde, maestra en desarrollo urbano, destaca los muchos vacíos en la regulación de la Ciudad de México. Primero, si partimos de que la constitución de la CDMX fue muy corta (2018). Sin estas actualizaciones, adecuaciones y denominación del actual plan de delegación de alcaldes, la ciudad no tendría un plan de desarrollo urbano municipal; es decir, no existe una forma estratégica y planificada de antemano para controlar el crecimiento de la ciudad.
¿Actualmente se hace vivienda de interés social en la CDMX?
En la comunicación escrita y pública sí, pero en la práctica se discutió mucho al respecto, dijo Rosalba. Josefina señaló que un ejemplo flagrante de corrupción inmobiliaria es la construcción de 6.500 edificios ilegales durante una década. Construido bajo los beneficios del artículo 26, que incluye una serie de incentivos gubernamentales para la vivienda social, resultó ser un edificio de lujo con un costo de 3,5 millones de pesos frente a los 7,5 millones de pesos que cuesta la vivienda social. En 2017, debido a la presión de Suma Urbana, la regla ya no estaba vigente, pero hasta ahora, Cuajimalpa todavía está construyendo edificios por valor de P7 millones bajo la regla.
Revela cómo una proporción importante de la población carece de acceso a la vivienda social. ¿Cuántos mexicanos pueden pagar un promedio de 21,000 pesos al mes con una hipoteca? La pregunta de Josefina. Supongo que ahora entiendes por qué nuestros padres ya tenían una casa a los 30 años, pero nuestra generación en cambio espera que algún día puedan tener un apartamento de 60 metros cuadrados en un área con la mejor calidad de vida o encontrar una casa. que se alquila. fuera no Casa de. Toma más de la mitad de tu salario.
Andrés Sanjudo, jefe de investigación y desarrollo de Reurbano, enfatizó que el país ha dejado de participar en la producción de viviendas. Se convierte en un proveedor de crédito puro como Infonavit, y en algunos casos también de crédito para la construcción. El Centro Urbano Presidente Alemán de Félix Cuevas es un excelente ejemplo de cómo los gobiernos entienden la vivienda como infraestructura e invierten directamente en ella. Pero en cambio, se abrió la puerta a la producción privada.
Tampoco existen instrumentos financieros, fiscales o regulatorios que ayuden a compensar el impacto de realizar estas inversiones y venderlas por debajo del valor de mercado. Sobre todo en los barrios con mayores necesidades. Andrés Sañudo, Responsable de Investigación y Desarrollo de Reurbano
Hoy, dice Andrés, los costos de construcción varían de 12 a 14 mil pesos el metro cuadrado por un metro cuadrado de calidad moderada. Esto significa que solo la construcción de ladrillos y 100 metros cuadrados costará 12 millones. A esta cantidad hay que sumar otros gastos como terrenos, asuntos legales, proyectos de construcción, supervisión, etc. Agregue el factor tiempo y, por supuesto, la ganancia del inversor constructor.
Esto sugiere que solo unas pocas personas pueden aceptar la oferta y, según Josefina, es un mercado agotado en la industria de bienes raíces. ¿Por qué seguir construyendo una casa que no se puede vender? Según los registros del Colectivo Geocomunes, entre 2006 y 2016 se reportaron más de 42.000 ventas de inmuebles. Pero en los últimos dos años, una investigación realizada por Suma Urbana encontró que los precios de venta de tales viviendas han caído y la morosidad de las hipotecas ha aumentado. Un problema que abarca todas las fronteras posibles y está a la espera de estallar, principalmente por el impacto negativo de la pandemia en la economía mexicana.
Por pura corrupción, tú tienes una ciudad que construye edificios para una población que no la vive. Josefina MacGregor, directora de Suma Urbana
Es como si la ciudad no quisiera que vivieras en ella. Si volvemos al caso de quienes fueron o fueron obligados a abandonar sus hogares, hay muchos matices de por medio. Rosalba explicó que aunque muchos expertos coinciden en que la gentrificación es uno de los problemas más graves, como el desplazamiento forzado, este fenómeno requiere un análisis e investigación más detallados en cada región para comprender a fondo su ocurrencia.
La gentrificación también es un fenómeno medio gris cuando se lee a la luz de las leyes. Las leyes siempre van atrás del desarrollo de las ciudades. Generalmente los fenómenos urbanos son mucho más rápidos y hay crisis como la que estamos viviendo hoy que provocan cambios mucho más profundos donde las leyes nunca van a dar respuesta rápida.Rosalba Loyde, Maestra en Desarrollo Urbano
Que si la segregación espacial y simbólica como el caso particular de Santa Fe, así como los proyectos de coliving, coworking y la oferta de hospedaje de vivienda a corto plazo sólo se favorecen de estos recovecos legales, es otra historia que sigue en el debate público.
¿Qué tipo de ciudad queremos? Siempre llega otra pregunta ¿cómo vamos hacerle para lograrla? Entre aspiraciones por una vivienda accesible y cercana a los centros de trabajo y adecuados mecanismos informados de participación ciudadana. Sobre todo, una Ciudad de México que no favorezca la segregación social y espacial. Esclarecer las medidas para un estricto cumplimiento de la ley y la construcción de la ley misma; son la clave para hacer una mejor ciudad, en la opinión de algunos especialistas.
Hasta hace unas semanas, la pregunta era si la edificación y la construcción dejarían de ser una necesidad básica tras la pandemia; El fundador de Al Borde, David Barragán, argumentó que era todo lo contrario, que serían tan necesarias e indispensables, tanto que defienden una vivienda digna para todos. Además, una participación más activa en la toma de decisiones sobre las ciudades que habitamos, lo que se ve facilitado por el pleno ejercicio de la ciudadanía.
Enlaces de interés:
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