El virus Coxsackie es una infección viral común pero altamente contagiosa, especialmente entre niños pequeños. Aunque sus síntomas pueden ser molestos, con cuidados básicos y atención médica oportuna, los menores se recuperan sin complicaciones.
Nancy Valenzuela / NORO
Entre la población de niños menores de edad en México se ha detectado un brote de virus Coxsackie, también conocida como “enfermedad de manos, pies y boca”, en diversos estados del país, lo que ha llevado a las autoridades escolares y de salud a extremar precauciones para evitar su propagación.
Aunque suele ser leve, este virus provoca molestias significativas y puede propagarse fácilmente en entornos donde los pequeños conviven estrechamente, como guarderías y escuelas.
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Virus Coxsackie se presenta entre menores durante verano y otoño
El virus Coxsackie pertenece a la familia de los enterovirus y se transmite con facilidad por contacto directo con secreciones nasales, saliva, mucosidad, líquido de ampollas o heces fecales. Esto significa que puede propagarse incluso cuando no hay síntomas visibles, especialmente durante el cambio de pañales o al compartir objetos contaminados como juguetes y cubiertos.
La enfermedad tiene su mayor incidencia en verano y otoño, y el pico máximo de contagio ocurre alrededor de los dos años de edad. Generalmente, los síntomas aparecen entre los tres y seis días después del contacto con una persona infectada.
Síntomas
Los síntomas del virus Coxsackie pueden variar, pero los más comunes incluyen:
- Fiebre alta.
- Dolor de garganta y malestar general.
- Sarpullido rojo en manos y pies, que puede transformarse en ampollas dolorosas.
- Llagas en la boca, especialmente en encías, lengua y paladar.
- Falta de apetito y dificultad para tragar debido al dolor.
En algunos casos, el sarpullido puede extenderse al área genital. Estas manifestaciones suelen ser incómodas, pero la enfermedad tiende a remitir por sí sola en pocos días.
¿Qué complicaciones a la salud de los menores genera el virus Coxsackie?
Aunque el virus Coxsackie no suele causar complicaciones graves, puede provocar deshidratación si el niño evita comer o beber debido al dolor bucal. Por ello, es esencial mantener una hidratación constante, ofreciendo líquidos fríos y alimentos suaves, como lácteos o sopas tibias.
Los especialistas recomiendan evitar bebidas ácidas, como los jugos de cítricos, que pueden intensificar el dolor. También es importante no automedicar al menor y acudir al médico para recibir tratamiento adecuado para la fiebre y el malestar.
Cabe destacar que, al tratarse de un virus, no se debe usar antibióticos, ya que estos no resultan eficaces.
Acciones para evitar que se propague el virus
La prevención es clave para evitar brotes en guarderías y hogares. Entre las principales medidas se incluyen:
- Lavado de manos frecuente con agua y jabón.
- Desinfección de juguetes y utensilios.
- Evitar compartir alimentos o cubiertos.
- Cubrirse al estornudar con el antebrazo.
- No saludar de beso ni tener contacto directo con personas enfermas.
Estas acciones simples ayudan a cortar la cadena de contagio y proteger la salud de los menores.
Con información de IMSS, Gobierno de México y López Dóriga
