El pejerrey cada año llega a las orillas del Golfo de Santa Clara para desovar
Cada año, este pez emprende su camino hacia las costas marinas para depositar sus huevos, ofreciendo un espectáculo fascinante para los espectadores que atestiguan su presencia.
Los visitantes de la playa del Golfo de Santa Clara se sorprendieron al contemplar la gran cantidad de peces pejerreyes y gruñones en sus orillas.
Desde el pasado Sábado de Semana Santa, algunas personas que visitaban la playa tuvieron la oportunidad de presenciar este fenómeno natural que ocurre regularmente cada año.
Esta especie, propia del Golfo de California y en particular del Golfo de Santa Clara, se reúne anualmente en estas costas para incubar sus huevos en la cálida arena, lo que ha llevado a los ambientalistas a señalar esta zona como un área de protección para estos peces.
El pejerrey se caracteriza por su cuerpo largo y esbelto, su cabeza y cuerpo aplanados y un reluciente color plateado.
Lo que realmente sorprende en este espectáculo natural, que dura aproximadamente 30 segundos, es la manera en que el pez deposita sus huevos antes de regresar al mar.
Este evento ocurre principalmente durante la temporada primaveral, cuando las hembras llegan a desovar hasta seis veces, generalmente uno a seis días después de cada luna llena o luna nueva, según los expertos en la materia.
Finalmente, los huevos que las hembras entierran bajo la arena incuban durante aproximadamente dos semanas hasta la próxima marea, momento en el cual las crías eclosionan de sus caparazones y, con la ayuda de las olas, se adentran por primera vez en el vasto océano.
Todo lo que debes saber sobre el pejerrey
En el Golfo de Santa Clara, Sonora, se encuentra una especie conocida como pejerrey sardina o gruñón del golfo (Leuresthes sardina).
Este pez, endémico del norte del Golfo de California, tiene un tamaño pequeño, ya que alcanza una longitud de 15 a 25 cm cuando es adulto. En general, las hembras son más grandes y robustas que los machos.
Ambos sexos presentan un cuerpo alargado de tonalidad plateada con bandas laterales en tonos azul-verdosos.
Aunque no pertenece a la misma familia que las sardinas, su apariencia evoca a estos peces.
En el Golfo de Santa Clara no se cuenta con datos acerca de la pesca del pejerrey sardina. No obstante, es sabido que durante los periodos de desove, tanto la población local como los visitantes disfrutan de la captura de estos peces sin ninguna restricción.
En contraste, en la costa de California, existe una ley que regula la extracción de los gruñones locales desde 1927. Inicialmente, durante los meses de mayor abundancia (abril y mayo), está prohibida su captura, pero durante el resto de la temporada es posible pescarlos.
Aunque no hay un límite establecido en cuanto al número de peces que se pueden atrapar, se especifica que deben ser capturados manualmente y exclusivamente para consumo humano.
En cambio, en México, la gente puede recolectarlos sin restricciones en cuanto a su propósito, en cualquier momento y utilizando cualquier método.
Humanos, aves y el pejerrey
Al inicio, los peces que se acercan a la orilla se convierten en presas fáciles para las aves depredadoras, como pelícanos y gaviotas. Es común observar cómo se alimentan de los peces adultos, pero también encuentran en los huevos una importante fuente de alimento.
Durante el período de incubación, los huevos se convierten en un recurso abundante y accesible para las aves que buscan alimento hundiendo sus picos en el sustrato.
Un grupo de aves playeras conocidas como tildillos, pertenecientes al orden de los Charadriiformes, tienen una relación sorprendentemente sincronizada con la puesta de los huevos de pejerrey sardina. Estas aves han desarrollado una conexión especial con este recurso alimenticio.
Es importante destacar que, desafortunadamente tanto para los pejerreyes sardina como para las aves, la playa del Golfo de Santa Clara resulta muy atractiva para los seres humanos, especialmente durante la primavera y las vacaciones de Semana Santa. En esta época, la playa recibe una gran afluencia de visitantes tanto nacionales como extranjeros, muchos de ellos acompañados de sus mascotas, principalmente perros.
Estos visitantes en su esparcimiento, utilizan vehículos todo terreno sin mucha precaución. Las bandadas de aves que se encuentran alimentándose tienden a ahuyentar.
Estas actividades, además de perturbar a las aves, compacta la arena y dificulta la eclosión de las larvas de pejerrey.
Fuentes: Conacyt, Tribuna de San Luis
