El chapareque forma parte de la musicalidad del pueblo rarámuri y de su cosmogonía
El chapareque, o chapareke, es un instrumento musical utilizado por mucho tiempo por el pueblo rarámuri. Aunque ha permanecido en desuso por algunos años, su sonido sigue presente, de la mano de algunos pobladores.
En las antiguas creencias de esta comunidad se mantiene que Onorúame, una deidad de este pueblo, les encargó a los rarámuri mantener los equilibrios del mundo. Es desde esta idea que proviene el chapareque, siendo parte de la intención de tener una armonía.
El chapareque está compuesto por un arco curvo y hueco hecho con el quiote de un maguey. En este arco se colocan dos o tres cuerdas metálicas como las de una guitarra, para tensarlas. Sin embargo, en el pasado las cuerdas solían ser elaboradas con tripas de animales salvajes como el zorrillo.
El sonido del chapareque precedía la casa del venado
En tiempos pasados, los rarámuris ancestrales utilizaban el chaparaque durante ceremonias religiosas y rituales que precedían a la caza del venado. Esto se debe a que el culto al venado ha sido una tradición cultural constante en muchos pueblos de habla yuto-nahua, como es el caso de los rarámuris.
Debido a la cristianización de los rarámuris, también dejaron de utilizar este instrumento, ya que en los rituales católicos se emplean otros instrumentos como el violín y los tambores.
Uno de los portadores del sonido del chapareque más conocido es Antonio Camilo Bautista Jariz, guardián del instrumento ancestral de los rarámuris. Ha sido reconocido en diferentes ocasiones por su música como un tesoro histórico y ser un puente entre el presente y el pasado al ejecutar las notas del chapareque.
A pesar de que quedan pocos artesanos y ejecutantes del chapareque, el instrumento se sigue construyendo artesanalmente por integrantes del pueblo rarámuri.
La tradición continúa heredándose a las nuevas generaciones y mientras exista quien esté interesado en portar el sonido para armonizar el territorio rarámuri en Chihuahua, su sonido permanecerá vivo.
La construcción y ejecución del chapareque
El chapareque es un instrumento antiguo que consta de tres cuerdas montadas sobre un trozo de madera curvo, extraído del centro del maguey o de la madera de encino. Es similar a un arco de cacería, pero con tres cuerdas en lugar de una, lo que lo asemeja a un arpa primitiva utilizada en otros países de África.
Para tocarlo, se debe sostener un extremo del chapareque en la boca y con la otra mano pulsar las cuerdas. La boca y la cabeza del músico actúan como caja de resonancia, generando un sonido similar al de otros instrumentos de cuerda como la guitarra, mandolina o violín.
El chapareque es muy utilizado en las fiestas de los rarámuris, acompañado por el tambor y los cantos. Una de sus ceremonias más importantes es el “yumari”, donde agradecen al “padre sol” y a la “madre luna” por las lluvias del temporal.
Durante la ceremonia, los danzantes imitan los movimientos de los venados al ritmo del tambor. También dibujan en la tierra con sus pies la figura del sol, la luna y las estrellas.
En el ámbito histórico social, el chapareque es considerado como el “eslabón perdido” entre la música prehispánica y la barroca. Esto se debe a que es un instrumento de cuerda que se afina en cuartas. El uso de este instrumento durante ceremonias religiosas y rituales relacionados con la caza del venado es una práctica cultural constante en muchos pueblos de habla yuto-nahua.
A pesar de su importancia cultural, con la cristianización de los rarámuris, el uso del chapareque se ha ido perdiendo. Los rituales católicos emplean otros instrumentos como el violín y los tambores.
La adaptación a nuevos instrumentos es una muestra de la evolución de la cultura musical en la región y una oportunidad para preservar la diversidad musical y cultural de la zona.
Fuentes: Wikipedia, El Heraldo de Chihuahua, SEC
