David Lynch filmó escenas de Dune (1984) en el desierto de Samalayuca, Chihuahua, transformando este paisaje mexicano en el planeta Arrakis.
Ricardo Amador/NORO
David Lynch, uno de los cineastas más influyentes y distintivos del cine contemporáneo, dejó una huella importante en la historia del cine de ciencia ficción.

A través de su adaptación de la novela Dune (1984), logró plasmar su particular estilo surrealista en un universo tan vasto como el de Arrakis, el planeta desértico de la saga creada por Frank Herbert.

La película no solo se distinguió por su narrativa y estética, sino también por su conexión especial con México, especialmente el Desierto de Samalayuca, que sirvió como el escenario perfecto para capturar la esencia de un mundo tan árido y desolado como el de Dune.
Desierto de Samalayuca: el desierto mexicano como Arrakis
Para representar los paisajes inhóspitos del planeta Arrakis, David Lynch y su equipo de producción eligieron el desierto de Samalayuca, ubicado a tan solo 50 kilómetros de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Este desierto, con sus imponentes dunas de arena, se convirtió en el escenario ideal para capturar la atmósfera de la película, cuya historia se desarrolla en un planeta desértico que es el hogar de la especia más valiosa del universo, el «melange».

Las formaciones geológicas únicas del Desierto de Samalayuca fueron transformadas por la visión de David Lynch, quien buscaba crear un ambiente visualmente impactante y acorde con la naturaleza desolada y peligrosa de Arrakis.
El Desierto de Samalayuca no solo sirvió de fondo, sino que se erigió como un personaje más dentro de la película, gracias a su capacidad para transmitir la majestuosidad y la alienación de un mundo ajeno a la vida humana.
Ventajas de la producción de Dune en México
La decisión de grabar en México no fue solo una cuestión estética, según Rafaella De Laurentiis, productora de Dune, las ventajas económicas que ofrecía el país fueron decisivas para la elección de los lugares de filmación.
Mientras que en Europa los costos de producción eran exorbitantes, especialmente en lo que respecta a los estudios y los paisajes adecuados, México ofrecía un contexto favorable en términos de costos y recursos.

Además de Samalayuca, las escenas interiores de la película fueron filmadas en los Estudios Churubusco, en la Ciudad de México, conocidos por su infraestructura de primer nivel.
El presupuesto de la película, que inicialmente se estimaba en $40 millones de dólares, se redujo significativamente gracias al tipo de cambio favorable y la reducción de costos en México.
Este ahorro en producción permitió a David Lynch dedicar mayores recursos a la creación de efectos especiales y escenografías, elementos clave en la creación del universo visual de Dune.
El legado de David Lynch en México
La colaboración de David Lynch con México, especialmente en el desierto de Samalayuca, continúa siendo un referente dentro del cine de ciencia ficción.
La estética visual de Dune sigue siendo admirada por su capacidad para transportar al espectador a un mundo completamente distinto, uno que no solo se basa en la ciencia ficción, sino que también explora lo surreal y lo inusual.

Las dunas de Samalayuca, convertidas en Arrakis, siguen siendo un símbolo de la relación entre el cine internacional y los paisajes naturales mexicanos, que han servido de inspiración para numerosos directores y cineastas.
Con su estilo y su contribución al cine de ciencia ficción, David Lynch dejó un legado que trasciende las barreras del tiempo. La filmación de Dune en México, y en particular en el desierto de Samalayuca, continúa siendo un recordatorio de la importancia de los lugares y paisajes en la creación cinematográfica, así como de la capacidad de la industria mexicana para ofrecer espacios únicos para la producción de cine de clase mundial.
¿Ya viste Dune de David Lynch?
Fuentes: Excelsior, Netnoticias, El Heraldo de Juárez