Desde el pasado 2 de enero, comenzó el retiro de las emblemáticas calandrias que operaban en el bulevar Benito Juárez de Playas de Rosarito.

Este cambio responde a la entrada en vigor de la normativa estatal, que a partir de febrero de 2024 prohíbe el uso de animales para este tipo de transporte, al considerarlo una forma de maltrato animal en Baja California.
El operativo fue liderado por el Instituto de Movilidad Sustentable de Baja California (IMOS). Su director, Jorge Alberto Gutiérrez Topete, informó que los operadores de calandrias fueron notificados con antelación sobre esta disposición, brindándoles tiempo para adaptarse a las nuevas regulaciones.
En Rosarito, solo tres calandrias de tracción animal seguían activas. Sin embargo, las autoridades han advertido que aquellos que incumplan la normativa enfrentarán sanciones de hasta 50 mil pesos, conforme a la Ley de Ingresos de 2025, además de la confiscación de las unidades.
Este proceso marca el cierre de un capítulo de casi un año desde que el decreto fue emitido por la gobernadora Marina del Pilar Ávila y aprobado por el Congreso del Estado. Aunque la prohibición ya estaba en vigor en otros municipios, su implementación en Rosarito se había retrasado hasta ahora.
El impacto humano y las alternativas en puerta con el retiro de calandrias
El operativo incluyó el retiro de una calandria perteneciente a un operador con discapacidad visual, quien dependía de esta actividad para su sustento. Ante esta situación, la alcaldesa Rocío Adame Muñoz señaló que, si bien los operadores no contaban con permisos oficiales, el bienestar animal es una prioridad. «No podemos permitir que el entretenimiento se base en el sufrimiento de un ser vivo», afirmó.
Adame Muñoz también anunció que en febrero se espera la llegada de calandrias eléctricas, las cuales serán entregadas sin costo a los prestadores de servicio en Rosarito, según lo informado por la Secretaría de Economía. Mientras tanto, se trabaja en brindar apoyo económico y en especie al operador afectado, con el objetivo de garantizar su bienestar sin descuidar los derechos de los animales.

Con esta transición, Rosarito busca ofrecer alternativas más sostenibles y éticas para los paseos turísticos, dejando atrás una práctica que durante años estuvo en el centro del debate sobre el maltrato animal.