Barrio Logan, en el sur de San Diego, es un enclave que celebra la cultura chicana con orgullo. Su historia está marcada por la migración de familias mexicanas a principios del siglo XX y la resistencia cultural frente a la gentrificación. El Chicano Park, situado debajo del puente que conecta San Diego con Coronado, en California, es el corazón del barrio, decorado con murales que narran la lucha y las raíces de la comunidad. Aquí, el español e inglés coexisten en armonía, reflejando una identidad bicultural única.
“A park where all the familias can come and get together to celebrate the spirit of life itself”
Chicano Park – Los Alacranes Mojados
Lo latino y la mexicanidad tiene una marca indeleble en el ADN de California, uno de los Estados más ricos e influyentes del mundo. Si bien es palpable en muchas zonas de todo California, nada como caminar por las manzanas de Barrio Logan, en el condado de San Diego. Auténtica embajada de la chicanidad, aquí lo mexicano se come, se respira y se vive con pasión.
Ubicado dentro del distrito 8, Barrio Logan cuenta con un territorio aproximado de 404 hectáreas al sur del downtown de San Diego, la cosmopolita metrópoli californiana que hace frontera con Tijuana, Baja California. Mientras los de San Diego viajan al sur de la frontera en busca de diversión, buena cerveza artesanal tijuanense y una diversidad procedimientos médicos, y los mexicanos buscamos ir al norte en busca de mayor calidad de vida o simplemente de shopping, en medio de esta marea humana, Barrio Logan resiste victoriosamente con su propia identidad: la chicana.
Barrio Logan: Orgullo de la historia chicana
Barrio Logan presume con orgullo su vínculo histórico y cultural con México. Fundado originalmente como Logan Heights, dio hogar a cientos de familias mexicanas a principios del siglo XX, muchos huyendo de la Revolución Mexicana. Pronto, estos formaron familias e hicieron de esta tierra californiana una extensión más de México. Con la bonanza económica de los cincuentas llegaron las fábricas, donde estos nuevos mexico-americanos sirvieron de mano de obra de diversas industrias como la pesquera, portuaria y naval, estas dos últimas aún presentes en el mapa del barrio, tomando casi la mitad del territorio de Barrio Logan, que terminó por perder su acceso a la playa.
Al caminar sobre National Avenue, justo frente a Barrio Market, por su solo nombre, me confirma exactamente dónde estoy. La gente camina apacible, se dicen los “buenos días” en español y muestran una amabilidad que te recuerda, claro, siempre a México.
En Barrio Logan, el lenguaje es híbrido: se habla inglés y español sin desdén. Dominado demográficamente hablando por Mexicoamericanos, hasta 71%, según el Plan Comunitario de Barrio Logan, el habla se ha apropiado de ambas lenguas con vitalidad y creatividad, siendo una clara muestra de lo viviente de la lengua, en especial cuando cumple y funciona para lo que es: un puente de acercamiento entre las personas.
Para el poeta y activista Steve Galindo Monreal, la identidad chicana es el resultado de una lucha constante. Cofundador de Firme Voices, un movimiento autogestivo de poesía que busca utilizar el verso como forma de compartir historias, y fortalecer la identidad chicana en Logan. “Lo chicano se basa mucho en el lenguaje, y buscamos reforzarlo con los jóvenes, en especial con los más chicos que a veces pueden extraviarse de la cultura chicana y se sienten solos. Va a tomar más tiempo. Es un trabajo lento. Lo haremos hasta que seamos unos proud chicanos”, expresa firmemente el poeta.
Territorio chicano
Con la construcción de la Interestatal 5, que partió a Logan Heights en dos zonas, queda delimitado el polígono actual de lo que conocemos como Barrio Logan. Sus calles muestran la convivencia cultural que se nota desde su arquitectura y arte expuesto en espacios públicos, con múltiples murales repartidos en las paredes del barrio.
Igualmente notable en las propuestas gastronómicas que se ofrece a vecinos, visitantes y nómadas digitales —que ahora se han vuelto parte de una preocupante gentrificación del barrio— como la cocina de 4 Milpas, atendido por mujeres hispanas. Un sencillo y auténtico menú donde sirven auténticos frijolitos con cebollita y cilantro qué rápidamente detona recuerdos de mi propia abuela Clementina. Este clásico restaurante colinda con una nueva ola gastronómica que encuentra en las cervecerías arrtesanales su principal representante. En lugares como Thorn, donde puedes degustar una refrescante IPA, se da una muestra del encuentro entre mundos: atendido por un blanco californiano, mientras la música de fondo del lugar es “El Tucanazo” de banda Los Tucanes de Tijuana, dándole un toque verdaderamente exótico al ambiente.
Locales como Rudolph Pimentel, músico y artista multifacético, quien ha vivido en Barrio Logan por 17 años, describe detalladamente los cambios que ha sufrido este, su barrio. Recuerda los tiempos en que dominaban las pandillas, a la paulatina gentrificación por la llegada de desarrollos inmobiliarios que poco a poco expulsan a los locales y son reemplazados por población flotante que nunca termina por echar raíces. Sin embargo, sabe cómo resistir. “Si la abuelita está por vender su casa en Barrio Logan, yo le digo al nieto que se la compre, que se quede, que cuide a su familia. Afuera no encontrarán algo mejor”, sentencia Rudolph.
No obstante lo que sucede a su alrededor, también reconoce que los cambios son inevitables. El músico participa activamente al construir un nuevo escenario dedicado a músicos emergentes. Lo llamativo del lugar es que también es un santuario de flores y un huerto; queda claro que para él, todo es arte. “Activa tu espacio”, concluye Pimentel con tono alegre.
La gentrificación es algo que preocupa con justa razón. Mark Steele, una de las cabezas detrás del Plan Comunitario de Barrio Logan, un documento que reúne un plan que busca ser ejecutable para proteger la identidad y derechos humanos básicos de los residentes de Barrio Logan, sabe perfectamente los retos que enfrenta este barrio de marcada y genuina identidad. “Nuestro objetivo es apoyar con una herramienta que permita mantener saludable a la comunidad, una verdadera auténtica, que me ha adoptado y que merece mejores condiciones para sus residentes”, explica el arquitecto.
El Plan Comunitario de Barrio Logan, si bien no es una ley, tiene el poder de influenciar a las autoridades estatales para mejorar las condiciones, para motivar una justicia ambiental, garantizar el acceso a la vivienda y mejores vías de transporte.
“Soy un arquitecto, vivo en el espacio de lo posible”, expresa optimista Steele.
Welcome raza to chicano park
Chicano Park es el parque comunitario debajo del puente que conecta a San Diego con la isla de Coronado, y sin duda resalta como el corazón latiente de Barrio Logan. No solamente por los murales de gran formato que hicieron de las bases que sostienen al puente un lienzo que cuenta toda la historia de la comunidad. Cada uno de los murales guarda una historia profunda, llena de alusiones a las raíces mesoamericanas, de conmemoración a los abuelos que se manifiestan en 1970 hasta apropiarse de este espacio y hacerlo uno comunitario y de resistencia, además otras luchas que lleva la comunidad: contra el racismo, contra la brutalidad policial y la contaminación que sufren por la industria portuaria.
Al día de hoy, Chicano Park alberga más de 100 murales públicos de diferentes artistas, siendo reconocido como uno de los sitios públicos del arte más extensos del mundo y designado como Sitio Histórico Nacional en 2016. Además del arte, este espacio público comunitario sirve de punto de encuentro para un sinnúmero de actividades. Desde danza folclórica, declamaciones de poesía libre, eventos deportivos, talleres de derechos humanos e historia de la comunidad, o simplemente como espacio de esparcimiento abierto a todos.
A escasos metros de Chicano Park se encuentra la puerta de Aztlán Libre, donde Lucas Cruz descansa unos minutos antes de continuar con sus actividades comunitarios. Joven, de piel morena y mirada firme, contrasta con su actitud amable y a la vez combativa. El actual presidente de la asociación por la defensa de Chicano Park sabe perfectamente lo que representa este parque. Significa el relevo de lucha de los abuelos que lo consiguieron frente a lo que parecía imposible. Lo político es la resistencia, la identidad y cultura, su verdadera y más poderosa arma. Dentro de Aztlán Libre, guardan no solamente una tienda comunitaria, sino la historia de un movimiento chicano vivo. Archivos familiares, carteles del pasado, memorabilidad y hasta una diosa Coatlicue, todo funge como objetos que hablan por sí mismos sobre la importancia del movimiento social chicano.
Además, Aztlán Libre se presta como centro comunitario donde ofrecen tipo de actividades artísticas hasta levantar pesas, algo que ofrecen a los jóvenes de bajos recursos. “Todos son raza, a todos apoyamos, a nadie dejamos atrás”, exclama Lucas mientras me lleva por un recorrido a través de la historia del movimiento chicano de Barrio Logan.
De regreso en Chicano Park, el mismo Lucas me guía a través de historias y relatos detrás de cada trazo, de cada corazón restaurado con pintura, de cada piedra que han sabido cómo defender ante autoridades que han demostrado poco interés en apoyar el movimiento chicano desde el inicio. Ondea la bandera chicana en un pequeño jardín que también cuenta con un bello mural que invita a observar con detenimiento para obtener la historia completa. Mientras en la interestatal 5, el bullicio no parece mermar en lo mínimo la vibrante y efervescencia de una unión que se establece, palabra a palabra, uno por uno, por el camino más largo: el de la comunidad.
Otro pilar de la comunidad es Juan Flores, mejor conocido como Wicho Your Neighborhood DJ. Él como otros también ha vivido mucho y ha sido testigo de grandes cambios en la comunidad. Su actitud alegre y llena de humor lo ha convertido en consejero perfecto para las juventudes latinas del barrio. Habla con los jóvenes y trata de ayudarles en todo lo posible, tanto en lo laboral como en lo personal.
Ahora cuenta con un podcast, Dale Gas Confidentials que pronto se ha posicionado como una voz y guardián de la memoria oral de diferentes personajes que ayudan a construir la comunidad. “Es muy importante compartir nuestra historia. Cada uno tiene algo qué contar. Es la historia de la comunidad, de mis homies. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros, si no no vamos a crecer”.
Él también habla el spanglish con maestría. Para él, enfatizar ciertas palabras se dicen en español para dejar en claro una posición, es un punto inamovible sobre la cultura. Por eso pronuncia la raza, porque hay algo que se debe decir. “Yo no traduzco ciertas palabras. Si eres Juan, no eres John. Si eres Flores, no eres Flowers. La idea es no cambiarlo, porque si se cambia, algo se pierde. Lo que queremos es mantener el factor histórico, esa parte de la identidad de uno y de la comunidad”, concluye el DJ con más de 30 años de experiencia.
Cae la tarde y el kiosko de Chicano Park sigue con la misma vitalidad que en aquellos años setenta. Niños y niñas, adolescentes animados, abuelitos contando sus historias y sí, un par de turistas que aprenden a convivir con lo local, presentándose a un nuevo puente de encuentro, en plena armonía el derecho mismo a celebrar la vida, como diría aquel clásico de los trovadores Los Alacranes Mojados. Aquí vive el beat y el carnalismo de Wicho Your Neighborhood DJ, los recorridos de lowriders que siguen enchulando las calles del barrio, la prosa vuelta aves de Steve, el aerosol de la artista Mr B Baby, los frijolitos de 4 Milpas y los churros de Bom Bom Bake House. Que viva la raza unida, dicen. De visita en la mágica tierra de Aztlán, de pronto, en Chicano Park de Barrio Logan, I feel home.
