El Bufo alvarius es una especie de sapo endémica del desierto de Sonora cuyo veneno tiene usos medicinales y, según cuentan, alucinógenos
Al hablar sobre drogas psicodélicas como los hongos, el LSD, la ayahuasca y el DMT es posible que venga a tu mente una situación hippie. Sin embargo, esos compuestos, más allá del uso recreativo, ahora buscan aplicarse como medicamentos para padecimientos como la ansiedad y la depresión. Incluso, ya son numerosos los estudios que han encontrado beneficios reales para la salud humana tras la aplicación de estas sustancias.
Aún con estudios y evidencia científica, el tema del uso de drogas psicodélicas con fines medicinales es un tabú.
Sin embargo, en el desierto de Sonora ya se realizan sesiones terapéuticas con el veneno que se obtiene del sapo Bufo alvarius.
5-MeO-DMT: la molécula psicoactiva del Bufo alvarius
El sapo Bufo alvarius forma parte de las 400 especies mexicanas que detrás de la cabeza tienen glándulas que producen secreciones. Estas sustancias, en específico la del Bufo alvarius, contienen un coctel de alcaloides psicoactivos, mayormente de 5-MeO-DMT, que la sitúan como una de las más potentes del mundo.
5-MeO-DMT es una molécula que ya está presente en nuestro cerebro y que es producida por la glándula pineal en dosis muy bajas. Incluso, un dato curioso señala que esta molécula está presente en nuestro cuerpo en dosis altas al momento de nacer y al momento de morir.
Cuando se suministra de manera artificial esta sustancia al cuerpo, comienza a circular por los receptores de serotonina, provocando la sensación de “estar más consciente”.
A lo largo de la historia, se ha identificado el uso de sapos a partir de registros iconográficos en diversos templos. Todos estos motivos coinciden con las acaracterísticas del sapo Bufo alvarius, también conocido como sapo del río Colorado.
En los últimos años, esta sustancia resurgió como un importante psicodélico mesoamericano. En Sonora, la comunidad seri ha sido la responsable de rescatar el uso del veneno de esta especie como mediciamento contra las adicciones.
El sapo del desierto de Sonora es ya de interés antropológico
El uso terapéutico del veneno del bufo para tratar adicciones se ha investigado desde 2011, especialmente por el cirujano jaliscience Octavio Rettig. Incluso, Rettig colaboró con el cineasta mexicoamericano Leonardo Bondani para crear el documental OTAC & The Ancient Sacred Medicine Ceremony, sobre esta medicina ancestral.
En este documental se presentan diversos aspectos relacionados al uso medicinal del bufo, como las representaciones artísticas encontradas en sitios arqueológicos, con la intención de conocer más sobre el posible uso ritual de esta sustancia en las culturas mesoamericanas. Asimismo, el filme busca preservar el uso de esta medicina psicodélica y señalar su importancia.
“Hoy en día solo tenemos remanentes de esta tradición, porque la colonización exterminó su práctica, pero debió haber sido muy importante para los humanos de la antigüedad. Se trata de la fuente más importante de triptaminas en la cadena de experiencias con enteógenos de los pueblos prehispánicos.”
-Octavio Retting
El uso de sustancias alucinógenas en mesoamérica está documentada
La investigación realizada para este documental arrojó que en mesoamérica el uso de sustancias alucinógenas está comprobado. Algunos ejemplos documentados por la antropología son los siguientes:
“El Príncipe de las Flores”. Escultura de Xochipilli, deidad mexica de las plantas medicinales, cantos, juegos, baile, belleza y arte. La representación más conocida es aquella donde aparece sobre un pedestal con el cuerpo cubierto de símbolos vegetales. Dicha flora se ha identificado como variedades de psicodélicos naturales como tabaco, flor de cacao, hongos y toloache.
Rettig asocia los símbolos presentes en la escultura con el Bufo alvarius, ya que hay figuras elípticas con rombos en su interior, mismos que usualmente son empleados para representar las glándulas de la rana.
Otro vestigio arqueológico es la entrada al Templo Mayor, el recinto sagrado más importante de Tenochtitlán, donde se encuentran dos ranas sonrientes esculpidas en basalto.
Pero una de las representaciones más importantes de los sapos sagrados en la cultura mexica es Tlaltecuhtli, diosa mexica de la tierra, también llamada diosa sapo. En 2006, al encontrarse una de sus estatuas en el Templo Mayor, esta incluía conchas y restos marinos, lo que puede ser un indicio de que en algún momento hubo contacto con la zona costera de Sonora.
Además, algo que se puede apreciar de esta figura entre humana y animal es que sus piernas están abiertas, en una posición parecida a la fisonomía de las ranas.
El ritual ancestral seri había caído en desuso
Uno de los objetivos de la investigación de Rettig es regresar este ritual ancestral a la comuniad seri, en donde había dejado de practicarse. Gracias a esto, los chamanes seris ya recolectan, consumen y dan uso medicinal a la secreción del Bufo alvarius. Incluso, como parte de sus rituales volvieron cantos antiguos como el “rezo del sapo” o el mito de cuacöj cuasol, el hombre amarillo.
En este mito se dice que el hombre amarillo fue el primer habitante del desierto que les confirió a los seris conocimiento de la tierra por medio de cantos y rezos. Además, se dice que dichas expresiones están relacionadas a Quetzalcoatl y Kukulkan, quienes son considerados como portadores de conocimiento.
Rettig se encontró con la medicina ancestral gracias a un artesano de California, razón por la que, tras el acercamiento, quiso instalarse en la comunidad seri para investigar de cerca esta sustancia psicodélica. De hecho, Rettig comenzó a tratar con ella a adictos de la droga conocida como cristal. Estas aplicaciones demostraron ser efectivas.
Vivir este ritual es abrir los ojos por vez primera
Para obtener esta sustancia en Sonora es necesario atrapar a la especie en Punta Chueca. Se debe hacer pasar al sapo por una situación de estrés para que sus glándulas secreten. Luego, la sustancia se recoje para ponerse a secar. De ahí pasa a una pipa de cristal para ser inhalada. Al fumarse comienza la experiencia alucinógena.
Según personas que han experimentado este ritual místico, después de fumar esta sustancia se atraviesa un trance de muy pocos minutos. Sin embargo, la sensación parece más bien durar horas, tiempo en el que los colores se perciben mucho más fuertes y vibrantes.
Asimismo, diversos testimonios señalan que tras vivir el ritual se siente como un “borrón y cuenta nueva”, como si la vida comenzara de nuevo. Después del trance todo luce diferente, como si fuera la primera vez que se abren los ojos.
¿Te animarías a tener este viaje?