El documental El hogar al revés se proyectó y revaloró durante el ciclo Creadores Independientes del CECUT, a siete años de su estreno
El hogar al revés, segundo documental de la tijuanense Itzel Martínez del Cañizo, regresó a la pantalla durante el ciclo de Creadores Independientes del Centro Cultural Tijuana. En este evento que se transmitió en vivo por redes sociales, la cineasta habló sobre su incursión al cine documental, que asegura se ha convertido en su lenguaje.
“El cine me permitía darle rienda suelta a mis pasiones y en ese encuentro con lo social, ese espacio amplio que me interesaba conocer y descubrir”.
Itzel Martínez del Cañizo, documentalista
Tanto en El hogar al revés como en Que suene la calle (México, 2002), su primer documental, Martínez del Cañizo se adentra en la realidad social que viven los adolescentes en una Tijuana problematizada.
En el caso de El hogar al revés, la directora “lanza una mirada crítica al supuesto progreso de las ciudades contemporáneas, pero elude hábilmente los clichés en torno a la pobreza, la juventud y la cultura fronteriza para denunciar otras formas de violencia y marginación más sutiles pero no menos preocupantes”, se cita en la sinopsis del documental.
El hogar al revés formó parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia y fue nominado a Mejor Largometraje Documental en las Diosas de Plata. Además, contó con dos menciones especiales en el Festival Internacional de Cine de Mérida y Yucatán, así como en el Festival de la Memoria Documental Iberoamericano.
Así nació El hogar al revés
El documental se pensó primero como un proyecto que se centraría en la realidad de las madres tijuanenses, mismas que representan una realidad en el universo laboral contemporáneo, muchas de ellas madres solteras y particularmente trabajadoras de maquiladoras. Itzel quería encontrar qué había en su cotidianidad, sus luchas y búsquedas del patrimonio, y lo que eso construye.
“Me interesaba la historia y mirada de ellas, la construcción de esas familias y la búsqueda de patrimonios. También un poco de la tensión entre el modelo estatal y de cómo se estaba construyendo el discurso de esa época post Vicente Fox, que quería dar millones de casas para mexicanos”, comentó.
En su búsqueda de saber cómo eran esas casas, su construcción, y sobre todo de visibilizar la vida que habitaba en ellas, Itzel se encontró con la realidad de que no había madres presentes, sino adolescentes rodeados de monotonía, soledad y un fuerte deseo de sobresalir.
“Los jóvenes son los que estaban ahí y en su cotidianidad es que volvíamos a ver esas complejidades desde la frescura, la ternura, la ilusión y fantasía de aquellos que sueñan con un mundo mejor para ellos y sus familias, ahí la película dio ese giro y quiebre”, destacó la cineasta.
La historia construida a partir de las miradas de los adolescentes sigue la metodología de su primer documental, es decir, la de un proyecto colaborativo con los jóvenes protagonistas, abriendo un espacio de diálogo para que su voz se escuche.
La trayectoria de la cineasta tijuanense
Itzel Martínez del Cañizo contó que en su época de estudiante no había apertura para trabajar en el arte en Tijuana. Esto la llevó a estudiar comunicaciones, interesada en enfocar su trabajo en la fotografía, que después la llevó al cine documental.
La cineasta ha sido docente en la Universidad Autónoma de Baja California y la Universidad Iberoamericana. Además, dirige un proyecto de intervención comunitaria con niños en Tijuana y Ciudad de México llamado La máquina de pensar y sentir.
Martínez del Cañizo también dirige el sello de creación y gestión cultural Cuarto Propio. También fundó y fue directora de programación durante diez años de BorDocs Foro Documental, y ha sido becaria y ganadora de distintos fondos de creación otorgados por el Fonca e el Imcine.