Los artesanos guarijíos han mantenido viva su cultura por más de 20 años a través de sus trabajos en madera, preservando las tradiciones ancestrales de su pueblo.
En el noroeste de México, la riqueza cultural y étnica se manifiesta de diversas maneras. Entre estas expresiones destaca la presencia de los pueblos originarios, descendientes de antiguas civilizaciones prehispánicas. A lo largo de los siglos, estas comunidades han demostrado una increíble capacidad de adaptación y resistencia, manteniendo su lengua, tradiciones y cosmovisión.
Los guarijíos son un claro ejemplo de esta perseverancia, habitando las zonas montañosas entre Sonora y Chihuahua. Dependiendo de la región, son conocidos como guarijíos en Sonora o guarojíos en Chihuahua.
La historia de lucha y resistencia de los guarijíos
La historia de los guarijíos es una de fortaleza y resistencia. Durante siglos, han defendido sus creencias, mitos y costumbres, a menudo ignorados por los grandes eventos de la historia de México, como la Independencia o la Revolución.
Hasta la década de 1960, vivían como peones en condiciones de servidumbre, despojados de sus tierras y obligados a rendir parte de sus cosechas a los caciques locales. Incluso las deudas de los padres eran heredadas por sus hijos.
Fue en la década de 1970 cuando, influenciados por los movimientos sociales de Chihuahua, los guarijíos comenzaron a organizarse para reclamar sus tierras. Este proceso culminó en la creación de ejidos en Sonora diez años más tarde, marcando un nuevo capítulo que sus líderes denominan como la “Cuenta nueva”, una etapa de lucha por la educación, salud y la mejora de su agricultura.
Sin embargo, este cambio trajo consigo nuevos desafíos, como el narcotráfico, que ha afectado sus comunidades. A pesar de estas dificultades, los guarijíos han mantenido viva su identidad, reclamando su verdadero nombre indígena: macurawe, que puede significar “los que agarraron las piedras” o “los que se toman de las manos”, según su interpretación.
Arte y tradición: La expresión cultural guarijía
Las expresiones artísticas de los guarijíos están profundamente ligadas a su calendario agrícola, con festividades que se celebran en enramadas y patios. Una de sus danzas más importantes, el tuburi, tiene raíces prehispánicas y simboliza su conexión con la naturaleza. Las mujeres que participan en esta danza, tomada de las manos, representan la fertilidad y el vínculo con la tierra.
El wikatame, figura clave en sus rituales, es el encargado de rezar, cantar y liderar la ceremonia, acompañado por las mujeres que bailan al ritmo de la maraca y los músicos que tocan violín y arpa. Actualmente, solo cuatro ancianos guarijíos en Mesa Colorada conservan el conocimiento del tuburi, lo que subraya la fragilidad de sus tradiciones.
Artesanías como legado cultural
Además de sus ceremonias, los guarijíos preservan su cultura a través de la creación de muebles y figuras de madera. Utilizan materiales del bosque, manteniendo un profundo respeto por el medio ambiente y transmitiendo su saber ancestral en cada pieza.
Asimismo, el tejido de la palma es otro de los elementos esenciales de su cultura. Con este material fabrican guaris (canastas), petates y sombreros, que son parte de su vida cotidiana y ceremonial. La palma, además, está presente en sus mitos y relatos, destacando su importancia cultural.
Lejos de ser meros objetos decorativos, las artesanías guarijías cumplen múltiples funciones, tanto prácticas como simbólicas. Cada pieza refleja una historia y una conexión profunda con la naturaleza, haciendo visibles las tradiciones que, en su cotidianidad, muchas veces pasan desapercibidas.
¿Tú conocías la cultura de los guarijíos?