Con una mirada íntima, Iris Villalpando documenta la vida de las mujeres mayo desde dentro de su comunidad, apostando por la autorrepresentación indígena como una forma de resistencia cultural

Daniela Valenzuela / NORO
Desde el corazón del pueblo mayo en Sinaloa y Sonora, Iris Belén Villalpando ha construido un camino como documentalista mayo enfocada en contar historias de su propia comunidad.
Nacida en Jahuara II, una localidad ubicada en el municipio de El Fuerte, Sinaloa, Iris forma parte del pueblo Yoreme-Mayo, una nación originaria que habita el noroeste de México.
Su trabajo ha cobrado relevancia en espacios comunitarios y académicos por su enfoque centrado en la autorrepresentación indígena. A través del lenguaje audiovisual, Iris ha dado visibilidad a experiencias de mujeres de su territorio, haciendo énfasis en la defensa de la identidad, la lengua y la memoria colectiva.
La historia de Iris Villalpando

Iris Belén Villalpando López nació el 9 de julio de 1984, en circunstancias singulares: su madre dio a luz en una ambulancia mientras viajaban por la carretera del Valle del Carrizo hacia Los Mochis, Sinaloa, y su padre —un buscador de tierras originario de Durango— cortó el cordón umbilical con los dientes.
Desde los tres años, Iris creció en Jahuara II, una comunidad indígena del pueblo yoreme-mayo en El Fuerte, Sinaloa, bajo el cuidado de sus abuelos maternos
Su educación inicial transcurrió en el único jardín de niños del poblado, y posteriormente ingresó a la escuela primaria Josefa Ortiz de Domínguez, donde aprendió a leer, escribir y participó en concursos, lo que le ayudó a superar el miedo al público.

Para continuar su educación media y media superior, se trasladaba diariamente en camión o en un sistema comunitario de transporte gratuito conocido como “raite” hasta la secundaria técnica y el bachillerato agropecuario ubicados a 2 km de su hogar.
Este trayecto educativo y cultural en Jahuara II permitió a Iris fortalecerse en su identidad, integrando la lengua, los saberes tradicionales y las costumbres de su comunidad como parte de su vida cotidiana. Fue en este entorno donde ella cultivó una vocación por dar voz a los testimonios de las mujeres yoremes a través del lenguaje audiovisual.
Cine comunitario: narrativas desde la raíz


La trayectoria audiovisual de Iris Villalpando dio un giro importante en 2016, cuando participó en el programa de formación “Polos Audiovisuales”, espacio que le permitió profesionalizar su visión cinematográfica.
Un año después, impulsó la serie documental Yolem Jammut. Mujer Yoreme, integrada por cinco cápsulas que retratan la vida de mujeres de su comunidad dedicadas a oficios como la curandería, la cocina tradicional, la enseñanza bilingüe, la partería y la alfarería.
Este proyecto fue clave para consolidarla como documentalista indígena, y la posicionó como una de las voces más importantes del cine comunitario en México.
Lo que distingue su trabajo es el enfoque horizontal: no impone una narrativa, sino que construye junto a las protagonistas un relato íntimo, sensible y respetuoso. En lugar de hablar sobre las mujeres yoreme, las deja hablar desde ellas mismas, en su lengua, con sus palabras y tiempos.
Durante su participación en el podcast “La Isla Audiovisual”, Iris explicó su visión del cine indígena como una práctica de autorrepresentación: “Queremos contar nuestras historias como las vivimos, no como otros las interpretan”.
A lo largo de su carrera, Iris ha documentado temas relacionados con la lengua yoremnaka, la educación indígena, el territorio y la espiritualidad. A través de redes sociales como Facebook ha compartido fragmentos de sus documentales y reflexiones personales sobre el proceso de filmación.


En otra de sus intervenciones públicas, titulada “Autorrepresentaciones: Iris Belén Villalpando”, la cineasta yoreme insistió en la necesidad de cuestionar las formas dominantes de representación en el cine. En su opinión, el audiovisual no debe reproducir jerarquías, sino convertirse en un espacio de aprendizaje mutuo dentro de la comunidad.
Lejos de los grandes festivales, su obra circula en espacios comunitarios y educativos, donde cumple su propósito esencial: dialogar con quienes representa.
El cine de Iris no busca validación externa, sino fortalecer los lazos internos, revitalizar la lengua y hacer visible el papel esencial de las mujeres yoreme en la preservación cultural.
Con información de Gobierno de México, Wikipedia, Isla Audiovisual y Cine Cabañas.