Isleño es el documental de César Talamantes presentado en el FICG, que retrata la vida cotidiana en las islas de Baja California Sur. Una obra contemplativa que muestra la belleza, desafíos y dignidad de comunidades aisladas entre el mar y el silencio.
Ricardo Amador/NORO
En la edición número 40 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), el documental Isleño, dirigido por el paceño César Talamantes, hizo su aparición como una de las propuestas de la competencia oficial por el Premio Mezcal.

Esta obra no solo destaca por su estética visual, sino también por su enfoque ético y respetuoso hacia las comunidades retratadas: los habitantes de las islas de Baja California Sur.
Lejos de caer en el exotismo o en el drama superficial, Isleño se construye como una ventana honesta a la cotidianidad de los isleños: pescadores, familias y niños que viven entre la inmensidad del mar y las limitaciones propias del aislamiento. En lugar de entrevistas convencionales, el director opta por registrar las conversaciones en movimiento, mientras los personajes cocinan, pescan o simplemente caminan por la playa.

Esta decisión aporta una matiz distinto al acostumbrado en los documentales, y permite que fluya con la misma calma que define la vida en estas comunidades.
Resumen de Isleño, de César Talamantes
Uno de los principales aciertos del documental Isleño es la naturalidad con la que las personas se expresan ante la cámara. Esto no fue resultado del azar, sino de una estrategia de acercamiento cuidadosa por parte del director, quien primero convivió sin cámaras con las comunidades, tomándose el tiempo de socializar, entender sus dinámicas y ganarse su confianza.
“Fue un proceso sin asperezas. Llegamos primero a socializar, a conocer a la gente, entender su vida, cómo pescan, quiénes estarían dispuestos a hablar. Gracias a esa apertura logramos filmar. Empezamos a fines de 2020 y terminamos en enero de 2023”, comentó el director a Informador.

Esta sensibilidad se traduce en pantalla como un retrato sin filtros, donde la belleza del entorno coexiste con las carencias reales: agua potable limitada, energía escasa, acceso deficiente a la educación y una relación compleja con el mar, que también es escenario de problemáticas como la presencia del crimen organizado en las rutas de pesca.

Talamantes no evade estas realidades. Aunque no son el eje central de Isleño, sí aparecen como elementos que complejizan la vida insular. Para abordar estos temas sin poner en riesgo a los participantes, algunas voces fueron distorsionadas, en un gesto que refuerza el compromiso ético del cineasta.
Un documental que celebra la resistencia y la dignidad
Lejos de presentar a sus protagonistas como víctimas, Isleño celebra la resiliencia, el arraigo y la dignidad de quienes habitan estos territorios aislados. La propuesta formal del documental dialoga directamente con la filosofía de vida de las comunidades retratadas.

Desde su formación académica en Cinematografía en el CUEC-UNAM y Economía en la Universidad Autónoma de Baja California Sur, hasta su participación en múltiples festivales internacionales, César Talamantes ha desarrollado una filmografía comprometida con las historias del noroeste mexicano. Isleño es, en ese sentido, una carta de amor a su tierra natal, La Paz, y a las islas que lo inspiraron desde su juventud.
De hecho, su primer acercamiento al mundo insular fue en 1999, cuando visitó El Pardito, la isla más pequeña del Golfo de California. Desde entonces, creció en él el deseo de contar estas historias desde dentro.

Isleño no solo documenta la vida en las islas de Baja California Sur; también las honra. Lo hace con una mirada que escucha antes de hablar, que observa sin invadir y que reconoce en lo cotidiano una forma de belleza profunda. Con su participación en el FICG, esta obra se posiciona como un testimonio cinematográfico necesario sobre una geografía y una comunidad invisibilizadas por la narrativa dominante del país.
Fuentes: Informador, Top Cinema, Morelia Film Festival