Las fiestas de Cosalá, una localidad de Sinaloa con menos de 7 mil habitantes según el último censo de 2010, saca a lucir no solo la vida y el colorido que caracteriza el paisaje colonial, también sus leyendas de fantasmas y almas en pena que vagan por sus rincones
Ya sea el día de Santa Úrsula, patrona de la ciudad, celebrado el 21 de octubre, el día de San Juan el 24 de junio, la víspera del día de la Virgen de Guadalupe el 11 de diciembre o el aniversario de la declaratoria de Cosalá como Pueblo Mágico, el 6 de octubre, este municipio del centro de Sinaloa es una joya turística que, a la par de su luz y colorido, también tiene un lado más oscuro. Sus leyendas son prueba de ello.
La víspera del día de la Virgen
Cada 11 de diciembre se celebra la esencia de los usos y costumbres, entre ellos las leyendas, de la población local desde hace 300 años.
Poco después de caer la noche aparecen miles de velas que iluminan las calles y casonas del pueblo. Los habitantes participan con cirios en la peregrinación para iluminar el paso de la Virgen por las principales calles, acompañada de bailes como la Danza de Bramadores del Jaguar y el Baile de los Mineros.
Al concluir la peregrinación en el atrio de la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe y sus alrededores, una vez que se personifica la aparición de la Virgen en medio de cantos religiosos, es buen tiempo para las leyendas locales.
La leyenda del minero de Cosalá
Dada su riqueza de oro, plata y cobre, los españoles renombraron las tierras conquistadas como «Real de Minas de Nuestra Señora de las Once Mil Vírgenes de Cosalá», parte de la provincia de Culiacán. En tiempos de la Independencia, a su manera ya era parte de las leyendas del noroeste, al ser considerado el pueblo más próspero de la región con más de cincuenta minas en activo. La bonanza continuó hasta 1943, año en que cerró la última.
Se dice que a finales del siglo XVII vivía un minero de gran riqueza en la calle Guerrero. Este hombre además era un gran jugador de baraja que todas las tardes aumentaba su fortuna a costa de los ricos del Real de Minas. Como otras leyendas de mineros, en una ocasión en que había ganado una partida mayor, los otros jugadores no se se quedaron de brazos cruzados.
Era tal el supuesto descontento hacia el minero que decidieron vengarse torturándolo. Así lo hicieron hasta quitarle la vida. Para borrar cualquier evidencia lo sepultaron en el patio de la casona. Sin remordimiento creyeron que podrían robar su fortuna en lingotes de oro, pero no encontraron nada. Es así que desde entonces, cuentan los actuales moradores del lugar, son constantes los lamentos que se escuchan, el rechinido de cadenas, la apertura de puertas y ventanas, el encendido de la noria, producto del ánima del minero que aún busca el descanso eterno.
Los doce campesinos del Limoncito de los Alayá
El 14 de febrero de 2001 en el Limoncito de los Alayá, un poblado de la sierra de Cosalá, ubicado a 65 kilómetros de Culiacán, fueron asesinados doce campesinos de la sierra de Sinaloa. Las investigaciones arrojaron que el suceso estuvo relacionado con el crimen organizado.
Aunque el lugar ya está prácticamente desolado, se cuenta que los fantasmas de los doce campesinos rondan desde entonces el escenario del crimen, alimentando esta y otras futuras leyendas.
¿Te animas a escuchar leyendas al quiosco de Cosalá?
Fuentes: Internet Archive, 20 minutos, Gobierno de Cosalá, Revista Buen Viaje, Noroeste, Debate