María Félix, una figura icónica del cine mexicano y de la moda, no solo dejó un legado artístico, sino que también se convirtió en un símbolo de elegancia y sofisticación. Su conexión con la familia Romanov, los últimos zares de Rusia, es una de las historias más fascinantes de su vida.
En 1984, María asistió a una subasta en Sotheby’s, Londres, donde adquirió un lote de batas de encaje pertenecientes a la familia Romanov. Aunque inicialmente se atribuyó la prenda a las hijas del zar Nicolás II y la emperatriz Alexandra, expertos creen que la bata en cuestión fue propiedad de la propia zarina Alexandra, nieta de la reina Victoria de Inglaterra.
Una prenda histórica en la vida de María Félix
La actriz debutó esta pieza en 1988 durante una exposición en el Palacio de Minería, Ciudad de México, y la lució en múltiples ocasiones, destacando su uso en eventos como un homenaje en el Festival de Cine de Valencia y una memorable entrevista televisiva con Jorge Saldaña. La prenda se convirtió en un símbolo de su refinado gusto y su capacidad para darle vida a la historia a través de su estilo.
En 1996, María Félix utilizó la bata en un programa histórico donde presentó su icónica Casa de las Tortugas, pronunciando la famosa frase: “Tomen posesión de mi casa…”. Este momento consolidó aún más su conexión con el público y dejó un recuerdo imborrable de su majestuosidad.
Tras su fallecimiento en 2002, surgieron rumores de que María había sido enterrada con esta bata de encaje, pero no fue así. A pesar de ello, su vínculo con esta pieza histórica la convierte en un testimonio de su capacidad para entrelazar moda, historia y su vida personal de manera única.
Nicolás II y el ocaso de los Romanov
La historia del zar Nicolás II, último emperador de Rusia, enfrentó un periodo tumultuoso que culminó en la caída de su dinastía. Su resistencia a las reformas, su inseguridad y su dependencia de figuras controvertidas como Rasputín aceleraron su declive. La Revolución de Febrero de 1917 marcó el fin de su reinado y de tres siglos de dominio Romanov.
El legado de Nicolás II contrasta profundamente con el de María Félix. Mientras él dejó un imperio marcado por conflictos, ella construyó un imperio de glamour y estilo que sigue vivo. La conexión entre ambos, a través de una prenda histórica, es un recordatorio del poder del arte y la moda para trascender el tiempo.