El correr ha definido a los rarámuris desde su origen. Etimológicamente la palabra rarámuri significa pie corredor o corredor a pie. Tradicionalmente, la carrera rarámuri consta de dos modalidades: 1) rarajípari o carrera de bola para los hombres y 2) rowera o carrera de ariwueta (aro) para las mujeres.
Correr en la Sierra Tarahumara implica una gran resistencia y fortaleza física pues se trata de un sistema de picos, cañones y mesetas desde los 300 hasta los 3 000 metros sobre el nivel del mar. En verano se pueden superar los 30ºC, mientras que en las noches de invierno la temperatura baja hasta los -20ºC.
Los rarámuris no practican ninguna actividad especial para prepararse antes de una carrera. Su condición física es resultado de su modo de vida. El etnógrafo noruego Karl Lumholtz describió a los rarámuris de finales del siglo XIX como los corredores más resistentes del mundo. Los rarámuris dicen que «quien no aguanta, muere, desaparece».
Surgida en los poblados situados en Barrancas del Cobre, Chihuahua, la carrera de bola para hombres o aro para mujeres es una de las manifestaciones culturales más importantes de los tarahumaras. Más que un deporte, es una celebración social, económica y religiosa.
Rarajípari/rowera: la carrera más importante
Rarajípari y rowera son prácticas rituales heredadas por Onorúame-Iyerúame (Padre-Madre, dualidad divina) a los rarámuri para dar fuerza al mundo y este siga dando vueltas.
El trayecto que corren consiste en ir y venir sobre una línea de entre 6 a 30 km a lo largo de caminos escarpados utilizando sandalias con suela de caucho. El número de vueltas depende de si es una carrera larga, mediana o corta, para hombres o mujeres. Hay carreras que pueden pactarse a 15 vueltas, otras llegan a durar dos días y dos noches.
Durante la carrera se conduce el aro de ramillas o bien la bola de madera, lo que rompe con la monotonía de la competencia y le da un sentido de juego. La bola se hace de la raíz de encino, madroño o tascate, mientras que el aro para la rowera está hecho de ramillas de plantas.
El verano es la época idónea para llevar a cabo la carrera y su duración está sujeta a lo acordado entre los warú siríame, gobernantes indígenas, y el choquéame, máxima autoridad de la rarajípari.
La rigurosidad del territorio rocoso de Barrancas del Cobre exige que los y las competidoras y todos aquellos asistentes que deseen acompañarles lleven al máximo su resistencia y su voluntad. Una mezcla de agua con pinole o el tradicional tesgüino, elaborado con maíz fermentado, son las bebidas rehidratantes por excelencia de las y los corredores.
“Huerica”, que significa rápido, es el grito que emana de los asistentes para apoyar a los atletas hasta el término de la carrera.
Rarajípari/rowera: Patrimonio Cultural de la Humanidad
Fue en el año 2000, en el marco del Festival Mundial de Juegos y Deportes Tradicionales celebrado en la ciudad alemana de Hannover, donde el deporte proveniente de la Sierra Tarahumara fue reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO.
Los municipios que participan en la carrera son Guachochi, Guadalupe y Calvo, Batopilas, Bocyna, Urique, Morelos, Guazapárez, Uruachi, Maguarichi y Chínipas, Chihuahua.
Al iniciar, los rarajípuami (corredores) de cada equipo colocan la komakali (bola) en la tierra cerca del pie lanzador, la suben por el empeine y lanzan. La bola no debe tocarse con la mano, porque los descalifican. Los rarajípuame corren lanzando la bola sobre el terreno difícil y cumplen el número de vueltas acordado.
Antes de comenzar el warú siríame (gobernador indígena) junto con otros funcionarios ofrecen los consejos (nawésari) para que el rarajípari se desarrolle de acuerdo a la costumbre, además se «amarran» las apuestas. Rarajípari proporciona un espacio de intercambio económico importante, se puede apostar desde telas hasta animales. Gana el equipo del corredor cabecilla que hace cruzar la komakali por la meta en primer lugar.
Fuentes: SIC México, El Fistol del Diablo, Corredores del Bosque de Tlalpan