La Tuba de Goyo, El Juicio tiene ciclo de funciones hasta el 18 de diciembre en El Mentidero, en formato de teatro inmersivo
En 1984, el dramaturgo y director teatral Sergio Galindo escribió La Tuba de Goyo Trejo, una producción para televisión que pasó a formar parte de la cultura general del sonorense. A finales de 2019, la Compañía Teatral del Norte renovó esta producción para lo que en el cine se le conoce como una secuela, El Juicio.
En esta ocasión, los personajes regresaban para aclarar algunos de los acontecimientos sucedidos en aquel entonces en el pueblo de la sierra de San Javier. La dinámica era distinta: la puesta en escena tan entrañable venía en formato de teatro de inmersión. Con carne asada, unas cheves, música en vivo y el público conviviendo con los personajes. Sin embargo, llegó la pandemia y fue como un baño de agua fría para este estreno.
“Parecía que nos despedíamos, estando muy cerca nos pasamos a estar muy lejos. Teníamos una semana de anticipación vendida cuando llegó la pandemia y fue como una obscuridad; nos bajó el telón, apagó las luces y fue un golpe muy estremecedor para nosotros. No quiero dramatizar pero teniendo teatro lleno fue perturbador”, contó el dramaturgo Sergio Galindo en entrevista con NORO.
En esta temporada de otoño, que ha sido bien recibida por el público, se hizo el reestreno de La Tuba de Goyo Trejo, El Juicio el pasado 5 de noviembre. Las funciones estarán hasta el 18 de diciembre de este 2021. Los boletos, horarios y el resto de la cartelera se pueden consultar en la página web de El Mentidero.
De la tele al teatro, un homenaje a los personajes
Cuando se estrenó El Juicio en medio de la incertidumbre de la pandemia, la gente estaba igual de impactada que la Compañía Teatral del Norte, dijo Sergio Galindo. El teatro de inmersión les ha hecho descubrir cosas nuevas como artistas para enriquecer a los personajes, mismos que Galindo sintió la necesidad de poner al centro y contar sus historias.
“Sentí que La Tuba la había hecho suya el público y que se había puesto en la canasta básica del sonorense. Tenía mucha importancia y empezaron a girar alrededor de esta una serie de mitos y leyendas. Después de estar escuchando tantas historias, dije: hay que dar la historia de los mismos personajes, desde dentro”, contó.
De esa inquietud nació La Tuba de Goyo Trejo, El Juicio, una forma de convocar a los personajes para que dijeran lo qué pasó cuando el Goyo Trejo salió de San Javier con su tuba hecha un mástil. Así es como entre mitotes, recriminaciones y palabras arrebatadas los personajes se reúnen de nuevo junto al público en la clásica carnita asada.
NORO: ¿Qué hace especial al teatro de inmersión?
Sergio Galindo: En una obra entras a un teatro, cruzas y vas directo a una butaca y esperas que ocurra arriba en el foro. En este formato entras y ya estás dentro de la escena, es la diferencia más visible y la que sientes. Esto es el teatro inmersivo, no hay una división entre el público y el escenario; formas parte de la escena, aunque desde luego hay una división entre ambos, la que se da de actor a público pero no es espacial.
Es una experiencia muy interesante porque no solamente es presencial como lo exige el teatro, sino muy cercana a lo que está ocurriendo. Puedes ir escogiendo lo que quieres ver con más atención y convivir de alguna manera. El teatro no es otra cosa más que eso, una convivencia, y aquí todo se acentúa.
NORO: ¿Cómo nació La Tuba de Goyo Trejo?
Sergio Galindo: En 1984, estando en la Dirección General de Radio y Televisión que había entonces. El destino nos reunió a una serie de compañeros apasionados por la televisión y el arte. Nos dedicamos a hacer muchos programas de todo tipo, entre ellos hicimos los que llamamos teleteatros.
Fueron varios como Cananea, Diles que no me maten, una adaptación del cuento de Juan Rulfo, pero La Tuba fue sorprendente para todo mundo. No esperamos el éxito que tuvo ni la trascendencia que hoy tiene.
La grabamos en el pueblo de San Javier un diciembre frío de 1984 y se estrenó ese mismo mes en Hermosillo con la presencia de Julio Castillo, director de teatro. Además, de mi hermano Octavio, que ya se nos fue, y una serie de amigos que celebramos el estreno de La Tuba, hace más de 30 años.
NORO: ¿Por qué cree que la gente siente tan entrañables sus obras de teatro?
Sergio Galindo: El sonido es importantísimo, te remite de inmediato a los pueblos; a tu tata, a un pariente de la sierra o alguien que conoces. La sonoridad de la obra es muy sonorense y eso es fundamental aunque parezca una cosa anecdótica.
Esto tiene mucho que ver con un trabajo actoral, no es simplemente golpear la voz, se trata de un sintaxis muy especial y cómo arman las frases. Además, se trata de un ingenio muy interesante, un sentido del humor y una cultura en la que me he clavado.
Desde niño me clavé en los mentideros de San Pedro de la Cueva para oír las narraciones, que eran realmente alucinantes. Me aventé unos viajes increíbles a los 11 años y esa experiencia se me quedó hasta que encontré salida en el teatro.
NORO: ¿La Compañía Teatral del Norte seguirá renovándose con nuevos formatos?
Sergio Galindo: Viene el montaje de Las Enríquez, dirigido por Paulo, mi hijo. Es otra cosa, es una cosa interesantísima. Yo estaba emocionado, me invitó a un ensayo y sin duda es una mirada joven y contemporánea sobre un texto mío. Es otra experiencia, y desde luego vendrán cosas nuevas.
Lo que más nos interesa y donde tenemos la atención puesta, digamos, es todo lo que venga a enriquecer la comunicación entre público y la escena. Todo lo que hay en medio, ese contacto, vale la pena en el formato que sea, todo lo que contribuye es bienvenido y lo vamos a experimentar.
Si nunca viste La Tuba del Goyo Trejo lo puedes hacer aquí.