En la sierra de Chihuahua, Casa Majalca se ha convertido en un modelo de residencia sostenible y respetuosa con el medio ambiente
Enclavada en la sierra de Chihuahua, Casa Majalca destaca como un ejemplo de diseño sostenible y arquitectura integrada al paisaje natural. Esta residencia familiar no solo presume de una ubicación privilegiada con vistas panorámicas a las montañas rocosas de la región, sino también de una construcción que refleja el compromiso con el medio ambiente y la comunidad.
Diseñada por José García Toledo, del despacho OAX Arquitectos, Casa Majalca representó un desafío considerable debido a su ubicación en una zona carente de servicios y con un clima que varía entre templado y frío intenso, incluso con nevadas ocasionales. La topografía de valles rocosos y vegetación boscosa, aunque ofrece vistas panorámicas impresionantes, complicaba el proceso de construcción.
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Casa Majalca se conceptualizó como una residencia de estancia corta, adaptable tanto para el verano como para el invierno. El diseño promueve actividades al aire libre e invita a establecer una relación social fluida con la comunidad de la zona. La vivienda se distribuye en un terreno de proporción alargada de 300 m², con un frente de 12.5 metros y un fondo de 50 metros.
La arquitectura de Casa Majalca integrada al paisaje de Chihuahua
OAX Arquitectos se propuso capturar la mayor cantidad de vistas posibles, optando por desfasar cinco cuerpos unidos a diferentes alturas y con diferentes programas, articulados por los espacios de circulaciones comunes. Se dejó de manera aislada un sexto volumen destinado al almacenaje de equipamiento y vehículos todo terreno.
El primer nivel alberga el área social y la cocina, con continuidad a una terraza techada. En la parte posterior, se ubicó un patio interior que articula la zona de dormitorios de invitados. La planta alta quedó reservada para las recámaras principales, con capacidad para albergar una familia en cada una de ellas, utilizando literas y con baños completos.
Los volúmenes escalonados de la casa crecen hacia el centro del predio y se configuran en forma de zigzag, abriéndose hacia la vista frontal predominante. Esta configuración se integra al paisaje, imitando los monolitos de piedra característicos del Parque Nacional Majalca. Incluso el color de la construcción se mimetiza con la tierra y hace referencia a la historia cultural de los sitios arqueológicos de Paquimé y Casas Grandes.
Sostenibilidad y compromiso con el medio ambiente
La materialidad de Casa Majalca se enfocó en resolver el requerimiento de bajo mantenimiento en la vivienda y simplificar el sistema constructivo, apelando a la mano de obra local. El despacho de arquitectura buscó recrear el pasado histórico de los muros emergentes de la tierra, combinándolo con la rigurosa elección de plantas endémicas y sistemas pasivos de arquitectura sustentable.
Se mantuvieron árboles preexistentes que proporcionan sombra y refrigerio al suelo, y se incorporó un barranco natural como parte del entorno que rodea la casa. La estética del proyecto refleja un concepto de imperfección que le otorga un carácter rústico y brutalista, similar al de un refugio primario o caverna. Este enfoque, según el despacho, busca emular lo que supondría habitar estas grandes rocas desde el interior.
Casa Majalca fue galardonada con el Premio Calli de Cristal en la XXI Bienal de Arquitectura de Nuevo León, resaltando su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente. La vivienda incorpora elementos como nueve paneles solares para satisfacer su consumo energético y un acabado en los muros de hormigón que reduce la demanda de mantenimiento energético.
Además, el techo de madera reutilizada y la orientación de la casa permiten que esta se adapte a las condiciones de las distintas estaciones del año. En invierno, se reduce la demanda de calefacción, mientras que en verano se protege de los rayos solares gracias a una eficiente inercia térmica y al uso de ventilación natural cruzada resuelta con diferentes alturas.
El consumo de agua se alimenta de un tanque elevado con agua de pozo y se consideró un biodigestor para el tratamiento de aguas residuales. Para reducir el gasto en mantenimiento, no se diseñaron espacios ajardinados adicionales, conservándose únicamente la vegetación originaria del lugar.
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Fuente: ArchDaily de México, AD Magazine, OAX Arquitectos.