En los últimos años, el concepto de «slow fashion» o moda sostenible ha ganado popularidad como una alternativa ética y ambientalmente responsable frente a la fast fashion.
Grecia Bojórquez/ NORO
El «slow fashion» o moda sostenible nació como una respuesta frente a los problemas causados por la industria de la moda rápida, promoviendo prácticas más responsables tanto con el medio ambiente como con los derechos laborales.

En el noroeste de México, esta tendencia está cobrando fuerza, con diseñadores y marcas locales que apuestan por la sostenibilidad, la calidad y la autenticidad.
Características de el slow fashion
La también conocida como “moda lenta” se caracteriza por ser una alternativa ética y sostenible al modelo de la moda rápida (fast fashion), que busca producir prendas a gran escala, a bajo costo y con una vida útil limitada.
A diferencia de este modelo, el slow fashion se enfoca en la producción de prendas duraderas, utilizando materiales sostenibles y procesos de fabricación responsables. Este movimiento promueve la creación de ropa de calidad, priorizando la atemporalidad sobre las tendencias pasajeras.

El impacto ambiental de la moda rápida es considerable, ya que contribuye con más del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y genera grandes cantidades de residuos textiles.
La moda sostenible, por su parte, propone un cambio de paradigma, donde el consumo de prendas se realiza de manera consciente y responsable, favoreciendo materiales orgánicos, reciclados o de bajo impacto ecológico. Además, fomenta la economía circular, promoviendo la reutilización y el reciclaje de textiles.
Marcas de slow fashion del noroeste
En el noroeste de México, el movimiento de moda sostenible ha comenzado a ganar terreno gracias a diseñadores locales que han adoptado esta filosofía. Sonora, por ejemplo, es hogar de marcas y talentos emergentes que fusionan el respeto por la tradición y el uso de materiales locales con la innovación en diseño.
Un ejemplo claro es Las Cárdenas, un dúo de hermanas de Hermosillo que han apostado por la moda artesanal y sostenible. Desde su taller, crean piezas únicas que integran elementos naturales y paisajes del desierto de Sonora, todo ello respetando principios de sostenibilidad.

Por otra parte, Sinibí Jípe es una marca de Chihuahua que ofrece prendas, como faldas, blusas y vestidos, del estilo de los rarámuris. Esta marca es 100% chihuahuense y cada uno de sus productos es elaborado por manos de la comunidad de la Sierra Tarahumara. Cada prenda es elaborada con textiles que fueron producidos de forma consciente.

Xana es una marca de moda slow fashion originaria de Culiacán, Sinaloa, creada por la diseñadora Ana Marian. Su propuesta se basa en prendas minimalistas, versátiles y elegantes, con un toque sofisticado inspirado en la pasarela.

El slow fashion como un estilo de vida
El slow fashion también se caracteriza por el uso de materiales innovadores y sostenibles, lo que se traduce en un menor impacto ambiental. Los diseñadores de la región han comenzado a explorar estos nuevos recursos, desde fibras naturales hasta textiles reciclados, lo que abre un abanico de posibilidades para la industria de la moda en el noroeste.

El movimiento slow fashion no se limita solo al ámbito de los diseñadores, sino que también busca educar a los consumidores sobre la importancia de tomar decisiones informadas al momento de comprar ropa. En lugar de adquirir prendas impulsivamente, se promueve la compra consciente, eligiendo prendas atemporales, duraderas y de calidad. También se fomenta la reparación y el reciclaje de ropa, alargando su vida útil.
En este contexto, el noroeste de México está adoptando poco a poco una mentalidad de consumo más responsable. Además de los diseñadores, diversas tiendas locales y plataformas en línea están promoviendo la moda sostenible, lo que está contribuyendo al crecimiento del movimiento.
Con información de babemagmx.com, profeco y Chiolecca Fashion School.