En un entorno donde la innovación tecnológica y el cuidado del medio ambiente se entrelazan cada vez más, Karla Leticia Ruiz Véliz ha logrado abrirse paso como una figura destacada.
Grecia Bojórquez/ NORO
Bióloga de formación y actual estudiante de doctorado en Ciencias en Biodiversidad y Ecología, Karla Ruiz se ha convertido en la primera mujer en la Región Laguna, Durango en obtener la certificación como piloto de drones agrícolas Agras DJI, una credencial que la posiciona en un terreno aún predominantemente masculino.

El camino que la llevó hasta este logro no fue casual, pues su interés por el uso de herramientas tecnológicas en proyectos de conservación ecológica la impulsó a especializarse en el manejo de vehículos aéreos no tripulados (VANTs). Estos dispositivos, que suelen utilizarse en agricultura de precisión y monitoreo ambiental, son hoy una parte esencial en su investigación académica.
Tecnología para restaurar ecosistemas
Karla, originaria de Hermosillo, Sonora, trabaja actualmente en un proyecto de restauración ecológica en el municipio de Lerdo, Durango, centrado en una zona árida que enfrenta serios problemas de degradación.
Su tesis de doctorado, titulada Evaluación multitemporal de un sitio sujeto a restauración ecológica, tiene como uno de sus ejes principales el uso de drones para observar cambios en la vegetación, analizar patrones de regeneración y hacer un seguimiento más preciso del impacto de las intervenciones.

“Desde que estudié la maestría, el uso de drones para monitoreo de procesos de restauración fue una de las hipótesis a probar en mi tesis. En ese momento yo no pilotaba, pero ahí empezó el contacto, cuando inicié el doctorado, mis directores me motivan a que debería ser yo quien realicé los vuelos para este proyecto”, explicó, por lo que decidió certificarse.
La obtención de la licencia como piloto certificada no solo implica conocimientos teóricos, sino también práctica intensiva. Para ella, este paso representa una herramienta más en su labor científica, pero también un símbolo de apertura para más mujeres interesadas en unir el trabajo de campo con la tecnología.
Karla Ruiz y su camino en un sector masculino
Históricamente, el ámbito de los drones —especialmente los de uso agrícola— ha estado dominado por hombres. La incorporación de mujeres como pilotos certificados aún es escasa, y en regiones como la Laguna, la presencia femenina en este tipo de tecnología es prácticamente nula.
Por eso, la certificación de Karla no solo representa un avance personal, sino también una ruptura con estereotipos de género en profesiones técnicas.

“Es algo muy importante porque creo que dará paso a que más mujeres sigan retándose a sí mismas, no dudo que haya más mujeres trabajando o incursionando en el mundo de drones y espero que con esto más de nosotras se animen a seguir en esto y trabajar y certificarse”, dijo en entrevista para Milenio.
Aunque su trabajo se enmarca en un contexto académico, Karla reconoce que la tecnología utilizada para el monitoreo ambiental puede aplicarse también en comunidades rurales o con productores interesados en prácticas más sostenibles.
Un modelo a seguir para las nuevas generaciones
Es logro también tiene una dimensión social importante para Karla Ruiz. Cree que compartir historias de mujeres que trabajan en ciencia y tecnología ayuda a reducir las barreras de acceso que muchas niñas y jóvenes enfrentan al elegir una carrera profesional.

A pesar de los avances, reconoce que aún hay mucho por hacer para facilitar el acceso de más mujeres a este tipo de formación, tanto por cuestiones culturales como económicas. Sin embargo, su presencia como primera mujer certificada en la región puede abrir puertas y transformar realidades, al mostrar que la ciencia, la tecnología y el campo no tienen por qué ser mundos separados ni exclusivos de un solo género.

Para Karla, el uso de drones va más allá de sobrevolar paisajes áridos; es una forma concreta de aplicar tecnología al estudio de la naturaleza, con una perspectiva innovadora y enfocada en generar conocimiento útil para el futuro.
Con información de Milenio y la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango.