El “niño viejo” de Durango: una leyenda de más de 200 años

El “niño viejo” de Durango: una leyenda de más de 200 años 

La leyenda del “niño viejo” cuenta la historia de un bebé que con solo cuatro días de nacido hablaba y hacía referencias a personajes de la Independencia  

En Durango nació una peculiar leyenda que ha perdurado a través de los años, generando curiosidad en propios y extraños. Esta es la historia del “niño viejo”, un bebé que, según la tradición popular, habló con la elocuencia de un adulto a los cuatro días de nacido en el año de 1813 en Santiago Papasquiaro

En Durango nació una peculiar leyenda que ha perdurado a través de los años, generando curiosidad en propios y extraños. Esta es la historia del "niño viejo", un bebé que, según la tradición popular, habló con la elocuencia de un adulto a los cuatro días de nacido en el año de 1813 en Santiago Papasquiaro.
Crédito: facebook @durangohistorico

Se dice que el “niño viejo” nació en un modesto hogar, entonces una niña de siete años cuidaba a su hermano recién nacido, meciendo suavemente su cuna. Se cuenta que de repente, el bebé pronunció con claridad y elocuencia: “No des tan recio a la cuna porque me duele la cabeza”. Horrorizada, la niña corrió a contarle a su madre lo sucedido. La madre, escéptica, fue a verificar la situación y al mecer la cuna, escuchó las mismas palabras que su hija le había relatado.

Desesperada y temerosa, la madre llevó al bebé al cura del pueblo en busca de explicaciones. El sacerdote, igualmente sorprendido, también escuchó al niño hablar. El bebé, con apenas cuatro días de vida, les dijo: “Señor cura, me duele la cabeza, no mezca la cuna, ni tampoco que la mezca el alcalde ni nadie”.

La historia dice que la noticia del extraño acontecimiento se propagó rápidamente en el pueblo. Pronto, el alcalde y un juez visitaron la casa del niño para investigar la situación. Al no encontrar truco alguno, el temor y la superstición comenzaron a apoderarse de los habitantes del pueblo. Ante la creencia de que el niño podría ser un mal augurio o un ser maligno, se planteó la idea de degollarlo para evitar desgracias en la comunidad.

Se dice que el “niño viejo” nació en un modesto hogar, entonces una niña de siete años cuidaba a su hermano recién nacido, meciendo suavemente su cuna. Se cuenta que de repente, el bebé pronunció con claridad y elocuencia: “No des tan recio a la cuna porque me duele la cabeza”. Horrorizada, la niña corrió a contarle a su madre lo sucedido. La madre, escéptica, fue a verificar la situación y al mecer la cuna, escuchó las mismas palabras que su hija le había relatado.
Crédito: facebook @durangohistorico

Sin embargo, el pequeño tenía algo más que decir: “Degollaron al cura Hidalgo que era más inocente que yo, y no será mucho que conmigo hagan lo mismo”. Estas palabras solo sirvieron para aumentar el temor y la confusión en el pueblo de Santiago Papasquiaro.

El “niño viejo”, una leyenda de la independencia 

A pesar de lo sobrenatural de esta historia, según el cronista Everardo Gamiz Olivas, existe un acta firmada por el gobernador de Durango de la época que testifica la veracidad del evento. En otras versiones de la leyenda, se menciona que el niño habría relatado eventos de la Independencia de México, llevando a los habitantes a creer en una posible reencarnación.

Desesperada y temerosa, la madre llevó al bebé al cura del pueblo en busca de explicaciones. El sacerdote, igualmente sorprendido, también escuchó al niño hablar. El bebé, con apenas cuatro días de vida, les dijo: “Señor cura, me duele la cabeza, no mezca la cuna, ni tampoco que la mezca el alcalde ni nadie”.
Crédito: facebook @durangohistorico

El destino del “niño viejo” de Durango sigue siendo un misterio. Algunas versiones sugieren que, debido a la ignorancia y fanatismo de la época, el bebé pudo haber sido degollado, lo que justificaría que el expediente quedara inconcluso. Otros relatos, en cambio, sostienen que las autoridades del pueblo lo mandaron asesinar tiempo después, convencidos de que su existencia representaba un peligro para la comunidad.

A lo largo de los años, la leyenda del “niño viejo” de Durango se ha transmitido de generación en generación, formando parte de la rica tradición oral mexicana. Este tipo de relatos, que combinan elementos históricos con lo sobrenatural, reflejan la idiosincrasia y la imaginación popular de una época. La leyenda del niño viejo es un ejemplo de cómo las creencias y temores de una sociedad pueden ser plasmados en historias que trascienden el tiempo.

La historia dice que la noticia del extraño acontecimiento se propagó rápidamente en el pueblo. Pronto, el alcalde y un juez visitaron la casa del niño para investigar la situación. Al no encontrar truco alguno, el temor y la superstición comenzaron a apoderarse de los habitantes del pueblo. Ante la creencia de que el niño podría ser un mal augurio o un ser maligno, se planteó la idea de degollarlo para evitar desgracias en la comunidad. Sin embargo, el pequeño tenía algo más que decir: “Degollaron al cura Hidalgo que era más inocente que yo, y no será mucho que conmigo hagan lo mismo”. Estas palabras solo sirvieron para aumentar el temor y la confusión en el pueblo de Santiago Papasquiaro.
Crédito: facebook @durangohistorico

En el presente, la leyenda del “niño viejo” de Durango sigue siendo motivo de fascinación para investigadores, historiadores y curiosos. Algunos buscan evidencia histórica que corrobore la veracidad de la historia, mientras que otros prefieren abordarla como un relato puramente folclórico. 

¿Conocías esta leyenda de Durango? 

Fuente: Infobae, Milenio, Radio Formula, Gluc. 

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