Al enfrentarse a las dificultades que estudiantes y residentes tienen para acceder a un simulador laparoscópico y continuar su formación médica, Botswana Hinojosa decidió crear uno de bajo costo. Su objetivo ahora es comercializarlo y ponerlo al alcance de más personas que lo necesitan


Daniela Valenzuela / NORO
En México, solo el 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB) se destina al sector salud. De ese limitado presupuesto deben salir los recursos para personal médico, medicamentos y equipamiento, lo que deja poco margen para invertir en herramientas de aprendizaje para estudiantes de medicina y residentes.
Estudiar medicina en México no sólo exige vocación, sino también enfrentar barreras económicas importantes. Ante esta problemática, la hermosillense Botswana Hinojosa creó un simulador laparoscopio de bajo costo, con el objetivo de reducir la brecha tecnológica en la formación médica.
Su propuesta busca que más estudiantes de medicina y residentes médicos puedan acceder a este tipo de equipo médico accesible, que normalmente es costoso, y así facilitar su aprendizaje y preparación profesional.
Así nació el simulador laparoscópico accesible de Botswana Hinojosa

Botswana Hinojosa, estudiante de medicina en Hermosillo, vivió en carne propia las dificultades económicas que implica cursar una carrera en el área de la salud. Al ver que no era la única en esa situación, comprendió que el acceso al aprendizaje médico no debería depender del nivel de ingresos.
Comprometida desde joven con las causas sociales, Botswana se ha involucrado desde los 16 años en centros comunitarios, eventos y distintas iniciativas con un objetivo claro: ayudar a quienes más lo necesitan. Esa misma convicción fue la que la llevó a crear un simulador laparoscópico de bajo costo, diseñado especialmente para estudiantes y residentes de medicina.
“Vi es que los simuladores son muy caros. De hecho yo quería uno, pero no me alcanzaba para uno porque pues estaban súper caros. Entonces, fue así como decidí desarrollarlo, diseñarlo, pero de bajo costo”, declaró para NORO.




Aunque tenía la idea clara, el camino no fue fácil. Se enfrentó al reto de no contar con conocimientos técnicos en materiales o diseño.
“No tenía conocimiento de algunos materiales que se necesitan, no sé de plásticos, no soy ingeniera, no soy diseñadora gráfica, entonces me llevó muchos prototipos llevar a este”, declaró.
Determinada a lograrlo, comenzó a documentarse y a desarrollar prototipos. En ese proceso, se acercó a cirujanos laparoscopistas que la guiaron con observaciones clave sobre el diseño.

“Ciertos cirujanos me decían, es lo más alto, hazlo más chiquito, inclínenlo más, ponle estos materiales, ponle plástico. Eso me ayudó como en la etapa informal”, recordó.
Con esas recomendaciones, Botswana pasó a la segunda fase: probar el simulador laparoscópico en un entorno real. Más de 40 personas dedicadas a la salud, entre residentes del Hospital General del Estado de Sonora y cirujanos expertos, participaron en las pruebas.
Los doctores Sergio Trujillo López, María Elena Reguera y Aziel Peralta, de la Universidad de Sonora, fueron los asesores del proyecto, aportando su experiencia para evaluar tiempos, materiales y funcionalidad, lo que confirmó que el prototipo era útil y viable como herramienta de aprendizaje.
Su objetivo con este proyecto es claro: hacer que herramientas como el simulador laparoscópico de bajo costo estén al alcance de quienes más lo necesitan, y con ello reducir la brecha tecnológica en la formación médica en México.
Botswana sueña en grande




Aunque el proyecto aún está en desarrollo, Botswana sigue trabajando en conseguir materiales de bajo costo que le permitan mantener su simulador laparoscópico accesible para estudiantes y residentes. Su prioridad es que la herramienta no pierda su esencia: ser económica, funcional y útil para la formación médica.
“Me gustaría conseguir pinzas que aún así sean de bajo costo, para que el proyecto continúe de bajo costo. Me gustaría que se comercializara pronto y que ya comenzaran los residentes a utilizarlo”, declaró.
Pero Botswana sueña en grande. Tiene muy claro el propósito de su iniciativa: busca que en los hospitales públicos existan laboratorios con simuladores laparoscópicos donde los residentes puedan entrenar con regularidad. Su propuesta es que se les dedique al menos una hora semanal para practicar.
“Los simuladores o practicar con simuladores puede disminuir los riesgos, incluso para los pacientes. Ayuda en el estrés de los residentes al momento de estar operando”.

Una vez que incorpore las recomendaciones de los cirujanos laparoscopistas para mejorar el diseño final, su plan es donar un simulador al Hospital General del Estado de Sonora y otro al Hospital Integral de la Mujer.
Mientras tanto, Botswana ya se encuentra en proceso de comercializar el prototipo, buscando alianzas estratégicas que le permitan producirlo a mayor escala sin perder su carácter accesible. Su objetivo es claro: que este simulador laparoscópico de bajo costo pueda llegar a más hospitales, universidades y centros de enseñanza médica en todo el país.
Tiene la esperanza de que, al hacerlo accesible para más instituciones, se pueda fortalecer la educación médica práctica y brindar herramientas reales a quienes se están formando como profesionales de la salud. Para ella, este proyecto trata de innovación y de equidad.