En Hermosillo se cuenta que hay un fantasma que protege un tesoro escondido en la Cueva de Santa Martha.
La capital de Sonora está rodeada de cerros. Justo en el centro de la ciudad está el de la Campana, llamado así por sus piedras que cuando chocan entre sí resuenan como si fueran una. Aunque esto suena agradable, hay otros que ocultan cosas no tan amenas como el sonido, y este es el caso del cerro de la Cementera, que se ubica frente al humedal de La Sauceda y en donde se encuentra la Cueva de Santa Martha.
La Cueva tiene una historia muy particular, pues se cree que en este lugar están ocultos los tesoros recolectados por “El Jáuregui”, un delincuente del siglo XIX, quien junto a la cueva esperaba a sus víctimas para asaltarlas. En uno de los robos, este hombre descrito como alto, fornido, calvo y con pocos dientes, hizo un golpe grande, pero según cuenta la leyenda ocultó el botín en la cueva y nunca se supo su paradero.
Según Ignacio Lagarda Lagarda, cronista municipal de la ciudad de Hermosillo, el ladrón se quedó encerrado en la cueva junto con el tesoro. Después de que la ciudadanía se enterara de los rumores, muchos intentaron buscar en la caverna las riquezas robadas. La leyenda, sin embargo, cuenta que los valientes que entraban a la Cueva de Santa Martha perdían la vida o nunca se volvía a saber de ellos.
Se cree que el fantasma del “Jáuregui” todavía ronda las faldas del cerro y protege sus tesoros, razón por la cual ni las autoridades pudieron encontrar señales de lo robado. Aún así, hay muchas personas que a lo largo de los años siguen queriendo entrar a la cueva ubicada en las inmediaciones del centro comercial Galerías Mall, por el Vado del Río.
Los peligros de la Cueva de Santa Martha, más reales que fantasía
Las profundidades de la Cueva de Santa Martha pueden representar un riesgo real para cualquiera que se atreva a entrar, no por la presencia de algún espíritu, sino por la gran cantidad de peligros que alberga la gruta por sus condiciones naturales. Muchos no logran pasar más de 10 metros, pues el cuerpo humano se tiene que amoldar a las estrechas paredes de roca.
Al entrar a la cueva se pasa por un área de gran dimensión, dividida por un muro que baja y no toca el suelo, a esta parte la llaman “el hacha”. Aunque se puede pasar, espeleólogos especializados como Omar Calva aseguran que la vida de cualquiera puede correr peligro debido a las condiciones de humedad y a los animales que se han visto en el lugar como arañas violín y serpientes.
Los exploradores y guías más especializados como el Grupo Pionero Espeleológico de Sonora, siempre entran con ropa y equipo especial para recorrer la cueva. Esta tiene más de 37 metros de profundidad y más de 200 metros de longitud. La Cueva de Santa Martha es además antigua y dentro se encuentran partes en las que es necesario bajar y escalar sobre superficies húmedas, en total son cuatro salas y en unos minutos el cuerpo se empapa pues hay agua dentro.
La cueva también es hogar de cientos de murciélagos macrotus californicus, una especie que se adapta bien a las ciudades y cuyas poblaciones van de los 150 a los 200 ejemplares. La temperatura de la caverna que va entre los 23 y 26 grados centígrados, además de la humedad de más de 50% la hacen un lugar ideal para este tipo de animales.
Fuente: Telemax, El Sol de Hermosillo, Proyecto Puente.
