Uno de los lugares más bellos del noroeste, la cascada de Basaseachi , en Chihuahua, guarda una leyenda de amor, magia y transformación
En el estado de Chihuahua, donde la Sierra Tarahumara se une con la Sierra Madre Occidental, yace una maravilla natural: la cascada de Basaseachi. El nombre de la caída de agua proviene de la lengua tarahumara y significa “lugar de la cascada”. Se trata de la segunda más alta de México con una caída libre de 246 metros, que fluye permanentemente desde las alturas hasta la Barranca de Candameña.
Pero más allá de su esplendor natural, la cascada de Basaseachi resguarda una antigua historia que atraviesa los siglos, llevándonos a tiempos anteriores a la llegada de los españoles a tierras americanas. Esta leyenda de amor y tragedia, que se transmite de generación en generación, es un pilar fundamental de la cultura popular de la región.
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Según relata la leyenda, en aquel entonces el gran jefe Candameña gobernaba en la Alta Tarahumara, trayendo paz y prosperidad a su pueblo. Pero el anhelo de expansión y poder lo llevó a contemplar la idea de la guerra. Sin embargo, la respuesta a sus dilemas surgió en forma de amor. Candameña decidió que su hermosa hija, Basaseachi, se casaría con un importante heredero que añadiría más tierras a su reino.
Basaseachi, famosa por su belleza tal que las nubes ocultaban al sol para proteger la blancura de su piel, se convirtió en objeto de numerosos pretendientes. Cuatro de ellos se destacaron: Tónachi, señor de las cimas; Pamachi, el hombre de más allá de las barrancas; Areponápuchi, el de los valles verdes; y Carichi, aquel de las filigranas de la cara del viento. Para decidir el ganador, Candameña ideó una serie de pruebas, cada una más difícil que la anterior.
La última prueba, sin embargo, resultó ser mortal para los cuatro jóvenes, dejando a Basaseachi sumida en la desolación. En su desesperación, Basaseachi decidió poner fin a su sufrimiento y se arrojó desde lo alto de la Sierra Tarahumara. Pero en su último acto de amor paternal, Candameña pidió al brujo del pueblo que lanzara un conjuro para salvar a su hija. Bajo este hechizo, Basaseachi se transformó en la cascada que ahora lleva su nombre, fluyendo libre y majestuosa en la Sierra Madre Occidental.
La leyenda de Basaseachi convertida en patrimonio de México
Hoy en día, la cascada de Basaseachi sigue viva y fluye en libertad, atrayendo tanto a los orgullosos chihuahuenses como a turistas que año con año llegan a contemplar el agua caer desde lo alto. Este parque nacional es hogar de una rica fauna y flora, siendo especialmente notable por sus bosques de pino y encino, así como por ser el hogar de diversas especies de mamíferos, aves y reptiles.
Además, la verticalidad de las paredes de la barranca y la profundidad que supera los 1,600 metros hacen que la vista desde el mirador sea impresionante. No menos maravillosa es la otra cascada del parque, la Cascada de Piedra Volada, que, aunque vierte agua solo durante la estación de lluvias, ofrece un espectáculo hermoso durante la temporada.
Con una historia tan arraigada y belleza, no es sorprendente que el Parque Nacional Cascada de Basaseachi haya sido decretado como tal en 1981 por el entonces presidente de México, José López Portillo. Desde entonces, este mágico lugar se ha convertido en un importante centro turístico, y la leyenda de Basaseachi continúa siendo relatada a distintas generaciones.
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Fuente: El Heraldo de Chihuahua, Leyendas de México, De Viaje por Chihuahua.
