Después de la caída de Tenochtitlan en 1521, los evangelizadores venidos de España tuvieron la misión de difundir la religión cristiana en el territorio disputado, de manera que buscaron puntos de contacto con sus culturas para la conversión de los indígenas y la primera Navidad fue una oportunidad para hacerlo
Como otras culturas alrededor del mundo, antes de la llegada de los españoles, los diferentes grupos indígenas tenían rituales en torno al solsticio de invierno (21 de diciembre), cuando encomendaban la nueva siembra a sus dioses.
Aunque no se sabe la fecha del nacimiento de Jesús de Nazareth, la Iglesia cristiana aprovechó las celebraciones paganas para determinar una fecha cercana al solsticio de invierno, en su estrategia de conversión al cristianismo.
Para los aztecas esta fecha era el nacimiento de Huitzilopochtli, Dios de la Guerra. Se trataba de una celebración de varios días, el panquetzaliztli, nombre náhuatl que significa “levantamiento de las banderas”. Durante esta, los tenochcas recibían invitados en sus casas, a los que ofrecían tzóatl, un dulce de amaranto.
Fray Pedro de Gante y la primera navidad
Fray Pedro de Gante fue un misionero franciscano nacido en Flandes (hoy Bélgica), que llegó a Nueva España en 1523. Fundó la primera escuela para evangelizar en Texcoco, población que había sido aliada de los aztecas.
Pedro de Gante supo reconocer la importancia de la tradición oral en la cosmovisión de los pueblos indígenas, bailes y cantos que ofrecían a sus dioses, y la necesidad de representar el panteón prehispánico en figurillas o monolitos, lo que retomó para la introducción de la primera Navidad entre los antiguos mexicanos.
Aprendió náhuatl, lengua en la que compuso canciones y villancicos con una función pedagógica, que reemplazaban las letras paganas conservando la música original del panquetzaliztli.
Además, pintó las tilmas o mantos que llevaban los indígenas con temas alusivos, y visitó a los niños de ángeles para que cantaran villancicos en Nochebuena, en lo que fue la primera Navidad documentada en la entonces Nueva España, convocada por Fray Pedro de Gante en 1528.
No la Navidad que conocemos…
A la nueva celebración llegaron invitados de casi 100 kilómetros a la redonda de Tenochtitlan. En el momento cumbre de la noche, narraba el fraile en una carta escrita a Felipe II décadas después, los asistentes “cantaron la mesma noche de Natividad a los ángeles” un villancico que rezaba: “Hoy ha nacido el redentor del mundo”.
La Capilla de San José de los Naturales (como los misioneros se referían a los indígenas), primer construcción religiosa en el predio con una escuela al lado donde enseñaba Pedro de Gante, fue el escenario de la primera Navidad en tierras del antiguo Imperio azteca.
Fuentes: Mediateca INAH, Infobae, El país
