El lobo mexicano (Caniis lupus baileyi), el más pequeño entre su especie, es apenas más grande que un perro de raza pastor alemán. En 2019, Durango llegó a los 390 ejemplares en cautiverio; a pesar de los esfuerzos por crear un espacio seguro para su conservación desde entonces, existe una fuerte resistencia al ser un depredador del ganado
Además de formar parte de la biodiversidad de México, el lobo mexicano contribuye al equilibrio ecológico de los ecosistemas que habita, pues al ser un depredador carnívoro, regula las poblaciones de sus presas. Históricamente se distribuyó desde Texas, Nuevo México y Arizona en Estados Unidos, llegando hasta Oaxaca, en México.
Del lado estadounidense de la frontera, hacia los años sesenta, no se encontraba ningún ejemplar de lobo mexicano. En 1987, la Universidad Nacional Autónoma de México lo declaró extinto del medio silvestre en México, mismo año en que inició el programa de recuperación de la especie en el zoológico de Aragón, en la capital del país.
Lobo mexicano en cautiverio
Mediante el Programa de recuperación en México, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y la Dirección General de Vida Silvestre, en colaboración con la Asociación Civil Naturalia, reintrodujeron a la vida silvestre un primer grupo familiar de lobo mexicano en el estado de Sonora.
En 2012 se realizaron doce reintroducciones en Chihuahua, gracias a la colaboración del Gobierno del Estado, la Universidad Autónoma de Querétaro y propietarios de ranchos que se sumaron al programa de rescate.
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Actualmente, Chihuahua es la única entidad del país donde hay población silvestre de lobo mexicano.
El caso de Durango
En Durango, que en 2005 mantenía 40 ejemplares de lobo mexicano en cautiverio, el actual Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la entidad, Alfredo Herrera Duenweg, informó que en 2019 se rescataron cinco ejemplares en la frontera con Chihuahua, los cuales se reprodujeron en cautiverio y alcanzaron una población de 380.
En la reserva de la biósfera La Michilía, una de las primeras en Latinoamérica, hay una zona de preliberación para esta especie, donde se alimenta con conejos y aves de colores específicos para que cuando sea liberada aprenda a cazar y subsistir. No obstante, hace falta educación para poder liberar a la especie.
Al respecto, Herrera Duenweg celebraba que el ejemplar que se escapó de La Michilía a finales de 2019 y mató unos borregos y cabras, no haya sido matado por sus dueños, quienes en vez de eso acudieron con las autoridades para cobrar por sus animales.
¿Por qué la disminución de ejemplares?
La reducción de su hábitat debido a la actividad humana, y de los animales silvestres de que se alimentaban: borregos, antílopes, liebres y roedores, llevaron al lobo mexicano a cazar el ganado de las poblaciones cercanas.
En respuesta, a mediados del siglo XX se inició una campaña de erradicación en Estados Unidos y México, que casi llevó a la extinción de la especie hasta 1998, cuando el gobierno del vecino del norte llevó a cabo la primera reintroducción de la especie a su hábitat.
Fuentes: Noticieros Grem, El Siglo de Torreón, Gobierno de México, National Geographic.
