Graciela Olmos, la Bandida de Casas Grandes

Graciela Olmos, la Bandida de Casas Grandes

Graciela Olmos, conocida como La Bandida, es recordada por sus corridos y boleros románticos, como «Siete Leguas», «La Enramada» y el «Corrido de Durango», que siguen siendo populares en México. En este artículo, exploramos su fascinante historia.

La Bandida 1
Foto: Kiosko de la Historia

Marina Aedo, nacida en 1895 en Chihuahua en una familia humilde, adoptó el nombre de Graciela Olmos. Fue una soldadera y compositora durante la Revolución Mexicana, creando corridos inspirados en figuras revolucionarias como Francisco Villa y Eulogio Ortiz.

La historia de Graciela Olmos

Nacida en Casas Grandes, Chihuahua, específicamente en la hacienda de La Buenaventura, donde su padre trabajaba como caporal, Olmos tuvo una infancia marcada por la violencia revolucionaria. Durante la primera década del siglo XX, la hacienda fue atacada por las fuerzas de Francisco Villa, quienes mataron a sus padres, obligándola a huir con su hermano Benjamín.

Los hermanos se trasladaron a Irapuato, donde Marina ingresó a un convento y Benjamín al seminario, donde más tarde se ordenó sacerdote. En plena Revolución, las tropas de Pancho Villa llegaron a Irapuato, donde Marina conoció a Jesús Hernández, con quien se casó. Sin embargo, Jesús fue asesinado en la batalla de Celaya, y Marina, ahora apodada «La Bandida», se unió al ejército de Pancho Villa.

Marina cambió su nombre a Graciela Olmos y se trasladó a Chicago, donde se involucró en el contrabando de alcohol junto a Al Capone. Para evadir a las autoridades, regresó a México disfrazada de hombre, llevando consigo 46 mil dólares. En la Ciudad de México, estudió en el Colegio de las Vizcaínas y luego, junto con Ruth Delorche, estableció un negocio de prostitución llamado «Las Mexicanitas», frecuentado por figuras como Agustín Lara.

La Bandida 2
Foto: Hemeroteca INAH

Al finalizar el sexenio del General Cárdenas, Graciela abrió «La Casa de La Bandida», un lujoso establecimiento en la Colonia Condesa. Además de dirigir el negocio, se dedicaba a la educación de «sus niñas», ofreciéndoles clases de literatura, gimnasia y natación. Muchas de ellas lograron formar familias con prominentes personalidades del ámbito político y empresarial.

Graciela Olmos también fue una prolífica compositora, creando alrededor de 200 canciones. Entre sus obras más destacadas están «Siete Leguas», «La Enramada» y «Carabela».

Graciela, defensora de los derechos de las mujeres

Adelantada a su tiempo, Graciela defendió los derechos de las mujeres a través de movimientos sociales y políticos. Cuando José Pagés Llergo fue despedido de la revista «HOY», Graciela lo ayudó económicamente para fundar la revista «Siempre».

Tristemente, Graciela falleció el 31 de mayo de 1962 en la pobreza y el olvido, a pesar de haber ayudado a muchos. Sus últimos momentos fueron acompañados por el cantante Marco Antonio Alcalá, y fue velada por la Madre Superiora de un asilo de huérfanos que ella siempre apoyó. Su hermano Benjamín, a quien cariñosamente llamaba «el beato», le dio los santos óleos en sus últimos momentos.

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