El músico sonorense, Herman, refleja en su música la esencia de su pueblo y raíces. Entre canciones introspectivas, su estilo conecta emociones y paisajes de Sonora, mostrando cómo el entorno y la comunidad influyen en su arte y en la manera de vivir la música.
Ricardo Amador/NORO
Herman es un músico sonorense originario de un pueblo al sur de Sonora con apenas 300 personas. Su identidad artística está muy marcada por su entorno y raíces.
Aunque su música no encaja en los géneros tradicionales norteños, cada canción refleja la esencia de su tierra y su manera particular de ver el mundo. Para Herman, su origen influye en su sonido y también en su manera de pensar y de conectarse con los demás.
Sus influencias están marcadas por crecer en una comunidad abrazada por las tradiciones: “La música que crecí escuchando, que mi familia escuchaba y mis hermanos escuchaban, que era la música norteña. El uso de palabras coloquiales o regionales de acá están incluidas en lo que escribo”, comentó en durante el Live Sessión para Noro Community Radio.
Para él, nacer en un pueblo pequeño le dio una perspectiva distinta: “A lo mejor si no hubiera nacido en un pueblo de 300 personas y en vez de eso hubiera nacido en una ciudad no pensaría igual, para empezar, y no hiciera la música que hago, tal vez fuera muy diferente”, añadió.
La música de Herman y las historias que cuentan
En una plática previa a esta entrevista, Herman reconoció que en sus inicios escribía temas más despechados y sosos, sin embargo, considera que fueron clave para escrbir lo que ahora forma parte de su primer álbum, “Cuando Todo se Apaga”.
“Aprendí que que es válido a veces también ser medio despechado. A la gente le gusta eso, así que supongo que no deberíamos invalidar el el despecho”, añadió.
Con el tiempo, su música se volvió más introspectiva y luminosa, como en su sencillo Cielo: “Aunque Cielo es la última canción que saqué, es de las primeras canciones que escribí en mi vida y y en ese momento yo estaba estudiando en la universidad en otra ciudad y fueron como unos meses medio medio down, medio depresivos”, relató.
Escena musical en Sonora: obstáculos y comunidad
Ser músico en Sonora no es sencillo, pero Herman ve valor en la comunidad: “ser músico como tal ya es un ya es un obstáculo, sea cual sea el tipo de música que hagas. Entonces el estar a estar acá en Sonora, en esta región, sí representa un mayor esfuerzo en porque a veces no hay tantas opciones de cómo moverte, de a dónde ir, de dónde presentarte y dar a conocer tu proyecto”.
A pesar de las dificultades, resaltó que las ventajas superan la parte que para muchos puede ser difícil. “Creo que una de las ventajas es la comunidad que se está haciendo con los músicos, y sí, la amistad que haces con ellos”.
Para ejemplificar este dato, relató que la primera que tocó en Hermosillo, ciudad que está a poco más de 3 horas de su pueblo, fue porque alguien que hace música lo escuchó y lo invitó a tocar. “Creo que esa comunidad y hermandad que se hace dentro de los músicos es lo más bonito que hay”, comentó.
La música como reflejo de un “sueño guajiro”
Herman describe su música en una palabra regional: “A veces pienso que mi música es medio ingenua lo que dice, medio utópica. No sé si haya como una palabra regional que signifique eso. Guajiro. Un sueño guajiro”.
Y con el término de sueños guajiros en la conversación contó que si pudiera colarse en los pensamientos de cualquier persona para convencerla de escuchar su música, sería en la mente de Natalia Lafourcade.
“Yo admiro mucho a Natalia Lafoururcade, entonces si yo me pudiera colar en sus pensamientos y decirle que escuchara una de mis canciones le recomendaría ‘Como el Agua del Río’ porque siento que me representa”.
Herman demuestra que la música es, para él, un reflejo directo de su entorno, de su pueblo y de sus raíces sonorenses. Cada canción lleva el sabor de Sonora, una identidad cultural que persiste aunque sus melodías no sean norteñas tradicionales, conectando al oyente con un lugar, un paisaje y una forma particular de vivir.
