2 presente dorado de la musica mexicana reportaje Martin Rangel Noguez e1721690650122

Regional mexicano: el presente dorado de la música mexicana

Eventos en vivo, como conciertos en la Plaza de Toros de Pachuca y el Foro Sol en la CDMX, han mostrado la creciente popularidad y la energía única de estos artistas. Peso Pluma propone llamar «música mexicana» al género que ha traspasado fronteras y fusionado con otros estilos, en lugar de «regional mexicano». Esta transformación ha llevado a un reconocimiento global, reflejando la identidad y cultura de la comunidad mexicana. Martín Rangel Noguez habla sobre la evolución y el impacto de la música mexicana.

¿Música mexicana o regional mexicano?

0.

Me gustan demasiado los conciertos. También me encanta el Dolby Atmos, pero creo que nada supera a la música en vivo. He asistido a muchos shows de rap, de electrónica experimental, de rock alternativo, etc. En festivales, en venues grandes y pequeños, espectaculares y minúsculos. De casi todo, pues. Y fue hasta marzo de 2023 que vi a Peso Pluma en vivo, en la Plaza de Toros de Pachuca, en el estado mexicano de Hidalgo, lugar de donde soy originario. Tenía algunas nociones sobre cómo era un show de “regional mexicano”, en específico de lo que entonces llamábamos —y seguimos llamando, no sé con qué tanta precisión— corridos tumbados. Me impresionó su versatilidad, su energía. Verdaderamente devoraba el escenario. La vibra tenía mucho más que ver con cosas que había visto hacer a artistas como Yung Beef o Playboy Carti, que con algún artista de su género. Muy diferente a Victor Cibrian y Luis R. Conriquez, estelares de esa noche, que más bien terminaron bajo su sombra.

Luego vinieron las fechas históricas de Junior H en la Monumental Plaza de Toros de la CDMX, durante mayo de 2023. Me tocó escuchar a cincuenta mil personas corear “El Azul” y “El Hijo Mayor”, entre otras, de tal modo que era imposible escuchar a Junior. Lágrimas en los ojos, cosas que a uno lo superan. Las dimensiones de algo, comprenderlas de pronto. Y pensar que eso sucedió dos noches seguidas. Recuerdo haber llorado al escuchar “1004 Kilómetros”. Recuerdo escucharla en repeat años atrás, y jamás pensar que llegaría tan lejos. Me maravillé ante los drones que dibujaban el símbolo de la carita triste de $AD BOYZ en el cielo lluvioso de la CDMX. Recuerdo que muy pocos se movieron de sus lugares; cantamos bajo la lluvia. Sin embargo, el formato seguía siendo el de palenque, el de un show circular de regional mexicano. No se trataba del show de un artista global.

Finalmente, durante noviembre de 2023, pude ver a Peso Pluma en el VIP del Foro Sol. Sus invitados: Natanael Cano, o el Nata, como le conocen; Gabito Ballesteros, Arcángel, etc. Y eso ya fue otra cosa. Me hallaba atestiguando el nacimiento de un formato, de un tipo de concierto propio de un artista global. GÉNESIS estaba en los charts. Uno sabe, después de ir a tantos conciertos y sentir la energía de tanta gente, que se encuentra frente a algo grande. Cuando Peso Pluma, Nata y Gabito estaban sobre el escenario cantando “AMG”, se sentía ese algo. Presenciar algo que afecta con gran intensidad la sensibilidad de los asistentes-fans, de los escuchas, de los detractores. Algo que imprime su huella sobre la historia. Y es ahí hacia donde quiero dirigirme: a la historia. Una historia breve y densa. Una historia que ha hecho historia.

1.

El escenario es el siguiente: una entrevista ofrecida al medio estadounidense MTV, en formato video, de casi treinta minutos de duración, llevada a cabo íntegramente en inglés. Los protagonistas: el periodista Dometi Pongo y el cantante jalisinaloense, por usar el término de José Manuel Valenzuela Arce —autor del libro Corridos Tumbados (NED, 2023)—, Peso Pluma. El motivo es, desde luego, indagar en la carrera y persona de Hassan Kabande Laija, artista repentinamente exitoso a nivel global, a la vez que promocionar su álbum más reciente: ÉXODO. La entrevista, para quienes conocemos la carrera de Peso Pluma, transcurre “sin mucha carne”, como diríamos coloquialmente, pero hay algo que Peso dice, que rescato como un highlight contundente. El cantante dice, más o menos así, que: el término “regional mexicano” ya no funciona para describir un movimiento que cada vez cruza más fronteras y alcanza más escuchas y adeptos en el mundo. Él propone, llanamente, llamarlo “música mexicana”. Esta fue una coincidencia, o media coincidencia, pues mientras escribía la primera versión de este párrafo, pensaba en cómo el término sombrilla “corridos tumbados” ya no era suficiente para dar cuenta de todo lo que sucedía a nivel de impacto cultural, hibridación con otros géneros, mutaciones veloces como las de la cultura en internet, etc. Y que urgía otro término. Peso Pluma, ¿quién mejor?, nos lo regaló: música mexicana. Yo diría: música pop mexicana. Pero vamos poco a poco.

1 presente dorado de la musica mexicana reportaje Martin Rangel Noguez
Natanael Cano, Gabito Ballesteros y Peso Pluma abrazándose durante el concierto de este último el pasado noviembre en el Foro Sol de la CDMX. Crédito: Martín Rangel Noguez

2.

Vamos a retroceder en el tiempo. Para entender el presente dorado de la música mexicana, es necesario un ejercicio de memoria. Durante las pasadas dos décadas, los 80s y el autotune extendieron su dominio global —y específicamente: en español— de los charts. Nuestros oídos resintieron la sobreexposición de un género, la música urbana pop, que hoy se encuentra en una cima de la cual ya sólo es posible descender. El trap, el reggaetón, el dembow dominicano, el baile funk brasileño. Hemos bailado estos ritmos por años, y quizás necesitábamos, como sociedad, un descanso: tomar un poco de aire. Hay algo que he venido a nombrar el “efecto C. Tangana”, que quizás sea más bien un “efecto El Madrileño”, que se explica de la siguiente manera: un rapero dando —al menos de manera parcial— la espalda a la música urbana y reivindicando folclores nacionales: guitarras, sones, coplas, etc. Como un guantazo en la cara a la globalización entendida como homogeneidad de los sonidos: volver global, o casi, sonidos regionales, propios de músicas tradicionales de Hispanoamérica. Eso hizo C. Tangana. El mundo de habla hispana, quizás un poco cansado —y confinado durante la pandemia de COVID— de los beats de reggaetón y trap, necesitaba volver al sonido de los instrumentos no sintetizados. No me parece casualidad que entre los colaboradores del disco estén Adriel Favela y Carín León. Y así fue como, al menos en el contexto del pop hispanohablante, algo cambió irremediablemente. He ahí mi hot take.

3.

Años atrás de este suceso, en Sinaloa, un joven de nombre Ariel Camacho (1992-2015) recuperó los requintos propios de la música sierreña, subgénero del regional mexicano que tiene entre sus precursores a agrupaciones como Miguel y Migue, y los perfeccionó. Entre 2013 y 2015, esta manera de tocar la guitarra inspiró a una generación de músicos que nunca llegó a conocerlo, pues, trágicamente, perdió la vida en un accidente automovilístico. Peso Pluma, Gabito Ballesteros, Natanael Cano, Fuerza Regida, y demás estrellas del presente dorado del “regional mexicano”, dicen haber decidido tomar una guitarra por primera vez tras escuchar los éxitos del difunto Ariel. Camacho murió a los 22 años. Fue, para esta generación dorada de músicos, más sencillo relacionarse con la música regional tocada por un joven como Ariel que con la producida por artistas de generaciones previas. Ariel no solo tocaba corridos, sino también rolas de amor. Ese balance que vimos también en Los Tigres del Norte, Chalino Sánchez, y toda la genealogía que les antecede.  La influencia de Ariel se mezcló con el delivery y los looks de la música urbana —en concreto el trap de Atlanta—, y nació lo que hoy conocemos como regional urbano / corridos tumbados. En EE. UU., la comunidad méxico-americana hizo de estos sonidos una parte esencial de su identidad. Los peinados. La reivindicación “tropicalizada” de los $AD BOYZ post-Yung Lean. Identidad, no solo música. En México, tardó un poco más en explotar su éxito. 

Hoy, con una comunidad hispana que ya aceptó el regreso de las músicas regionales post-Tangana, la música mexicana no es lo que era antes de Ariel Camacho.

peso pluma sobre escenario en la cdmx
presente música mexicana,
Jasiel Nuñez y Peso Pluma durante el concierto de este último el pasado noviembre en el Foro Sol de la CDMX. Crédito: Martín Rangel Noguez

4.

Ahora sí que toca hablar de Natanael Cano. Antes del “efecto El Madrileño”, Corridos Tumbados (Rancho Humilde, 2019) fue el primer álbum en el que el artista-visionario, originario de Hermosillo, nos presentó su rupturista propuesta; escuchamos algo con lo que no estábamos familiarizados. ¿Cómo escuchamos entonces “El Drip”? ¿Cómo “Disfruto Lo Malo”, feat. Junior H? Mucha gente, especialmente los señores de otras generaciones del propio “regional mexicano”, reaccionó con rechazo. El hate no fue exclusivo de ese gremio: fue amplio y propio de los prejuicios hacia las culturas juveniles y quienes las encabezan. Una reacción frecuente ante lo novedoso, lo que no se había hecho así antes, pues. En la historia de la música hay muchos ejemplos. En el álbum, decía, encontramos un sello que acompañará lanzamientos siguientes: resaltan los requintos virtuosamente ejecutados por Danny Felix y bajos “cadenciosamente tocados”, como reza la descripción del álbum en Apple Music. La música virtuosa a la vez que sencilla (sin charchetas, ni tubas, ni trombones), laidback, tumbada, como me imagino que se siente la gente que toma eso que cargan en el doble vaso, sin tener tos. El look trapero, sneakerhead, hablar de Supreme en las letras, no más sombrero ni botas en los outfits. Algo que, por esas fechas, el frontman de Codiciado ejecutaba a su modo. Vino el remix feat Bad Bunny de “Soy El Diablo”. Fue la época del monopolio de Rancho Humilde como disquera/principal productora de hits. Vino una exposición muy grande para un artista muy joven. Y Nata salió con una entereza propia de alguien que cree de manera casi patológica en lo que hace. Y así colocó la corona sobre su cabeza.

Sin embargo, Nata no ha sido el único artista en participar del movimiento. Junior H, por ejemplo, y su ejército de $AD BOYZ, adolescentes y hombres mexicanos que lloran, que se vulneran, etc. ¿Por qué importa tanto que los hombres socializados como hombres en ambientes hostiles  lloren y se vulneren? Como bell hooks discute en su obra We Real Cool: Black Men and Masculinity, la represión de emociones en los hombres, promovida por ideales rígidos de masculinidad, puede llevar a un desgaste emocional y psicológico significativo que eventualmente pasa factura. Y seguramente esos hombres mexicanos se vulneran de manera imperfecta, pues los artistas no son terapeutas y Junior viene de donde viene, no tiene un PhD en sociología. Tampoco quienes lo escuchamos. Y, como hombre, yo que nunca puedo llorar, porque mi entorno no me lo permite, escuchando a Junior lloro y me vulnero y siento esa catarsis que a veces necesito tanto. A su nombre, podemos sumar el de Eslabón Armado, en otro tono, pero también con gran aceptación y mucha carga emocional en su música. A Fuerza Regida, con otro estilo. A Herencia de Patrones. A un primer Ovi. A  Esteban Gabriel, por supuesto. A David Bernal. El movimiento comenzaba a tomar forma, a crecer y diversificarse.

5.

La evolución de la moda, de los videos musicales, de la presentación visual de la música ha sido veloz y compleja. Quizás necesitaríamos otro texto completo dedicado a eso. Pero podemos afirmar lo siguiente: del tratamiento moderado de la imagen en Soy el Nata o Mi vida en un cigarro a curadurías enteras de imagen como en GÉNESIS, $AD BOYZ 4 LIFE II de Junior H o Nata Montana de Natanael Cano, hay una cambio impresionante, propio de estilos musicales que surgen y florecen en redes sociales. Fue tras esos discos que sucedió la vuelta de tuerca. El estrellato en letras mayúsculas. Dentro y fuera de México. El inicio de la fiesta mexicana global. Tres obras de enorme relevancia. Tres discos clave que inauguran esta época dorada. Tres discos, encima, de muy alta calidad.  Sin hacer menos la producción anterior, desde luego. Todo se construye sobre un camino previamente andado. Fue aquí cuando comenzaron a sonar las charchetas del triunfo, el percusivo y detonador bajo del tololoche, y la seducción sonora de los trombones. Para otra era, otro sonido. Salió Felix y entraron Galaviz y Tapia del team de Nata. Entraron Parka y Toño, de la mano de la Doble P, como arquitectos del nuevo sonido.

Asimismo, existe ahora un repertorio amplio de todo lo que no involucra instrumentación propia de lo que llamábamos “regional mexicano”, pero que se ha construido desde las mismas coordenadas. Desde la primera parte de la sesión de Biza con Nata, como las incursiones de Peso, a través de colaboraciones de alto impacto internacional, en el género urbano. Desde las colaboraciones de Nata y Ovi con artistas de reggaetón extranjeros. Desde el álbum Contingente de Junior H. Desde el trap tumbado y ese flujo que pareció terminar en NataKong. Aquí me permito otra opinión: quienes más poseen, según mi juicio crítico, la versatilidad para ir y venir con fortuna entre géneros son Junior y Peso. Y pienso, incluso, en las propias letras de las canciones. Por ejemplo, “LA CHERRY”, de Junior H, tiene una marcada influencia del reggaetón. Es más reggaetón que varias canciones de reggaetón. Opinión finalizada. Volvemos. Trap. Mucho de lo que ha producido Herencia de Patrones tiene la directa impronta del trap. Tenemos ahora dembow bélico de la mano de, entre otros, Tito Double P. Tenemos electrocorridos de la mano de Joaquín Medina. Incluso tenemos bandas que mezclan los requintos sierrenos con riffs de metal y barras de  rap como es el caso de Ladrones. Y la mata no parece que deje de dar. La efervescencia es real. Y el español mexicano se está posicionando como una lengua franca en todo el mundo, por usar las palabras del especialista Juan Carlos Ramírez Pimienta.

3 presente dorado de la musica mexicana reportaje Martin Rangel Noguez
Natanael Cano y Peso Pluma apuntando al cielo durante el concierto de este último el pasado noviembre en el Foro Sol de la CDMX. Crédito: Martín Rangel Noguez

6.

¿Se comerá la industria al movimiento, deslavándolo, removiéndole sus elementos distintivos para seguir expandiendo el alcance? ¿O harán como el rap y cuidarán que haya un solo Eminem poseedor del respeto y podamos tener a un Kendrick Lamar con todo el espacio para hacer lo que hace, con el permiso de la industria o no? Al final, esta nueva ola viral de música mexicana tiene mucho de identidad: los Edgar cuts, la cultura alucín, etc. Y no olvidemos que es una música, a pesar de la apariencia de Peso, racializada. Música de gente prieta y de clase trabajadora, como quien firma estas líneas. Aunque ahora se haya expandido a todas las clases sociales y edades. Sólo quiero insistir en que la integridad de un género me parece invaluable. Y que cabe recordar que, todavía, las ciudades que estos artistas llenan en EE.UU. son las que están llenas de trabajadores mexicanos (y sus descendientes). ¿En qué medida el movimiento podrá mantenerse subversivo, incómodo, con hits para toda la familia de vez en cuando, pero manteniéndolo real en el núcleo de su producción, de su esencia?

El más reciente álbum de PP nos da algunas pistas sobre esto. Está dividido: primero las quince rolas de música mexicana, acompañado de varias luminarias y artistas menos conocidos, un disco casi por completo colaborativo. Con canciones que son party anthems que conviven con otras como “RELOJ”, “HOLLYWOOD” y, mi favorita, “14 – 14”, que tocan los temas que tocan. El mensaje que se da con un disco así, según interpreto, es: “yo soy el más visto, pero somos muchos más, y quiero que los escuchen”. Un homenaje al movimiento. Lo segundo es su EP (no sé si podríamos considerar álbum) en el que explora una vez más ritmos de trap, reggaetón, música electrónica, etc. ¿Será que su salto sostenido a la fama global —más todavía, tras la nueva colaboración con ¥$ y Rich The Kid— sucederá a través de esos ritmos? ¿Y que la música mexicana está cuidando no mezclarla? Aunque está en el mismo disco, se siente una diferencia, hay una distinción indicada en el tracklist. Cosa que no pasó con Pa las Baby’s y Belikeada de Fuerza Regida y NataKong, que adolecen de esa fusión sin hilos conductores más allá de coleccionar sencillos en un mismo proyecto. Misma mezcla desafortunada que vimos suceder, en menor medida, en el álbum DLUX de DannyLux. La respuesta ya el tiempo la dirá. No queremos que a la música mexicana le pase lo que al reggaetón tras “Despacito”. Merecemos que su esencia se mantenga. Que no pierda sus raíces, sin estancarse en lo ortodoxo. Que se perfeccione como manifestación cultural, que se expanda, sin dejar de ser lo que es. Que crezca, manteniendo el balance con el tema industria. Que se siga haciendo historia, su historia.

7.

¿Qué música mexicana se produciría en un México utópico? Sobre esto, y a propósito de los corridos, en el prólogo a Corridos Tumbados de Valenzuela Arce, Ramírez Pimienta escribe: “No creo que un país donde solo reine la felicidad pueda producir corridos, mucho menos que estos resulten exitosos.” ¿Primero está la realidad social y luego la cultura que a partir de ella se construye? Esta pregunta podrán responder de mejor manera los especialistas en ciencias sociales. Esta es una invitación a leerles. Creo que estoy de acuerdo con Valenzuela y Ramírez, especialistas en estos temas, cuando ven, sin pesimismo, el desarrollo de la música mexicana, de la cultura, dadas sus dimensiones y la juventud de las personas que de ellas participan. La naturaleza transfronteriza, el sitio y las condiciones sociales que las vieron crecer, etc. Su cercanía con un lenguaje visual global. La construcción de sus artistas como superestrellas de muy grande alcance. No olvidemos que Peso ha cantado una de las grandes y más tristes canciones sobre adicción —tema de vital relevancia social— (“14-14”) y ha abordado otros temas sociales de manera incómoda en su álbum más reciente (“Hollywood”). No como quisiéramos, ni como quisiera La Contracultura. Lo ha hecho a su manera, pues. Según su propia evolución como artista, pero más como género. No sabíamos que tendríamos un Kendrick  hasta que lo tuvimos. O una Little Simz. No supimos hasta que un género que cuidó su integridad los vio nacer. Tengo mucha esperanza en los nuevos nombres: Iván Cornejo, DannyLux. Hay en ese futuro algo que se dibuja con una tenue luz. Yo no quiero pensar que los jóvenes no saben lo que hacen, que no entienden lo que consumen. No confío en ese adultocentrismo del que hablaba antes. Yo elijo la esperanza, quizás ingenuamente. Una de las deudas, y esto no podemos dejar de decirlo,  es con las front-girls de la música mexicana: además de Estilo Sin Límite, NXNNI, Conexión Divina, Ivonne Galaz… hay más voces, y necesitamos escucharlas. Ojalá pronto reclamen, como sucedió con el rap, su espacio. “El corrido tumbado” es cosa de jóvenes, dice uno de los intelectuales mencionados al inicio de este párrafo. La “música mexicana pop”, diríamos nosotros, sampleando, es cosa de jóvenes. Y ese es precisamente su mejor destino.

4 presente dorado de la musica mexicana reportaje Martin Rangel Noguez
Natanael Cano, Gabito Ballesteros y Peso Pluma durante el concierto de este último el pasado noviembre en el Foro Sol de la CDMX. Crédito: Martín Rangel Noguez

Total
0
Shares
Previous Article
calendario liga expansion apertura 2024 1

Liga de Expansión: Apertura 2024, Calendario de Dorados y La Paz

Next Article
Credencial INAPAM Adultos mayores reciben descuento especial en Telmex

Credencial INAPAM: ¿Adultos mayores reciben descuento especial en Telmex?

Related Posts
Total
0
Share