Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China están reconfigurando las cadenas globales de suministro, posicionando al noroeste de México como un punto estratégico para nuevas inversiones.

Daniela Valenzuela / NORO
La guerra comercial entre China y Estados Unidos sigue generando ajustes en las cadenas de suministro globales. Los nuevos aranceles impuestos por el gobierno estadounidense podrían impulsar a las empresas a relocalizar su producción hacia México.
La economista Cristina Siqueiros explica que esta situación podría representar una oportunidad estratégica para México, sobre todo en el noroeste del país, donde ya se concentra gran parte de la inversión industrial.
La guerra arancelaria entre EE. UU. y China

Las tensiones entre Estados Unidos y China surgieron por las prácticas que Washington considera desleales de Pekín, como los subsidios estatales, el robo de propiedad intelectual y el control de sectores tecnológicos estratégicos.
Desde la administración de Donald Trump, Estados Unidos impuso aranceles de hasta 55 % a productos chinos bajo la Sección 301 del Código Comercial, con el fin de proteger su industria y reducir la dependencia de las cadenas de suministro asiáticas.
Según Bloomberg, el gobierno estadounidense mantiene estas tarifas como una forma de equilibrar el comercio sin romperlo por completo.

China respondió con gravámenes de entre 10 % y 15 % sobre productos agrícolas estadounidenses como soya, maíz y carne vacuna, y ha redirigido parte de su comercio hacia América Latina y el sudeste asiático para reducir su exposición a Estados Unidos.
Este intercambio de medidas ha generado un nuevo equilibrio en el comercio global, donde ambas potencias protegen sus intereses estratégicos.
Estados Unidos busca frenar el avance tecnológico de China en sectores como la energía, los minerales críticos y la inteligencia artificial, mientras Pekín exige eliminar los aranceles como condición para un nuevo acuerdo.
La disputa mantiene una paz tensa que ha reconfigurado las cadenas de suministro mundiales y abierto oportunidades para países como México, especialmente en el auge del nearshoring.
Aranceles de EE. UU. a China: oportunidad para México

El aumento de los aranceles de Estados Unidos a los productos chinos ha cambiado el mapa de la producción global. Al encarecer los bienes procedentes de China, especialmente en sectores como el automotriz, electrónico y de maquinaria, muchas empresas están buscando alternativas más cercanas para fabricar o abastecerse.
México se perfila como uno de los principales beneficiarios de este movimiento. Su proximidad geográfica con Estados Unidos, los costos competitivos de producción y la ventaja del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) lo posicionan como un destino estratégico para la relocalización industrial.
“Aquí es donde entra el nearshoring para México, ya que el traslado de operaciones o proveedores a países geográficamente cercanos al mercado final… México cumple con requisitos clave como la cercanía geográfica a Estados Unidos”, explicó la economista Cristina Siqueiros.
La combinación de menores tiempos y costos de envío, mano de obra calificada y una infraestructura industrial en expansión convierte al país en un polo atractivo para nuevas inversiones.

“Y esto, a su vez, puede impulsar el auge del nearshoring en México, generando un aumento de inversiones extranjeras, una mayor demanda de parques industriales y crecimiento económico en los estados fronterizos”, añadió Siqueiros.
En un contexto global cada vez más incierto, las empresas buscan cadenas de suministro más cortas, confiables y diversificadas. México ofrece justo eso: estabilidad, acuerdos comerciales sólidos y cercanía al mercado más grande del mundo.
“Estas ventajas nos convierte en el destino preferido para relocalizar manufactura que busca abastecer al mercado estadounidense de forma rápida, segura y competitiva”, explicó la economista.
Las ventajas para el nearshoring mexicano

Si el impacto de los aranceles a China se traduce directamente en un impulso al nearshoring, México podría ver fortalecidos varios de sus sectores estratégicos, especialmente el automotriz y el electrónico, explica la economista Cristina Siqueiros.
“Desde una perspectiva macroeconómica, el sector automotriz genera empleo intensivo y exportaciones de alto valor; existe una aportación significativa al PIB manufacturero y atrae inversión extranjera directa (IED). Mientras tanto, el sector electrónico impulsa exportaciones tecnológicas, genera empleos calificados y estimula encadenamientos productivos locales”, señaló Siqueiros.

La economista destaca que el noroeste de México se perfila como una de las regiones con mayor potencial dentro de este proceso de relocalización industrial, al contar con condiciones para liderar sectores como el automotriz, electrónico, aeroespacial y agroindustrial.
Sin embargo, advierte que aprovechar plenamente este potencial requerirá inversión pública, coordinación regional y certeza jurídica, factores clave para consolidar a la región como una ancla del nuevo modelo industrial mexicano.
Los sectores estratégicos del noroeste, como los semiconductores, la industria aeroespacial, la manufactura eléctrica, la agroindustria y las energías renovables, se perfilan entre los más beneficiados por el desvío de inversiones provenientes de Asia.

Su posición geográfica privilegiada, la infraestructura industrial existente y la especialización técnica de su fuerza laboral colocan a esta región como un nodo esencial del nuevo mapa manufacturero.
En términos de empleo, una ola de nearshoring impulsada por los aranceles a China podría transformar el mercado laboral del noroeste. No solo representaría un incremento en la creación de empleos, sino también una mejora en su calidad.
“El cambio no solo sería cuantitativo —más empleos—, sino cualitativo, con mayor formalización, demanda de técnicos especializados, inclusión de mujeres y jóvenes, y un encadenamiento con servicios logísticos”, destacó Siqueiros.

Para que este cambio sea sostenible e inclusivo, subraya la economista, será necesario implementar una estrategia regional de formación, acompañada de planeación urbana y un fortalecimiento institucional que asegure el desarrollo equilibrado de las ciudades industriales.
“El nearshoring no es solo una respuesta temporal a los aranceles entre Estados Unidos y China, sino parte de una reconfiguración estructural de las cadenas globales de suministro. México puede beneficiarse de manera duradera, siempre que fortalezca sus condiciones internas y adopte una estrategia de largo plazo”, concluyó.
Más que un ciclo económico pasajero, lo que está en juego —advierte Siqueiros— es el lugar de México en la economía mundial y su capacidad para consolidarse como un socio estratégico en la producción global del futuro.
Con información del Economista, Infobae y BBC.









