La agricultura sostenible nace de la necesidad de desarrollar sistemas alternativos de agricultura acordes con el contexto y las necesidades del planeta y la sociedad actual
Se entiende por agricultura sostenible o sustentable aquella que, en el largo plazo, contribuye a mejorar la calidad del ecosistema mientras satisface las necesidades básicas de alimentación y vestido de todas las personas y es económicamente viable desde el punto de vista del productor y el consumidor.
Contexto actual del planeta y la sociedad
El valor de la producción agrícola mundial supera los 3 000 billones de dólares al año y en algunos países, particularmente aquellos en vías de desarrollo, supone hasta el 40 % de su riqueza, según datos del Banco Mundial.
Por otro lado, actualmente la producción agrícola es responsable de más del 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y del consumo del 70 % del agua en todo el mundo. Además, un tercio de toda esa producción se desperdicia y, a pesar del aumento constante del rendimiento de los cultivos, según la FAO (Organización Mundial de Alimentos y Agricultura) 793 millones de personas en el mundo sufrieron hambre crónica entre 2014 y 2016.
Se estima que en 2050 la población mundial se acercará a los 10 mil millones de personas. En este sentido, la agricultura sostenible nace de la necesidad de desarrollar sistemas alternativos de agricultura que sean más acordes con el mundo y la sociedad actual, que demanda formas de producción más sostenibles y menos agresivas para el medio ambiente, y que sean social y económicamente aceptables.
Lo que se ha hecho y lo que falta para la agricultura sostenible
Lo correcto sería hablar de agriculturas sostenibles, ya que no es solo una. El concepto engloba cuatro modelos: Agricultura Ecológica, Agricultura Biodinámica, Permacultura y Producción Integrada. Estas se materializan en técnicas como la siembra directa, la cual reduce drásticamente la erosión del suelo y los riesgos de contaminación de los ríos por sedimentos y fertilizantes; o la agricultura comunitaria, a menor escala.
Otras prácticas de agricultura sostenible son la sustitución de fertilizantes por plantas leguminosas fijadoras de nitrógeno, o de pesticidas químicos por “pesticidas” naturales, de arado por labranza cero, etc.
“Esta nueva etapa de producción sostenible deberá basarse en conocimientos intensivos en todos los niveles y en un renovado compromiso político hacia las prácticas más adaptadas a la agricultura familiar, respetuosas con las condiciones ambientales y sociales de cada país”.
FAO (Organización Mundial de Alimentos y Agricultura)
Para la FAO, existen cinco retos para la sostenibilidad futura de la agricultura:
- Frenar la degradación de la tierra y de los recursos naturales al tiempo que se reduce la inseguridad alimentaria.
- Gestionar mejor los recursos ante un previsible aumento de la competencia.
- Minimizar el impacto de la agricultura en el cambio climático y, al mismo tiempo, proteger la actividad de los impactos de este fenómeno global.
- Mejorar el control de enfermedades y otras amenazas naturales ligadas a la globalización de la cadena de producción agrícola.
- Reforzar las políticas de gestión de las tierras agrícolas para que integren la conservación de especies y espacios naturales.
Lo que pretende la agricultura sostenible es actualizar los objetivos de desarrollo económico tomando en cuenta los otros dos pilares que constituyen su fundamento: medio ambiente y sociedad.
Fuentes: BBVA, Tecnológico de Costa Rica, EOS Data Analytics