Las deportaciones masivas desde Estados Unidos presionan el mercado laboral mexicano, ya afectado por informalidad y bajos salarios. Aunque el gobierno y el sector privado ofrecen empleos, la demanda supera la oferta.
Ricardo Amador/NORO
Las deportaciones masivas desde Estados Unidos pusieron en alerta al mercado laboral mexicano, que ya enfrentaba dificultades estructurales. A pesar de los esfuerzos gubernamentales por mitigar la situación, la incorporación de miles de personas repatriadas podría ejercer una presión adicional sobre el empleo y los salarios en el país.
El gobierno de México implementó medidas para recibir a los migrantes deportados, incluyendo centros de atención en la frontera norte y en aeropuertos nacionales, donde se les ofrece apoyo integral y oportunidades laborales.

Sin embargo, expertos advierten que el mercado laboral ya enfrenta fallas estructurales que dificultan la generación de empleo de calidad.
Alexa Castro, analista de la organización México, ¿Cómo Vamos?, explicó que la informalidad sigue siendo una de las mayores barreras para el empleo digno en el país, ya que las dinámicas actuales en el ámbito laboral no solo dificultan la integración de personas deportadas, sino que también afectaría su calidad de vida.
La posibilidad de que muchos repatriados se vean obligados a trabajar en la economía informal los expone a condiciones de vulnerabilidad y pobreza laboral.
El panorama es aún más complicado para las mujeres deportadas, quienes en Estados Unidos tenían empleo formal y acceso a seguridad social.

Las deportaciones masivas y las limitaciones del empleo formal
El sector privado anunció la disponibilidad de 50 mil empleos para los mexicanos repatriados, pero esta cifra apenas representa el 1.4% de los 3.6 millones de connacionales en riesgo de deportación.
Ante este panorama, la presidenta de México aseguró que los deportados serán bien recibidos y contarán con oportunidades laborales, pero expertos consideran que las medidas actuales son insuficientes para absorber a todos los posibles retornados.

Alejandro Mosiño Jasso, director del Departamento de Economía y Finanzas de la Universidad de Guanajuato, advierte que la llegada de miles de personas deportadas aumentará la competencia por empleos, presionando aún más los niveles de desempleo y los salarios en el país.
En 2024, la creación de empleo formal se desaceleró considerablemente: solo se generaron 213 mil 993 nuevos puestos, comparados con los 651 mil 490 de 2023.
Incluso para quienes logren insertarse en empleos formales, las condiciones salariales no serán comparables con las que tenían en Estados Unidos.
Mientras que el salario mínimo en ese país es de $7.25 dólares por hora (aproximadamente $149 pesos), en México el salario mínimo general es de $278.80 pesos diarios, y en la frontera de $419.88 pesos diarios, lo que representa una reducción drástica en su capacidad adquisitiva.
Impacto económico y social de las deportaciones masivas
Más allá del empleo, las deportaciones masivas también podrían afectar la economía mexicana debido a la reducción en el flujo de remesas. Según el Dr. Mosiño Jasso, estas transferencias económicas sostienen a millones de familias y dinamizan mercados locales.
Con la disminución de estos ingresos, muchas comunidades verán un deterioro en su nivel de vida y en la actividad económica local.

Rodolfo de la Torre, director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), destaca que la desaceleración en la economía estadounidense impacta directamente en México, especialmente en el sector manufacturero y de la construcción.
Si se implementan medidas arancelarias adicionales, el país podría enfrentar una recesión económica, reduciendo aún más la creación de empleos formales.
Desafíos y posibles soluciones
Para enfrentar este reto, es necesario un esfuerzo conjunto entre el gobierno y el sector privado. Alexa Castro señala que las políticas públicas deben enfocarse en reducir la informalidad, mejorar la participación de las mujeres en el mercado laboral formal y garantizar el acceso a la seguridad social para todos los trabajadores, incluidos los repatriados.
A pesar de los desafíos, algunos deportados podrían encontrar oportunidades en sectores que demandan personal especializado, como la industria manufacturera y los centros de atención al cliente, especialmente para aquellos que hablan inglés.

Sin embargo, sin estrategias sólidas de reinserción laboral y social, la mayoría de los retornados enfrentará dificultades para encontrar empleo digno y bien remunerado.
El gobierno mexicano enfrenta el reto de desarrollar estrategias integrales que permitan una transición efectiva de los repatriados al mercado laboral.
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Fuentes: El Economista, Expansión, Universidad de Guanajuato