Desde 1977 se empezó a gestar en Ciudad Juárez, Chihuahua el desastre nuclear más grande de México provocado por el material radioactivo, Cobalto-60
Corría el año de 1984 cuando por casualidad los sensores de radiactividad del laboratorio nuclear de Los Álamos, lugar donde se construyó la primera bomba atómica, detectaron actividad inusual en un camión que pasó por la zona. Después de investigaciones se descubrió que el origen del vehículo que recorría Nuevo México provenía de Ciudad Juárez, y la fuente de contaminación era Cobalto-60, un isótopo radiactivo que para ese momento ya estaba esparcido en más de 15 estados de la República.
Todo comenzó en 1977, cuando el doctor Abelardo Lemus y sus socios del hospital privado Centro Médico de Especialidades, compraron de forma ilegal y sin autorización, una máquina de radioterapia que funcionaba con Cobalto-60, elemento que en la actualidad se sigue usando en pacientes con cáncer. Sin embargo, el hospital no contaba con personal capacitado y el aparato estuvo en desuso durante seis años, en una bodega que no cumplía con los requisitos mínimos de seguridad.
El gran desastre comenzó cuando un empleado del hospital, Vicente Sotelo Alardín, desarmó la máquina sacando el cilindro con Cobalto-60 para venderlo como chatarra. Según declaraciones del trabajador, el encargado de mantenimiento le dijo que lo hiciera para “juntar para las sodas”, pero el hospital declaró a las autoridades que el equipo había sido robado por Sotelo y Ricardo Hernández, dos empleados. De cualquier forma, durante el traslado del equipo médico al Yonke Fénix, el material se empezó a esparcir por la ciudad.
El Cobalto-60 se mezcló con la chatarra y se vendió a varias empresas, la principal fue Aceros de Chihuahua S.A. (Achisa) y la maquiladora Falcón de Juárez S.A., quienes usaron el metal radioactivo para fabricar bases para mesas y varillas de acero corrugado. Todo este material, unas 6,000 toneladas, se distribuyó a más de la mitad de Estados del país y se exportó a Estados Unidos.
La reacción de Ciudad Juárez y México ante la contaminación por Cobalto-60
Las autoridades trataron de minimizar la magnitud de lo sucedido. Hasta el momento no se conoce con exactitud el número de personas afectadas, pero se estima que fueron alrededor de 4,000 los impactados por la contaminación. Por otra parte, se hizo un seguimiento de los residuos radiactivos que se esparcieron en construcciones en las que se utilizaron las varillas contaminadas, 814 de los 17,600 edificios inspeccionados fueron demolidos. Se calcula que unas 1,000 toneladas de varilla nunca se recuperaron.
En el informe médico presentado por la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), un extenso documento publicado en 1985 que describe cómo se generó la situación, se declararon mínimas afectaciones a los principales expuestos. Pero este es el único documento disponible de los hechos, y según reportó Guillermo Espinosa, un físico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que participó en la investigación de aquel suceso, no se supo después mucho sobre Sotelo, quien fuera el mayor expuesto.
A diferencia de otros implicados, e incluso los expuestos a las varillas, la cantidad más grande de residuos radiactivos se localizó en la chatarrería y en la camioneta con la que se trasladó el cilindro con con Cobalto-60. El vehículo estuvo estacionado por meses frente a la casa de Sotelo en la colonia Altavista de Ciudad Juárez, uno de los barrios más humildes de la ciudad.
Los vecinos que vivían cerca de la camioneta de Vicente Sotelo Alardín, donde se encontraron una de las principales fuentes de radiación, recibieron altas dosis de radiación y se estima que las personas sufrieron diez veces más radiación que en el incidente de Three Mile Island en Pensilvania.
Los desechos recuperados, incluyendo la camioneta contaminada, se enterraron en un lugar conocido como La Piedrera, en las dunas de Samalayuca, sobre un acuífero, sin seguir medidas de precaución. Otra parte de la varilla se enterró en Hidalgo, el Estado de México y Sinaloa, lugares donde solo se utilizó plástico y cemento para contener el material radiactivo. Aunque han pasado casi cuatro décadas desde el incidente, sigue siendo relevante, especialmente cuando se considera la creciente demanda de energía limpia y renovable.
¿Tú habías escuchado de este accidente nuclear en Chihuahua?
Fuente: Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, BBC, El País, México Desconocido.