Se registraron aumentos de casos de COVID-19 en Sinaloa. Autoriades reconocen que muchos de ellos son consecuencia del regreso a clases presenciales
Los casos de COVID-19 en Culiacán, Sinaloa, aumentaron dos semanas después del regreso a clases presenciales el 31 de enero. Los casos confirmados de COVID-19 para el 9 de febrero eran de 158 alumnos de nivel básico, 30 maestros y 11 directivos.
A la fecha, Sinaloa acumula 2 737 pacientes activos; Culiacán tiene 530, colocándose como el municipio con más contagiados.
Graciela Domínguez Nava, titular de la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC), detalló que son 89 621 estudiantes que asisten de manera presencial; 153 979 lo hacen de manera híbrida y 290 mil de forma virtual.
El subsecretario Horacio Lora Oliva agradeció que la incidencia era menor gracias a las vacunas. Igualmente, pidió a los padres no enviar a los menores si estos presentaban síntomas.
Ahora, son 1 564 escuelas que trabajan en modalidad presencial y 1 505 de manera híbrida. 194 planteles están cerrados por vandalismo e infraestructura y la matrícula de estos solo trabaja en modo virtual.
Alicia Magaña es jefa del sector 13 de educación primaria y expresó que la autoridad no les ha ayudado con la atención a los planteles. Entre ella y los padres de familia limpiaron 42 escuelas. 24 de estos planteles están ubicados en Mazatlán y 18 en San Ignacio. Aquellas que no son restauradas iniciarán clases una vez que sean funcionales para recibir al alumnado.
Consecuencias del COVID-19 en Sinaloa
Algunas escuelas han sido vandalizadas, lo que ha ocasionado falta de luz y agua. Esto tiene com oconsecuencia que los menores se mantengan en sus casas. Esta situación es complicada para las familias, pues en algunos hogares no se cuenta con Internet o equipo de trabajo.
Para algunos padres de familia es difícil atender a los menores debido a sus empleos o por no tener un espacio adecuado para las clases desde casa. Esto genera que el alumno se retrase y sea motivo de baja por bajo rendimiento escolar, lo que desencadena la deserción y un estado anímico negativo.
Lo anterior incidió en que los padres decidieran enviar a los menores a clases presenciales. Sin embargo, esto causa controversia en los mayores, pues la capital se encuentra en semáforo naranja por su nivel de contagios, y dudan que en las aulas se sigan las reglas sanitarias.
Principalmente por parte de los alumnos, pues algunos son distraídos o desobedientes y rompen las medidas del protocolo.