El burro-cebra de Tijuana, Baja California, es una referencia de la cultura fronteriza mexicana, aunque en los últimos años la tradición ha tenido detractores
La avenida Revolución de Tijuana está llena de tradición, artesanías, bares, turistas, comida tradicional y el ya convertido en ícono de la ciudad: el burro-cebra.
Se sabe que la foto más antigua conocida del burro-cebra data de 1904. Otras versiones aseguran que en 1939. Sin embargo, se tienen registros de su existencia desde 1889, en otros tiempos de la historia de Tijuana, cuando ya se recibían visitas extranjeras provenientes de todo el mundo.
Algunos estudios puntualizan que el burro empezó a ser popular en la foto típica del recuerdo de Tijuana desde 1914. Esto con información del Observatorio Turístico de Baja California, OTBC.
El boca a boca que ha contado la historia del famoso burro de Tijuana tiene en una de sus versiones que cuando los extranjeros se hacían la típica foto tijuanenses con el combo zarape, burro y sombrero de charro, el color regularmente gris del burro se perdía en el blanco y negro de las fotos. Por eso un día alguien decidió darle una mano de pintura para que resaltara mejor en las fotos siendo una cebra.
En aquellos años México atravesaba los tiempos de la Revolución y muchos extranjeros asociaban el suelo nacional con el salvaje oeste, por la cercanía con el sur de Estados Unidos, este hecho también le daba el toque para que los turistas eligieran llevarse un recuerdo con burro y sombrero al mero estilo “mexicano”.
La mascota del centro de la ciudad también es conocida como “zonkeys”, y la tradición ya tiene más de cien años ofreciendo fotos en las carreteras de burro-cebras para los visitantes de la frontera.
Burro-cebra ratificado como patrimonio de Baja California
En 2018 el burro-cebra fue ratificado como patrimonio cultural de Baja California, a pesar de que un amparo había detenido temporalmente la declaratoria.
Las asociaciones civiles que se pronunciaban estaban de acuerdo con que la figura del burro-cebra fuera reconocida como un emblema de Tijuana. La preocupación estaba puesta en que se dejara de pintar a los burros, ya que algunos lo consideran abuso animal.
En aquel entonces, defensores de la ratificación afirmaban que los burros de la avenida Revolución viven cerca de 20 años, mientras burros en otros contextos viven entre 7 y 10 años. Lo que significaba que estaban bien cuidados.
Las organizaciones que se manifiestan en contra de seguir con la tradición de los burro-cebra, además del maltrato animal, alegan que Tijuana tiene más valores como ciudad con los cuales ser representado.
A menudo se informa que los «zonkeys» son sometidos a largas horas de trabajo en condiciones calurosas y sin descanso adecuado. Además, algunos turistas pueden tratarlos de manera inapropiada, como tirarles de las orejas o darles alcohol.
Muchos de los encargados dueños de los burros aseguran que la silla que llevan no es pesada, la pintura que usan no es tóxica, están bien alimentados y la soga con que son sujetados, no les aprieta. Por lo que no existe maltrato para los animales y consideran que si los burros fueran retirados, terminarían en un rastro.
Fuentes: Milenio, Tijuanotas, El Debate, El Sol de Tijuana, Sin Embargo