Una persona con careta de protección por covid-19 entrega comida a un hombre con capucha gris.

Sueños y ayuda en la frontera: «Comida Calientita» para quienes migran y se quedan en Tijuana

Durante 2020, Esther Morales, quien encabeza este proyecto, entregó más de 10 mil comidas calientes a personas en situación de tránsito

La migración de retorno a México hizo que Esther Morales Guzmán supiera lo que es el hambre en la frontera que Tijuana comparte con San Diego, California.

Es originaria de Oaxaca, pero como miles de personas mexicanas se fue a Estados Unidos y vivió como migrante sin papeles en ese país por veinte años. Pero la regresaron. Y cruzó de nuevo. Y la regresaron otra vez. Y volvió a intentarlo.

Una fila de personas en espera de un plato de comida caliente.
Créditos: El Imparcial.

Entre 1989 y 2010 la deportaron nueve veces. La última vez que sucedió, tomó la decisión de quedarse en México, ya que no tenía las fuerzas necesarias para cruzar de nuevo. Tenía 50 años.

Esther llegó a Tijuana y vivió de primera mano lo que necesitan quienes migran. Algunas necesidades básicas se pueden cubrir, pero acceder a una comida caliente se vuelve un lujo.

Cuando pudo se reactivó y se organizó en la frontera para ayudar a quienes se encuentran en una situación similar a la que ella estuvo en 2010: de regreso a una ciudad que quizá no es la suya, sin papeles, sin trabajo y sin un plato de comida.

“Es una cosa que te causa impotencia, tener hambre, porque yo lo sentí, yo no tenía dinero, yo no conocía Tijuana, entonces pasaba por donde había comida y siempre tenía hambre y no tenía dinero, muy poca gente te ayudaba o te daba para un taco, se siente bien feo y la gente es cruel, piensa que eres una mala persona”

Esther Morales Guzmán, creadora de “Comidas Calientitas”
Dos mujeres frente a dos charolas de comida.
Créditos: San Diego Reader.

Nace un proyecto de ayuda

Con ayuda de amistades y familia, Esther logró poner un negocio de tamales en el centro de Tijuana. Cuando ella alcanzó un poco de estabilidad, regresó al albergue donde la ayudaron, porque sabe que nunca sobran manos ni comida. Al contrario, Esther recuerda que algunas veces se quedó con hambre, porque las personas voluntarias que la atendían tenían que dividir raciones contadas entre muchas bocas.

Así le nació el amor por ayudar al lado sur de la frontera y tratar de compartir esperanza a través de un plato de comida caliente que recuerde al hogar propio. Ella reconoce que hace una década, los albergues no eran tantos, tampoco el voluntariado, pero que afortunadamente en la actualidad hay más donativos y los grupos se encuentran mejor organizados para brindar un servicio más completo.

Conociendo el poder de un plato de comida, Esther creó “Comida Calientita”. Recibe apoyo para continuar con su proyecto de organizaciones civiles y algunos agentes particulares.

“Me gusta regalarles comida caliente para que recuerden su casa, a su mamá, a su tía, a su abuela y con eso les llegue esta sensación de querer volver a empezar y ponerse a trabajar y salir adelante”.

Esther Morales Guzmán, creadora de “Comidas Calientitas”

El proyecto no cuenta con apoyo de autoridades de cualquier nivel de gobierno. Ya son cuatro años de ayudar a un sector que suele ser ignorado por transeúntes e incluso autoridades de dos países: quienes migran.

En la frontera también se cumplen los sueños

Cuando a Esther se vio a ella misma en la frontera entre México y Estados Unidos supo que no todo sería sencillo. Lo más difícil de este proyecto que se asoma a cumplir un lustro ocurrió durante los dos años más agudos de la pandemia por COVID-19.

Una mesa amplia con personas quienes comen y beben refresco. De fondo hay adornos navideños.
Créditos: San Diego Reader.

El zarpazo que la pandemia significó para las actividades económicas también mermó el trabajo de “Comida Calientita”, pero el proyecto sobrevivió con el apoyo de la abogada Soraya Vázquez.

“De este lado también hay sueños y que solamente necesitas echarle ganas y abrigar tus sueños, no necesitas ir tan lejos, peligrar, que te mal miren o te menosprecien por tu color cuando aquí mismo hay oportunidad, dale una oportunidad a México, si se puede” .

Esther Morales Guzmán, creadora de “Comidas Calientitas”

El equipo de “Comidas Calientitas”

Son solo cuatro personas quienes realizan esta labor en la frontera: un artista que se encarga de la divulgación de las actividades y tres mujeres que prestan su servicio en la cocina.

Este equipo hizo posible entregar más de 10 mil comidas calientes en doce albergues para personas que migran en Tijuana, como ejemplo de que en la frontera de Tijuana también pasan cosas buenas y, como dice la salsa que vende: de este lado también hay sueños.

Quienes deseen apoyar este esfuerzo al lado sur de la frontera, pueden acudir al restaurante La Antigüita, en calle Cuarta entre avenida Ocampo y Negrete, en la Zona Centro. O en la página de Facebook de La Antigüita Tamalería.

Con información de Síntesis TV, El Imparcial, Alma Migrante y San Diego Reader.

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