El pueblo está en una de las reservas de la biósfera más grandes del país: la de El Vizcaíno, con 2 mil millones de hectáreas de extensión
Guerrero Negro es un pueblo de ballenas y sal. Su ubicación geográfica en la Laguna Ojo de Liebre, al interior de la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, le otorga características particulares que lo hacen escenario de recepción de la ballena gris, mamífero que cada invierno migra a dicho sitio para aparearse, parir e iniciar la crianza de una nueva generación.
El pueblo recibió ese nombre tras un hecho que precedió su formación. En 1850, un barco inglés, el Black Warrior, zozobró en este espacio. Así, al formarse el pueblo en 1957, lo honraron con ese nombre, según se señala en la Revista Buen Viaje.
Pueblo de ballenas
La publicación antes mencionada señala que el hecho de que Guerrero Negro sea destino de ballenas grises para desarrollar una de las etapas más delicadas de su ciclo vital, no es nuevo. A mediados del siglo pasado, un capitán descubrió que utilizaban la Laguna Ojo de Liebre como espacio para la reproducción y decidió tomar a las ballenas y sacar su aceite, lo que las llevó cerca de su extinción.
Esta área, que fue poblada por nómadas desde hace 10 mil años, fue declarada Reserva de la Biósfera en 1988 y en 1993 la Unesco la declaró Bien de Patrimonio Mundial Natural.
Actualmente, este territorio está inscrito en proyectos de protección al ambiente y la ballena. El hecho de ser una reserva de la biósfera lo habilita para determinadas actividades, como el turismo y pesca de bajo impacto, según los lineamientos del Gobierno Mexicano. En 1949, el país se sumó a la Comisión Nacional Ballenera con la intención de defender a este mamífero.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) indica que en 2015 un censo contabilizó 2 305 ejemplares de ballena, lo que las colocaba fuera de peligro de extinción.
La dependencia federal señala que además de la ballena gris, hay otras 130 especies de aves, algunas de las cuales se encuentran en riesgo, como el pelícano café, pardo y moreno y gris, así como el ganso de collar y el halcón peregrino.
Algunas de las labores de conservación, según registra la Revista Buen Viaje, se han expandido a más fauna, como las águilas, ya que se colocaron postes de madera altos para que estas aves pudieran anidar, lo que favoreció a que en un periodo de 20 años cuadriplicaran su número.
Pueblo de sal
Aunque Guerrero Negro es más conocido por ser un destino de ballenas, también resalta por su producción de 7 toneladas anuales de sal. Y lo hace a través de la evaporación: se llenan enormes tantes de agua de mar y se permite que el sol evapore el agua y deje la sal al descubierto.
Su sal se envía a Estados Unidos, Canadá, Japón, Corea, Nueva Zelanda y Taiwán, entre otros países, informa Buen Viaje.
Reserva Vizcaíno como destino turístico
National Geographic resalta algunas curiosidades sobre este espacio. Una de ellas es su variabilidad, pues tiene 450 kilómetros de playa, así como sierra y planicies; también así es su clima, pues va de seco y desértico a áreas con lluvias dominantes.
La reserva es hábitat de tortugas y lobos marinos. Además, se encuentra un área de pinturas rupestres resguardadas por una bóveda de rocas de las montañas de la Sierra San Francisco.
La Revista Buen Viaje señala que aunque es un destino prometedor para turismo y hay buen trato por personal de servicios, es complicado llegar ahí y hay poca infraestructura turística. Sin embargo, es posible encontrar hoteles cómodos.
Tanto National Geographic como la Revista Buen Viaje coinciden en que Guerrero Negro, además de su aportación a la biodiversidad del noroeste, es un destino turístico que merece el esfuerzo visitar.
Con información de Revista Buen Viaje, Gobierno de México y National Geographic.