A 45 kilómetros al sur de Ciudad Obregón, Sonora, se encuentra la Isla Huivulai, un paraíso por el que se han peleado batallas
Sonora, abrazado por el Mar de Cortés, cuenta con una gran cantidad de sitios para disfrutar de la naturaleza, como Puerto Peñasco y San Carlos, que son considerados los principales destinos turísticos cuando se trata de ir a la playa. Sin embargo, hace algunos años la Isla Huivulai se convirtió en un pequeño paraíso visitado para quienes deseaban disfrutar de las tranquilas playas de este lugar situado a poco más de 40 kilómetros al sur de Ciudad Obregón.
La Isla Huivulai tiene una longitud de 17 kilómetros y de 1.2 kilómetros en su parte más ancha. Su nombre viene de la lengua mayo y significa “pescuezo largo”. Este lugar llegó a estar conectado con la Bahía del Tóbari a través de un camino construido por el ingeniero Eduardo Patiño Benet, quien después de haber naufragado junto a su hermano Ernesto, Simeón Almada y Jorge Karam en 1962, vio el potencial que tenía el islote para la recreación y el descanso.
Aunque existía un decreto instituido por el gobernador Faustino Félix Serna en el que decía que la Isla Huivulai pertenecía jurídica y administrativamente al municipio de Cajeme, en el año de 1963 el islote fue vendido a Eduardo y Ernesto Patiño Benet por 35 mil pesos. En ese entonces ocupaba la presidencia Adolfo López Mateos y el Secretario de Agricultura y Ganadería de ese sexenio era Jesús Patiño Navarrete, primo-hermano de los adquirentes.
Después de ser comprada, se formó la Compañía Turística del Yaqui y Mayo con Eduardo Patiño y Faustino Félix Serna (gobernador de Sonora de 1967 a 1973) a la cabeza. Los líderes de la compañía fraccionaron la isla y la vendieron por lotes de 5 y 10 mil metros como parte del Proyecto Turístico Huivulai. Algunos de los propietarios de los terrenos fueron Vicente Ivich, Manuel Díaz Brown, Arturo Castelo y la familia Donadiu, por mencionar algunos. Con el dinero de la venta de lotes construyeron el camino de conexión a la bahía con una autorización de la Secretaría de Marina, proceso que duró entre 1963 y 1964.
La gran batalla por la Isla Huivulai
La Isla Huivulai se ha visto involucrada en una serie de batallas legales para reclamar su posesión, principalmente por el camino de cinco kilómetros que conectaba a la isla con el estado. Fue en el año de 1983 cuando el gobierno del estado expropió finalmente la propiedad del islote a la familia Patiño alegando usos de propiedad pública.
A los tres años de la expropiación, la Suprema Corte de la Nación concedió un amparo de tres años a la familia para devolver la propiedad en las mismas condiciones que la había recibido. Sin embargo, para ese tiempo el borde ya se encontraba destruido por el abandono, robo de piedras y estragos propios de la naturaleza. El gobierno del estado se negó a reparar el camino, razón por la que la familia Patiño se encargó de las reparaciones.
Años más tarde, las personas podían pasar a la isla con su carros. Para esto tenían que pagar una cantidad de 30 pesos por vehículo para costos de mantenimiento y conservación del camino de acceso. Debido a la cuota se levantaron 12 firmas en contra, mismas que fueron tomadas en cuenta por Emilio Gamboa Patrón, entonces titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, quien decomisó el camino en 1993 bajo el reclamo de que este era una vía general de comunicación.
La Semarnat, en una publicación de 1999, especificó los nombres de las islas e islotes que pertenecen a la Federación, las del Estado, las islas ejidales y las privadas, dentro de las que aparece la Isla Huivulai. En 2011, la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), ordenó la destrucción de lo que restaba del camino.
¿Te gustaría que la Isla Huivulai vuelva a ser un destino turístico?
Fuente: Eduardo Patiño, Blog Obson, Travel Report, Tribuna.