En medio de la evolución constante y el cambio rápido, La Antigua Paz sigue siendo un testimonio duradero de la herencia cultural de Chihuahua
En la ciudad de Chihuahua, anclada en la rica historia de México y salpicada de una variada mezcla de bares y cantinas, se encuentra un lugar que ha resistido la prueba del tiempo: La Antigua Paz. Esta cantina, un remanso de la tradición y la historia, ha estado sirviendo a los chihuahuenses y visitantes durante más de un siglo.
Fundada en 1910 por don Francisco Carrejo Sáenz, originario de Zacatecas, La Paz, como se le conocía originalmente, comenzó su historia en la calle Ojinaga, número 1225. Sin embargo, en 1922, Carrejo trasladó la cantina a su ubicación actual, en la esquina de las calles Doce y Mina. Con este cambio de ubicación, también se realizó una modificación en el nombre a La Antigua Paz, en un intento de evocar un sentimiento de nostalgia y desde entonces, la cantina ha permanecido en esa ubicación, convirtiéndose en un emblema cultural de Chihuahua.
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Lo que hace especial a esta cantina no es sólo su longevidad, sino también la historia que la envuelve. Como un verdadero testigo de la época, La Antigua Paz ha sido el escenario de importantes encuentros, desde los tiempos de la Revolución Mexicana hasta la actualidad. Albergó a personajes claves de la Revolución, así como a políticos, artistas, periodistas y empresarios de la época contemporánea. O por lo menos, esto es lo que la familia Carrejo ha plantado.
Se dice que Francisco Villa pasó por La Antigua Paz. En las paredes que la decoran hay más de una foto del general, hasta la impresión de un supuesto cartel de la época en el que se pedía recompensa por el revolucionario. También en más de una ocasión se ha paseado entre las mesas un hombre caracterizado.
Entre estas menciones de recuerdos que hay en la cantina, se encuentra una foto en la que se ve a Francisco Villa al lado del fundador de La Paz, y por la parte de atrás un letrero que dice “Cantina La Antigua Paz”. Sin embargo, esta foto es un montaje, pues en la imagen original Villa aparece con el ingeniero Elías Torres en Tlahualilo, Durango, lugar al que acudió como representante del presidente de la república.
¿Cómo es una visita a La Antigua Paz en Chihuahua?
Las paredes están decoradas con una amplia variedad de fotografías y objetos de época, como una colección de relojes de bolsillo, una caja registradora, una rockola y una televisión, todo antiguo. La Antigua Paz tiene otros aspectos que se fueron agregando con los años, combinando una mezcla de tiempos, como el mural realizado por el maestro yesero Eduardo Estrada en 1952, que parece tallado en madera.
En cuanto a la bebida hay una cantidad variada de cervezas y licores, como todas las cantinas mexicanas la botana es de eso que no se puede dejar de lado y aquí los visitantes se pueden servir a modo de bufete sabritones en una mesa puesta de camino al baño. También hay cacahuates y carne seca, que es de las favoritas de los clientes.
No todas las cantinas del noroeste tienen cocina, pero en el menú de La Antigua Paz se encuentra más de un platillo como tacos, costillas, caldillo de carne, hamburguesas y otros más. Sin embargo, lo que más distingue a esta cantina es una “ensalada” con más de 30 años de historia, pero esta no forma parte del menú y se tiene que pedir como “la de la casa”. Se trata de un pepino cortado en forma de pene con repollo emulando el vello púbico, dos tomates para representar a los testículos y hasta con mayonesa en la punta.
Esta broma local surgió después de que los Carrejo, al ver que los clientes pedían “la ronda de la casa” antes de irse, a modo de broma acompañaban la bebida con un elemento fálico de madera. Según declaró la propia familia, estos objetos se les perdían y por eso apareció el pepino que agarra un color curioso gracias a que lo bañan con betabel, un ingrediente muy común en los platillos de La Antigua Paz.
En la actualidad, Jesús Carrejo, nieto de Don Francisco Carrejo, es quien dirige la cantina en Chihuahua. A pesar de las inevitables actualizaciones y adaptaciones a lo largo de los años para mantenerse al día con las demandas cambiantes del mercado, La Antigua Paz ha logrado preservar su carácter y esencia originales, mostrando sobre todo un cariño excepcional a los clientes que han visitado sus mesas durante décadas, muestra de ello que en su perfil en Facebook aparezcan de forma cada vez más constante publicaciones dando el pésame por la partida de algún viejo amigo.
¿Te gustaría visitar esta cantina en Chihuahua?
Fuente: INAH Chihuahua, El Heraldo de Chihuahua, El Humanista, Guso Macedo Pérez, La Opción de Chihuahua.