Quienes han visitado la Casa de las Culebras afirman que madre e hijo, los protagonistas de esta historia, se asoman por la casa, situación que ha hecho del lugar una parada turística obligatoria
Una leyenda del sur de Sonora es la de la Casa de las Culebras, en Navojoa, en la que se relata la historia de un presunto amor prohibido entre madre e hijo, hace más de 50 años.

La Casa de las Culebras puede ser visitada y genera muchas suspicacias. Algunas personas de Navojoa consideran que hay apariciones de la mama y el hijo en el lugar. Ese es uno de los tantos dichos que rodean esta historia.
Y es que la leyenda de la Casa de las Culebras se desarrolló entre 1960 y 1970, de acuerdo con pobladores, quienes cuentan que una familia adinerada vivía en este lugar, ubicado en las calles Morelos y 16 de Septiembre.
Tiempo después, el padre de familia habría fallecido, por lo que solo quedaron mamá e hijo, quienes vivieron juntos por el resto del tiempo.
A pesar de que había gente que los apoyaba en labores domésticas, tanto madre como hijo pasaban gran parte del tiempo juntos.

La leyenda de la Casa de las Culebras indica que la mamá no quería que su hijo saliera ni conociera a nadie por miedo a perderlo como pasó con su esposo.
Tiempo después, el joven se enamoró de una chica que entró a trabajar con la familia, e incluso a escondidas se veía con ella. Al poco tiempo, la mamá se enteró de lo sucedido y corrió de inmediato a la muchacha.
La mamá afirmaba que nadie merecía el amor de su hijo, solo ella, cuentan los relatos, y tal amor se habría vuelto más allá del fraternal y ambos tendrían una relación de pareja.
Consecuencias en la Casa de las Culebras

Luego de sostener relaciones, la leyenda cuenta que de pronto ambos fueron envueltos en el cuerpo de una culebra, y así habrían quedado hasta su fin.
Otras personas también afirman que la madre e hijo estarían atrapados de por vida en un pozo subterráneo como parte de un castigo divino.
Incluso, quienes se han atrevido a visitar la Casa de las Culebras afirman que ambas personas se asoman por la casa, situación que ha hecho del lugar un gran atractivo en Sonora, que es una visita turística obligatoria.
Fuente: El Sol de Hermosillo