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En la historia de Tijuana está escrita la de las lluvias de 1993, un periodo que impactó a los ciudadanos y que dejó lecciones que se toman en cuenta en la actualidad.
En enero de 1993 ocurrieron lluvias extraordinarias que desencadenaron inundaciones severas en Tijuana. Se registraron más de 40 muertos, se produjeron daños por varios millones de dólares y se paralizó la vida de la ciudad durante casi un mes.
Tijuana ha sido testigo de múltiples historias a lo largo de los años, sin duda, una de las más impactantes para la población fueron las lluvias que azotaron la ciudad en enero de 1993, una de las tragedias más grandes en la historia de la región que dejaron la pérdida de un centenar de vidas.
Todo comenzó en la madrugada del 5 de enero de 1993 cuando el fenómeno meteorológico conocido como «El Niño» se manifestó en la región. Las precipitaciones alcanzaron niveles nunca antes vistos, registrándose en apenas dos minutos la cantidad de lluvia correspondiente a todo un año. Con un acumulado de 300 milímetros en solo 24 horas, la lluvia superó por mucho la capacidad de respuesta de la infraestructura de la ciudad.
Las autoridades, pese haber pronosticado lluvias fuertes, se sorprendieron por la realidad intensa del fenómeno. Más de 8 mil ciudadanos tuvieron que ser evacuados ante el riesgo inminente de inundaciones.
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Según registros de Protección Civil, se contabilizaron al menos 110 personas que perdieron la vida, algunos ahogados, otros arrastrados por las corrientes de los arroyos y varios sepultados bajo deslaves de tierras y lodo.
Un desafío para la infraestructura de Tijuana
El Centro Nacional de Desastres establece que la tolerancia de lluvias en Tijuana es de 38 milímetros en un mes. Sin embargo, ese día la ciudad experimentó un desafío monumental cuando cayeron aproximadamente 300 milímetros en menos de 24 horas. Los estragos de esa lluvia paralizaron la vida cotidiana durante casi un mes.
Pese a las advertencias, el entonces alcalde Héctor Osuna Jaime se mostró renuente a solicitar ayuda de las autoridades estatales y federales. No fue sino hasta casi un mes después que se aceptó la intervención del ejército, implementando el Plan DN-III para hacer frente a la magnitud del desastre.
Lluvias de 1993 dejaron una lección a autoridades de Tijuana
Las lluvias de 1993 dejaron marcada a la población de Tijuana, pero también sirvió como una lección que se sigue tomando en cuenta a 30 años de lo acontecido.
La falta de infraestructura pluvial y los cortes indebidos de tierra fueron identificados como factores clave que contribuyeron a la magnitud de este desastre natural. Como respuesta, se acordó la construcción de una red de canales pluviales para prevenir situaciones similares en el futuro.
¿Por qué fueron tan fuertes las lluvias de 1993 en Tijuana?
La inundación de Tijuana en esta época se debió a las intensas lluvias provocadas por el sistema meteorológico “El Niño”. Este fenómeno climático ocurre en el Océano Pacífico ecuatorial, y se caracteriza por el calentamiento anormal de las aguas superficiales de la región, lo que tienen un impacto significativo en los patrones climáticos globales.
Ese 1993, “El Niño” generó precipitaciones extraordinarias en Tijuana, las cuales superaron significativamente la capacidad de drenaje de la ciudad, resultando en una inundación que quedó para la historia de la ciudad.
La importancia de la buena planeación urbana
A pesar de estas medidas de mitigación, cinco años más tarde, en 1998, Tijuana se volvió a enfrentar a inundaciones, aunque de menor magnitud, dejando en claro que aún quedaba trabajo por hacer.
La falta de desagües adecuados y el taponamiento de cauces en zonas de riesgo provocaron la pérdida de vidas nuevamente. Para evitar repeticiones, se intensificaron los esfuerzos en la creación de infraestructura pluvial y se establecieron consejos estatal y municipal de Protección Civil que coordinan acciones para actuar a tiempo en caso de emergencia.
Hoy, el recuerdo de las lluvias de 1993 queda en la memoria colectiva de Tijuana, no solo como un recuerdo trágico, sino como un recordatorio constante de la importancia de la planificación y la respuesta efectiva ante fenómenos naturales que desafían los límites de la tolerancia de una ciudad que sigue creciendo.
¿Te tocó vivir esta catastrofe natural?
Fuentes: TV Azteca Baja California, El Universal, Frontera Norte